La narrativa opositora construida por la oposición al gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y a la Cuarta transformación (4ª T), contiene como una de sus columnas vertebrales la idea de que la forma de gobernar de AMLO ha provocado una polarización sin precedentes del conjunto de la sociedad. La consigna es repetida una y otra vez por los distintos conductores y comentaristas que han copado los espacios de noticias, comentarios y análisis, de casi la totalidad de los medios de comunicación masiva. La importancia de esa pieza del discurso opositor queda de manifiesto con el hecho de que hasta uno de los aspirantes a la candidatura de presidencial de Morena, el senador Ricardo Monreal, ha incorporado en su discurso programático la oferta de “reconciliar” al país, aceptando implicitamente que el presidente es el responsable de la polarización.
Los opositores desean reducir el debate al intercambio de opiniones sobre temas de coyuntura, a veces irrelevantes, que cotidianamente publican los medios y se tratan en las conferencias matutinas de AMLO, cerrando el paso al debate de las causas estructurales que explican que nuestro país sea un territorio de la desigualdad y la polarización social, desde la década de los años ochenta. No quieren que recordemos que la crisis global del capitalismo de los años setenta, fue la oportunidad para que la tendencia neoliberal del PRI encabezada por Miguel de la Madrid y luego por Carlos Salinas de Gortari, utilizara el poder del Estado, cuyas riendas tenían en sus manos, para iniciar una profunda reforma del régimen político aplicando los dogmas del neoliberalismo o Consenso de Washington. Tampoco quieren recordar que esa decisión provocó una profunda fractura del PRI protagonizada por la corriente democrática encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y un reagrupamiento de las fuerzas de izquierda con la formación del PRD y ahora de Morena, por otro lado, de las fuerzas neoliberales con el acuerdo de cogobierno de facto entre el PRI gobierno de Carlos Salinas y el PAN, y ahora con Va por México. Esos han sido los dos polos políticos protagonistas de la política en México desde 1988, y todo indica que así será hasta 2024.
Al mismo tiempo, y como producto de la aplicación a rajatabla de las reformas estructurales, los salarios se desplomaron, se arruinaron millones de campesinos, se abandonaron gradualmente los sistemas de salud y educación pública, para preparar el camino a su privatización. Se privatizaron miles de empresas públicas propiciando el enriquecimiento salvaje de unos cuantos potentado, y el abandono de Pemex y la CFE llegó a limites criminales. La compañía Luz y Fuerza del Centro fue desmantelada generando 40 mil despedidos. Todo ello ocurría con la cobertura de un sistema de medios de comunicación siempre dispuesto a justificar esas políticas y a satanizar a los opositores, con campañas como aquella de que AMLO “es un peligro para México”. Hoy ensayan campañas de odio similares con el tema de la inseguridad y la violencia.
La irresponsabilidad y ambición de los gobernantes neoliberales queda de manifiesto también si se observan las gráficas que muestran la evolución de la actividad de los cárteles delictivos en nuestro país. Es irrefutable la conclusión de que Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña crearon las condiciones para su fortalecimiento y expansión a todo el país. El proceso judicial a que está sujeto en Nueva York Genaro García Luna, secretario de Seguridad en el gobierno de Calderón, probará sin lugar a dudas que ese gobierno tenía acuerdos con el crimen organizado y que, por lo tanto, AMLO hizo lo correcto al desmantelar sus instrumentos, como la Policía Federal. Los datos oficiales de este mes muestran que los delitos del fuero federal están disminuyendo, lo mismo que los homicidios, aunque en menor proporción. La Guardia Nacional está avanzando hacia su madurez y ya se han construido casi 300 cuarteles en todo el territorio.
Los neoliberales del PRI y los del PAN, fuera del Gobierno Federal por primera vez, se encuentran desesperados porque no encuentran los temas que les permitan recuperar la credibilidad perdida, ni los procedimientos para promover liderazgos que garanticen su precaria unidad. La población ya observa los beneficios de la política energética del gobierno y asumió que fueron mentiras las predicciones catastróficas de que el peso se devaluaría, y de que no habría vacunas para todos. Los trabajadores perciben la voluntad gubernamental de incrementar los salarios y abrir paso a la libertad y la democracia sindicales. Por más que le buscan no encuentran pruebas de corrupción del presidente y su círculo cercano y cada día son más los políticos corruptos procesados. Por lo anterior, la gente menos va a creer que AMLO divide al país cuando todos los días somos testigos de las noticias falsas, calumnias y hasta insultos contra su persona y su familia, que difunden sin rubor alguno.
