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jueves, 28 marzo, 2024
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A pesar de los avances, aún persisten obstáculos estructurales: académicas

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Por: MARTÍN CATALÁN LERMA •

Como parte de las actividades para conmemorar el Día de la Mujer, académicas de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) participaron en el Foro “La mujer en la lucha sindical por la defensa de sus derechos”, en el que afirmaron que a pesar de los avances que se han logrado en materia de igualdad de género, aún persisten obstáculos estructurales a nivel socioeconómico, cultural e institucional.

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Imelda Ortiz Medina, directora de la Unidad Académica de Economía, relató los avances que se han logrado hasta el momento en lo que se refiere a los derechos políticos de las mujeres, pues tiene poco tiempo que pueden votar, por ejemplo.

Expuso que fue en 1923 cuando por primera vez fueron electas tres mujeres como diputadas en el Congreso de Yucatán, pero la elección duró muy poco porque fueron retiradas luego de la muerte de Felipe Carrillo Puerto.

Posteriormente, en 1924 las mujeres en San Luís Potosí tuvieron el derecho a participar en las elecciones municipales, pero un año después se les quitó ese derecho. En 1937, Lázaro Cárdenas presentó una iniciativa para que las mujeres pudiesen votar, pero no fue aprobada.

Según comentó, fue hasta 1953 cuando se decretó en el Diario Oficial de la Federación que las mujeres tenían derecho a votar y ser votadas. A nivel internacional, uno de los primeros países en instaurar el derecho al voto para las mujeres fue Australia, aunque solamente podían votar las mujeres blancas. El último país que ha avalado el voto femenino es Arabia Saudita en 2015.

Ortiz Medina manifestó que esto es importante porque “nos da una idea del grado de exclusión en el que hemos estado las mujeres en algunos sectores. A más de 60 años de que fuese reconocido el derecho de las mujeres en México, se han dado pasos fundamentales para cerrar la brecha de desigualdad, pero debemos estar conscientes que aún persisten obstáculos estructurales”.

Irma Floria García González presentó el tema “La trascendencia de la función de la mujer para la armonía social”, en el que señaló que la mujer tiene también un rol importante para generar los cambios que permiten reconocerse a sí mismas.

Se refirió a una palabra que se utiliza muy frecuentemente en la actualidad: empoderamiento. Consideró que éste hace pensar que las mujeres van a luchar en contra de los hombres, lo que ha llevado al surgimiento de términos como “feminazis”, que hace referencia a las mujeres que pretenden desaparecer toda cualidad de los varones.

Es decir, afirmó que las mujeres no son conscientes de los obstáculos que ellas mismas han permitido en su alrededor, a pesar de que hay muchos ejemplos que muestran que han logrado trascender en la vida social y científica.

No obstante, consideró que las mujeres han dejado pasar la oportunidad de impactar, trascender y alzar la voz para permitir que siga cierto sometimiento contra ellas en diversos aspectos.

Además, “estamos olvidando lo fundamental que es nuestra función como madres, como constructoras de paz. La sabiduría popular dice que eduques una mujer y educarás una familia, educa una familia y educarás una sociedad”, dijo García González.

Por su parte, Claudia Aguilar Torres intervino con el tema “Algunos escenarios para las académicas en la UAZ”, el cual es el resultado de un estudio realizado al interior de la institución.

Señaló que los escenarios adecuados tienen que ver con las condiciones materiales y laborales de las académicas, pero al ser el ámbito del conocimiento tan diverso, implica escenarios específicos, porque no es lo mismo pensar sobre los requerimientos que puede tener una investigación en las Ciencias de la Salud o de las Ciencias Agropecuarias.

Explicó que los académicos se enfrentan a una serie de dificultades para dar cumplimiento a la producción de conocimiento, lo cual es demandado por los sistemas y políticas educativas.

Asimismo, expuso que el clima laboral es un aspecto importante para que las académicas puedan desempeñar su quehacer en una situación de estabilidad emocional, en un escenario donde sus pares las reconozcan como tal, sin que hubiese acoso, intimidación o marginación por el hecho de ser mujeres.

Aguilar Torres indicó entonces que las condiciones de trabajo deben explicarse desde una perspectiva dual, objetiva y subjetiva, es decir, la jornada de trabajo, el salario, el tiempo de contratación y el medio ambiente, además de factores materiales y tecnológicos en los cuales los académicos se apoyan para desempeñar sus funciones.

Mariana Terán Fuentes, del posgrado en Historia de la UAZ, presentó el tema “La mujer universitaria y la lucha política en la universidad”, manifestó que no hay en la Universidad una política transversal que signifique un proyecto de ciudadanía y equidad de género.

“Debe haber una cultura por la conservación y preservación del medio ambiente, una cultura que valore las virtudes cívicas-democráticas, que deben encabezar las universidades, pero yo veo que estamos muy miopes, cortos, enanos. Lo digo como retos institucionales que nos hagan creernos ese lema de ‘el nuevo rostro universitario’”, expresó.

También opinó que en estos días en que se conmemora el Día de la Mujer prevalece una idea maniquea, pues el discurso habla de la mujer contra el hombre, o del empoderamiento de las mujeres, lo que significa un revanchismo.

Consideró entonces que una política de equidad de género debe asumirse y valorarse con responsabilidad, y la institución y los docentes deben asumir el reto y pensar en un nuevo consenso democrático.

Terán Fuentes expuso además que en la historia de la UAZ ha crecido paulatinamente la presencia de mujeres en el ámbito de la docencia. El primer Foro de Reforma, en 1971, por ejemplo, estuvo conformado por 14 docentes, todos hombres, y 16 estudiantes, todos hombres. Entre los funcionarios, de igual forma todos eran hombres.

Otro hecho importante fue el Movimiento de 1977, el cual representó un parteaguas para la institución. En ese sentido, la historiadora dijo que estuvo vigilado por la Secretará de Gobernación, quien envió agentes secretos para recabar información, y entre ellos hubo cuatro mujeres: María de la Luz Padilla Muñoz, Laura Cervantes, Laura García y Esther Cárdenas.

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