Tras el delicado reporte de salud del Papa Francisco, su papel ha sido fundamental en la Iglesia Católica y constituye un ejemplo de fe para los católicos mexicanos.
En ese sentido, la Hermana Marlene Padilla Cerna, miembro de la Congregación de las Oblatas Diosesanas de San José en Zacatecas, explicó con detalle su obra y trascendencia dentro de la Iglesia Católica.
Informó que el Papa se considera el sucesor directo de los apóstoles, particularmente de San Pedro, a quien Jesucristo eligió para ser la cabeza de su Iglesia. Detalló que, como sucesor de Pedro, el Papa tiene la autoridad y la responsabilidad de guiar a los católicos, no solo a través de su liderazgo espiritual, sino también mediante su presencia global, que se extiende más allá de las fronteras de un país o continente.
Padilla Cerna destacó que el Papa Francisco, como líder de la Iglesia Católica, tiene la misión de mantener viva la tradición del cristianismo mientras adapta la Iglesia a las realidades sociales contemporáneas.
Por ello profundizó en el impacto de las cartas encíclicas del Papa, que son documentos escritos con el fin de ofrecer orientaciones tanto espirituales como sociales a los católicos y al mundo entero, fomentando la reflexión sobre temas importantes. Hasta 2025, el Papa Francisco ha emitido cuatro encíclicas.
La primera, Lumen Fidei (2013), se centra en la fe, destacando su papel como la luz que guía a los cristianos a través de la vida, y llama a renovar la confianza en el amor de Dios. En Laudato Si’ (2015), el Papa hace un llamado a la acción para enfrentar la crisis ecológica, destacando la importancia de proteger el medio ambiente y fomentar una «conversión ecológica» que permita vivir en armonía con la creación.
La encíclica Amoris Laetitia (2016), aborda el tema de la familia, destacando el amor y el respeto como pilares fundamentales, pero también subrayando la necesidad de una pastoral inclusiva que acompañe a las familias en situaciones complejas o difíciles, especialmente aquellas que enfrentan rupturas o problemas de convivencia. Finalmente, Fratelli Tutti (2020) invita a una reflexión sobre la fraternidad y la amistad social, proponiendo un modelo de respeto mutuo, diálogo, solidaridad y paz, en la que se reconozca la dignidad de todas las personas y se promueva el bien común.
La Hermana remarcó que el Papa ha sido muy claro en su posición sobre la no exclusión, diciendo que la Iglesia no rechaza a nadie, instando a los católicos a acoger a todas las personas sin juzgar, con un acto de misericordia y respeto que refleja el mensaje de Cristo.
En ese enfoque, Padilla Cerna destacó la actitud inclusiva del Papa, con su frase «¿quién soy yo para juzgar?», que se ha percibido como aceptación a la comunidad LGTBQ, que históricamente ha sido marginada por la Iglesia.
Asimismo, mencionó algunas de las iniciativas lideradas por el Papa, como la Colecta Mundial de Misiones (Domun), que han tenido un impacto directo en las comunidades más necesitadas. Relató cómo, en situaciones de emergencia como la inundación en Alta Mira, Guerrero, en 2013-2014, el Papa envió fondos para ayudar a restaurar las viviendas de los damnificados.
El Papa Francisco ha protagonizado numerosos momentos históricos que han marcado profundamente su pontificado y la dirección de la Iglesia Católica. En su empeño por subrayar la misericordia y la acogida a los más necesitados, inauguró el Jubileo de la Misericordia en República Centroafricana, un país devastado por la guerra, donde resaltó la importancia de que la Iglesia sea un «hospital de campaña» para aquellos que sufren.
Este énfasis en la acogida también se vio reflejado en su histórica reunión con el Patriarca Cirilo en Cuba, la cual abrió nuevas puertas para las relaciones entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa, a pesar de las tensiones geopolíticas que surgieron posteriormente debido a la invasión rusa de Ucrania.
