En el Festival Zacatecas del Folclor Internacional 2024, la riqueza cultural y la diversidad de las danzas tradicionales se han puesto de manifiesto en una celebración vibrante que reúne a naciones de todo el mundo. Bolivia y Panamá, con sus profundas raíces culturales y un patrimonio artístico notable, han mostrado al público sus tradiciones en una experiencia cautivadora. En entrevista con destacados bailarines de ambos países, se exploró parte de su historia y cultura.
Bolivia: Una Sinfonía de Colores y Tradiciones
Bolivia, conocida por su multiculturalidad, destaca por la variedad de danzas y vestimentas que reflejan sus diversas regiones. Paola Llanos, bailarina de 25 años originaria de Bolivia, comparte con entusiasmo su experiencia en el mundo de la danza. Paola comenzó su trayectoria hace tres años, atraída por la emoción y la expresión que el baile le proporciona. Desde pequeña, la danza ha sido una parte integral de su vida, participando en festivales escolares en su país natal.
Describió que Bolivia se caracteriza por una rica tradición en danzas regionales como la “Morenada” y el “Caporales”, cada una con su propio estilo y significado cultural. La “Morenada”, por ejemplo, es conocida por su impresionante vestuario y su potente energía, mientras que el “Caporales” se destaca por sus movimientos alegres y la vibrante vestimenta que representa la herencia cultural de la saya.
Cada danza boliviana no sólo refleja la estética y la energía, sino también historias profundas. Paola explica cómo “Cueca Paceña” representa la elegancia histórica y la influencia de la colonización española, mientras que el “Tinku” es un símbolo de las tradiciones de la región de Potosí, con trajes diseñados para adaptarse a su clima frío y bordados que narran historias de celebración.
Paola ha tenido la oportunidad de presentar su arte en Zacatecas por primera vez, una experiencia que describe como un torbellino de emociones. Según comentó, mostrar la cultura boliviana en el extranjero es un honor y una valiosa oportunidad para compartir su rica herencia con el mundo.
Panamá: Un Crisol de Influencias y Ritmos
Por otro lado, Panamá también ha llevado su riqueza cultural a Zacatecas a través de sus representaciones folclóricas. Ani Ortega y Antonio Castillo, bailarines de Panamá, nos brindan una visión fascinante de la cultura de su país. Con 28 y 31 años, respectivamente, ambos tienen una trayectoria significativa en la danza folclórica panameña.
Panamá es conocida por su diversidad étnica y cultural, resultado de la mezcla de razas que llegaron al país durante la construcción del ferrocarril interoceánico y el Canal de Panamá. Esta diversidad se refleja en sus danzas, que incluyen influencias africanas, europeas y nativas. Ani, quien comenzó su carrera en el ballet clásico, se enamoró de la danza folclórica panameña por su pasión y la sensualidad de sus movimientos. Antonio, con más de 20 años en la danza, se sintió atraído por la energía alegre y vibrante de las danzas afrodescendientes.
Entre los bailes que han presentado en el festival se encuentran las representaciones de los “Congos”, una danza histórica vinculada a las luchas de los esclavos africanos en Panamá. Estos bailes, cargados de historia y resistencia, son un homenaje a la herencia africana del país.
Ani y Antonio relatan que han tenido la oportunidad de presentar su arte en diversos países, incluyendo Estados Unidos, Colombia y Costa Rica. Su experiencia en Zacatecas según destacaron ha sido especialmente positiva, destacando la calidez y el respeto que han recibido del público y de la comunidad local.
Tanto Paola como Ani y Antonio han expresado un profundo orgullo y emoción al representar sus respectivas culturas en el extranjero. Para ellos, cada presentación es una oportunidad para compartir su historia y patrimonio con el mundo, mientras que el nerviosismo y la ansiedad previos al escenario son una parte natural del proceso.
El intercambio cultural en eventos como el Festival Zacatecas del Folclor Internacional no solo enriquece a los participantes, sino que también permite al público apreciar y comprender la diversidad del mundo. A través de la danza, los países muestran la esencia de sus tradiciones, conectando a las personas más allá de las fronteras y celebrando la riqueza de la herencia cultural global.