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jueves, 28 marzo, 2024
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Contraste, contrastante

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

En contraste de los mundos que son uno y son todos, a la vez, conllevan la unidad de lo diverso y no de lo que quisieran los poderosos: que la diversidad de lo diverso nunca fuera unidad de lo común, por compartido, y de eso trata su política, toda: que lo diverso nunca sea unidad de lo común. No sólo la política de medios, para evitar la compartición y, en cambio, prevalezca la división y si se puede, algo todavía más allá, el enfrentamiento, la lucha, aunque el rostro sea meloso, hermoso. El motivo de la lucha a evitar es lo de menos, la de clases era la más común, con todo lo soterrado de la realidad y del nivel social y cultural en que a diario ocurre y a pesar de la televisión, esa lucha sigue siendo la principal, lejos del objetivo estratégico televisivo que quisiera ver a todos, en todo momento, saltar del sofá, con euforia, y unidos por un comercial o muchos, parlotear en torno a la telenovela estrella y no. El telespectador, aún no cede plenamente a ese ideal televisivo, con todo y la diversidad de ambientes  y modas y modos de vida mostrados, a los que unifica el mercado sin aún lograr unificar sus mentes, las de todos, en donde estén, porque la concreta pluralidad misma de los hábitats genera formas de unir a la diversidad interna con base en los descubrimientos personales generados por la vida cotidiana y eso marca de determinada manera su existencia. Concreción que se procesa, igual como se genera, ¿fugacidad?, sin obstaculizar totalmente por eso mismo la emergencia de lo que luego será diverso.

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¿A qué viene todo esto? Sencillo, a tratar de encontrar sentido a la diversidad que se vive o que cada uno vive en forma cotidiana, la más de las veces hasta sin pensar, pero no sin sentir y esto sería un punto de partida para tratar de entender, qué nos sucede como sociedad y en la sociedad en que vivimos y estamos, no sin interacción, sino siempre en y con la perspectiva de la misma, ¿manifiesta al interactuar? Eso no es otra cosa que movilizar la diversidad en una sociedad y mundo, a los que se quisiera acotar culturalmente después de hacerlo en lo económico, mediante el mercado y las fuerzas sociales que lo crean y regulan de determinada manera y, al parecer, por períodos alternados de abundancia, crisis y escasez, como ciclo hoy distinguible, aunque con desigual temporalidad, a lo que se habría de sumar el también desigual impacto de los descubrimientos e invenciones conseguidas, a lo largo de la historia de la humanidad que ha marchado por períodos, humana y culturalmente distinguibles con base en los dominios o la interacción con los entornos, tanto de la naturaleza, como de la correspondiente sociedad, y cuya diversidad y capacidad de cambio de todos modos fluye, aunque no sin marcar con su particular actuar edades o épocas, dentro  de las que se producen temporalidades más cortas, hoy establecidas y reguladas por reglas, leyes, constituciones, instituciones, hoy tan minuciosas algunas que quisieran no dejar resquicios para permanecer ¿sin novedad? y volver la historia un continuum cotidiano y no de días, sino de trienios y sexenios, para no generar en la mente de la gente que su sociedad y cultura cuentan con o son hoy mecanismos políticos, sutiles y efectivos, para prevalecer en el poder y en el control del estado y el país, sobre todo un partido político, trienio tras trienio, sexenio tras sexenio. Excepciones ha habido, se les llama alternancia donde ocurre, pero luego, después de no tan breve período (12 años) sin novedad, nadie sabe, de qué fue alternancia y si los alternantes políticos hacen lo mismo, cuál fue la diferencia trazada, excepto la personal picaresca o pintoresca que los acompañó. De modo que, unos y otros, a lo mejor estudiaron bien el dispositivo jurídico para arribar, como sea, y saben los límites dentro de los cuales pueden controlar y evitar irrupciones de la lucha de clases, cualquier cosa sea eso hoy, si acaso existe y sus líderes la manipulan o no y cómo, ¿mediante el manejo de estímulos de carácter mercantil, propios del mercado en que se ha convertido la política? Ente absoluto, generador de poder institucional y capaz por ello de generar éxitos para el mercado y fracasos sucesivos para la que hoy es una cada vez más difícil ¿y débil? lucha de clases, organizada y con capacidad para ser una mayoría política efectiva a favor de los desposeídos y más necesitados de todo. Por ello, en México, no se ha necesitado generar e instaurar sistemas sociales más complejos, fluidos y responsables de prestar atención efectiva a los problemas económicos, políticos, sociales, culturales y de salud, por decir. Con tanta sutileza y reconocimiento cuenta hoy el poder político que ni el respeto al voto libre y efectivo está consolidado, a pesar de los institutos creados para ello. ■

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