Uno de los mayores logros del Papa ha sido su impulso al diálogo interreligioso, evidenciado en la firma del documento «Fraternidad Humana» con el Gran Imán de Al-Azhar en 2019. Este pacto promovió la cooperación entre cristianos y musulmanes, buscando la paz y la fraternidad entre las distintas religiones. No obstante, su pontificado también ha estado marcado por desafíos internos, como el robo y destrucción de estatuas indígenas durante el sínodo sobre la Amazonía, lo que reflejó la resistencia de algunos sectores conservadores ante las reformas que el Papa impulsa.
Además, el Papa ha sido firme en su postura respecto a la paz mundial, como lo demostró en su visita a Hiroshima, donde condenó la posesión de armas nucleares, un giro significativo en la enseñanza tradicional de la Iglesia sobre la disuasión nuclear. Durante la pandemia del COVID-19, también mostró su cercanía al sufrimiento global al rezar en la Plaza de San Pedro vacía, instando a la unidad y recordando la fragilidad humana.
Asimismo, su actitud reconciliatoria se manifestó cuando se disculpó públicamente con los pueblos indígenas de Canadá por los abusos sufridos en las escuelas residenciales, un acto que se sumó a sus disculpas previas en América Latina por los crímenes de la conquista.
El Papa Francisco cerró un capítulo histórico al despedir a Benedicto XVI en un emotivo funeral en 2023, un acto que simbolizó el cierre de una era única en la historia de la Iglesia, ya que los dos papas compartieron el Vaticano durante una década, dando fin a un periodo sin precedentes.
¿Quién es el Papa Francisco?
Jorge Mario Bergoglio, conocido como Papa Francisco, es el primer y actual Papa originario de América y pertenece a la Compañía de Jesús (jesuitas).
Nació el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Argentina, hijo de inmigrantes italianos. Antes de convertirse en sacerdote, estudió para ser técnico químico. Su vocación religiosa lo llevó a ingresar al seminario diocesano y al noviciado de los jesuitas en 1958. Tras completar estudios de filosofía y teología, fue ordenado sacerdote en 1969. Su vida y ministerio pastoral han estado marcados por la sencillez, la cercanía a los pobres y una fuerte dedicación a la justicia social.
Según la página del Vaticano, durante sus primeros años como sacerdote, Bergoglio enseñó en diversas instituciones educativas en Argentina, y también desempeñó roles importantes dentro de la Compañía de Jesús. Fue elegido provincial de los jesuitas en Argentina en 1973 y más tarde rector del Colegio San José.
En 1992, fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires y, tras la muerte del cardenal Quarracino en 1998, Bergoglio asumió el cargo de arzobispo. Durante la crisis económica de Argentina a principios de 2000, se destacó por su postura en defensa de los más pobres y vulnerables, y su mensaje de justicia social.
Su enfoque pastoral se centró en la misericordia, la apertura y la inclusión, y se preocupó por reevangelizar Buenos Aires mediante una evangelización profunda, atendiendo a las necesidades de los más necesitados y trabajando en estrecha colaboración con sacerdotes y laicos. En 2001, fue creado cardenal por el Papa Juan Pablo II.
Fue miembro de diversas congregaciones vaticanas y participó activamente en el Sínodo de los Obispos de 2001, donde subrayó la importancia de la misión profética de los obispos y la necesidad de predicar la doctrina social de la Iglesia. En 2005, participó en el cónclave que eligió a Benedicto XVI como Papa.
Antes de ser elegido Papa en 2013, Bergoglio ya era una figura influyente en América Latina, destacándose por su liderazgo espiritual y por sus esfuerzos en la renovación de la vida cristiana en la región. Durante su tiempo como arzobispo, promovió numerosas obras de caridad, como la campaña de solidaridad por el bicentenario de la independencia de Argentina.
Su visión para la Iglesia se basaba en un enfoque pastoral que abrazara a todos, especialmente a los más necesitados.