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jueves, 25 abril, 2024
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El disfrute de la lectura y un futuro promisorio (2)

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte •

Desde hace un buen tiempo, probablemente por la pérdida acelerada de los hábitos de lectura ha aparecido inmisericorde y aplastante una analfabetización galopantemente progresiva, que ha dado como resultado de que los mexicanos estemos entre los peores lectores del mundo y por consecuencia todas las iniciativas que cualquier ciudadano o un despistado miembro de alguno de los tres niveles de gobierno se aviente la puntada de echar a andar algún proyecto tendiente a mejorar la ignorancia que cada día esclaviza a esta nación, es visto con recelo extremo y tratado como un utopista recalcitrante o más moderadamente, es tratado como un soñador si no es que como un idiota irredento.

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De unas semanas a la fecha he estado planteando la posibilidad de que la ciudadanía aprenda a leer de forma práctica, entre otras cosas, los recibos de los servicios de bienestar que se utilizan en el hogar, como por ejemplo la cantidad de metros cúbicos de agua que se consumen en el hogar y en esta forma empezar a detectar los promedios de consumo por persona; para tener una mejor idea de las formas en que el líquido sagrado es utilizado y consumido en tareas tales como el aseo personal, la ropa, la comida, el aseo de los trastos y lo utilizado en el aseo del hogar.

Si en algún momento se pudiera lograr que las personas tuvieran las ideas bien claras sobre las formas en que cada domicilio consume el agua, es muy posible que por simple conocimiento se comenzara a desarrollar la conciencia que se necesita para hacer un uso educado y racional del agua y podría generalizarse hacia el consumo de otros servicios como la electricidad, la gasolina y el gas.

Pero cuesta trabajo admitirlo y causa mucha tristeza observar que la gran mayoría de los consumidores ni siquiera se preguntan si lo anterior puede o debe hacerse al no tener conocimiento de causa; pero lo más lamentable es que más de la mitad de las personas que debieran estar atentas a estas formas de consumo ni siquiera pueden leer lo que dicen sus recibos y pagan resignadamente lo que les cobran independientemente de lo correcto de los cobros que hacen las dependencias. Ni para que mencionar los cobros que se hacen desde las instituciones recaudadoras como las Secretarías de Finanzas municipales y estatales y el Sistema de Administración Tributaria (SAT).

Ante estas taras descritas anteriormente, no debe sorprenderse nadie por la aparición de hechos tan lamentables como la llamada Estafa Maestra, los “gasolinazos”, los fraudes electorales y otras calamidades que se han venido sucediendo en el país.

Entonces, habrá que pensar que los males que ha venido acarreando este país no son fortuitos. El estado apostó por el aplastamiento del Proyecto Educativo que se había venido afianzando desde el final de la Segunda Guerra Mundial; pero no hay que olvidar que los sistemas políticos le dieron prioridad a lo económico en detrimento de lo educativo para afianzar al monstruo del capitalismo. Basta recordar el aplastamiento brutal que se dio a todos los movimientos sociales que solicitaban mejores condiciones de vida colectiva, en muchas partes del mundo al final de la década de los sesentas y principios de los setentas: París, Tokio, Kent, Ohio, México, Praga, Santiago, Buenos Aires y mejor dejar de contar. Lamentable. Las consecuencias han sido desastrosas y ahora, el planeta enfrenta peligros irreversibles porque sus gentes no han tomado las medidas preventivas para contrarrestar este peligro inminente.

El gobierno de la Cuarta Transformación ha planteado la idea. Ahora bien, ¿los ciudadanos estamos preparados para una campaña nacional de alfabetización? ¿Está preparado el gobierno para ejercer esta titánica labor? Los gobiernos anteriores no sólo renunciaron a este esfuerzo, sino que hicieron labor de zapa para que la educación se fuera deteriorando a pasos cada vez más consistentes. Por eso, hoy día los egresados universitarios son cada vez más pobres en conocimientos a pesar de que cada vez se acumulan más papelitos (títulos) que son sólo eso, porque los centros de enseñanza de todos los niveles han desestimado el aprendizaje creativo y enriquecedor en la búsqueda de la sabiduría colectiva.

Sería bueno que se diseñaran sistemas de contingencias que permitan a la educación sentar sus reales y hacer de los mexicanos una población que aporte a la humanidad no sólo su cultura ancestral, sino que se vuelva vanguardia en la búsqueda del conocimiento y, contrario a los modelos de vida de hoy basados en el consumo irracional y el desperdicio, se puedan diseñar fórmulas y modelos de sistemas que permitan a la humanidad vivir mejor con menos en una convivencia armónica con la naturaleza. ■

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