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miércoles, 24 abril, 2024
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Pandemia educativa, ¿símil de Covid-19?

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

No hagas de tu cuerpo
la tumba de tu alma.
Pitágoras

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Espero y el título del presente artículo sea solo una metáfora. De siempre, el sistema educativo ha estado necesitado de algo, lamentablemente, nunca se le ha puesto la atención requerida. Este sistema, de cuarenta años a la fecha se ha ido deteriorando de manera paulatina debido a los intereses de grupo, dejando en el olvido los institucionales; estos grupos –empresariales, políticos, religiosos, etc.-, han mostrado de siempre, mucha voracidad por posesionarse de la educación y, someterla a la voluntad e intereses ajenos a las necesidades sociales. Esta situación me remite a pensar que, desde aquellos tiempos ya vivíamos una pandemia educativa, misma que, con la pandemia sanitaria –Covid-19-, empeoró todavía más la dinámica educativa.

Como bien lo menciona Fernando Savater en su obra “El valor de educar”; la sociedad culpa a la educación de todos los males que padecen tanto la sociedad como la educación misma, por tal motivo, erróneamente le endilgan la responsabilidad a los maestros para que sean correctores de estos males. Dice además el citado autor que con verdadero pesimismo –espero y no sea ese mi caso-, puede hablarse mal de la educación, afirma además lo siguiente: se necesita el optimismo para hablar bien de ella, incluso, para estudiarla; los pesimistas podrán ser buenos domadores, no así buenos educadores.

Esta sociedad se encuentra enferma, ha sentido por años una pandemia que ha mostrado varios síntomas: sujeción, sumisión, enajenación, deterioro social, etc. En sí, una desigualdad económica, social y educativa; la presencia del Covid-19 ha sacado a la luz mucho más de los males que creíamos existían en el ámbito educativo, tan es así que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), asevera que de mil seiscientos millones de estudiantes en el mundo, quinientos cuarenta millones no tienen acceso a la enseñanza a distancia y, como suele suceder, este tipo de males afecta con mayor intensidad a las sociedades con menos recursos económicos (La Jornada Zacatecas. 25/01/21, p. 2).

Según informe de la ONU, y en alusión a las dos pandemias –la educativa y la del Covis-19-, México es considerado un país de ingresos medios, sin embargo, la suspensión de las clases presenciales puso al descubierto las enormes brechas existentes en el acceso a la información y la comunicación. Esto, trajo como consecuencia el que se hiciera todavía más notorio tanto el retraso como el rezago educativos; millones de niños y adolescentes particularmente de medios rurales, no tienen acceso a estas tecnologías, situación que hace todavía más grave el problema.

Tanto familiares de alumnos así como educadores, han realizado gastos adicionales significativos para poder acceder a las exigencias y/o necesidades que la modalidad de educación a distancia requiere; por ello esa aseveración de que la pandemia educativa hoy día, va de la mando con la pandemia sanitaria, con la única diferencia en que la sanitaria lleva un año, y la educativa, muchísimos años. Creo, a estas alturas y en estas circunstancias, ningún reclamo debería hacerse a los docentes, ellos han dado lo mejor de sí, han sido espontáneos para enfrentar procesos que jamás imaginaron que se les presentarían.

Como consecuencia a lo aquí citado, el sistema educativo mexicano, con la llegada de la pandemia, empeoró todavía más; sus clase virtuales no han sido del todo benéficas puesto que ni maestros ni alumnos se encontraban preparados para enfrentar esta modalidad. Todos los actores del hecho educativo, adoptan posturas de desesperación y decepción dado que los aprendizajes tanto de docentes como de alumnos no han sido del todo significativos, esta situación ha ocasionado un incremento en la deserción escolar; se dice –cuestión de corroborar-, que en el ciclo escolar 2019-2020, la deserción en educación básica fue de cuatro millones de alumnos.

Ahora, con la llegada de la nueva Secretaria de Educación Pública, puede vislumbrarse una esperanza, sin embargo, a la fecha se ve que tiene más un proyecto político que educativo, deja entrever que sus aliados son más políticos que académicos; a reserva de que pueda estar equivocado, esta secretaria seguirá con las mismas inercias que el secretario anterior, se ocupará más por procurar su permanencia en el cargo que ocuparse por promover transformaciones educativas que beneficien a la sociedad. La Maestra Delfina -como se le conoce a la nueva secretaria-, se formó en las entrañas del charrismo sindical, sin embargo, podría afirmar que cualquiera que llegue a la Secretaría de Educación, sería mucho mejor que el ex secretario Esteban Moctezuma Barragán.

¿Será que con la Maestra Delfina habrá más de lo mismo?, esto es muy probable puesto que, hasta hoy a la mandataria no se le conoce un equipo de trabajo, mucho menos un proyecto educativo. Tal vez su historial es poco promisorio para este sistema dado que a la citada maestra, en su momento, la apoyó la organización Mexicanos Primero, misma que impulsó la reforma educativa que tanto rechazo tuvo por parte del magisterio. Por tal motivo, es como se puede afirmar que siempre, el sistema educativo ha estado sometido a la política neoliberal dado que sus propuestas tienen un tinte empresarial. Me parece raro que el Presidente de la República se haya fijado en ella para la Secretaría de Educación, pues nunca asumió esta, una posición crítica contra la Reforma Educativa del 2013, misma que el propio presidente cuando era candidato, la cuestionaba severamente.

Por último, por qué la afirmación de pandemia educativa, hasta ahora lo que se ha visto es que la política educativa de la cuarta transformación, no ha transformado nada y, la llamada Nueva Escuela Mexicana, es un cascarón sin contenido.

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