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viernes, 19 abril, 2024
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Universidad e inseguridad

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

No me explico cómo dentro de las instituciones donde se supone se forman las mujeres y hombres que demanda la sociedad para edificar mejores estilos de vida, se tolere o se solape la venta de sustancias nocivas para los jóvenes, ya no digamos la facilidad con la que cualquiera puede ingresar a las instalaciones para golpear, amenazar y agredir a la comunidad universitaria integrada por docentes, trabajadores y alumnos. Ya en otras ocasiones hemos acudido a las marchas que no sirven para nada pero que expresan nuestro repudio al secuestro u homicidio de estudiantes. Sin embargo, las marchas solamente son una válvula de escape a nuestra ira e inconformidad ciudadana contra las autoridades. Quiero referirme aquí, a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) identificada como el referente a seguir para las demás universidades del país en cuanto a su nivel académico, pero que ahora, deja mucho que desear debido a la pérdida de control que se tiene en materia de seguridad interna, a la postre, han sucedido homicidios, violaciones, venta de estupefacientes y otras bondades actuales sin que la justicia gubernamental pueda acceder para resolver en apoyo a la UNAM, los casos donde se cometen ilícitos bajo el argumento que se violenta la autonomía. Al respecto, quiero recordar lo que es la autonomía; de acuerdo con el Maestro Salvador Valencia Carmona, dicho término proviene de autos (por sí mismo) y, nomos (Ley) por lo que consiste en la facultad de una persona para generar sus propias normas, así sea de un individuo, una comunidad o un órgano del estado. El Maestro Valencia recupera el texto de la Ley de Autonomía del 26 de Julio de 1929 donde se otorga a la UNAM dicho privilegio en los siguientes términos: la autonomía de la Universidad Nacional, debía significar una más amplia facilidad de trabajo al mismo tiempo que una disciplinada y equilibrada libertad. En los hechos, tenemos qué replantearnos el fortalecimiento de nuestra autonomía como universidades y responder a la Alta encomienda que el estado nos ha conferido a las instituciones autónomas. En mi consideración, la autonomía no está peleada con la colaboración interinstitucional que tenga por finalidad garantizar la protección de los derechos humanos fundamentales de los universitarios, mejor aún, deben estructurarse estrategias de prevención y seguridad ante los altos índices de criminalidad que se tienen en el país, de lo contrario, le estamos diciendo a los delincuentes que pasen a las universidades a protegerse de los brazos de la justicia, si así fuere, estamos rebajando a la autonomía a un simple mecanismo de complicidad ante el cúmulo de ilicitos que se cometen. En este contexto, la universidad pública debe ser ejemplo de civilidad, justicia, equidad y legalidad, verla de otro modo sería igual a perdernos en el caos pues el único soporte moral y ético que tienen los jóvenes para salir de la adversidad económica es la educación; los otros caminos ya están trazados, son muy fáciles y en extremo cortos, ya que la delincuencia constituye una carrera que no genera antigüedad pese a sus beneficios inmediatos y efímeros. No debemos permitir el asalto de nuestras universidades, renunciemos a tolerar los brotes de inseguridad al interior de los espacios universitarios, fortalezcamos desde ya, nuestra normatividad interna y adoptemos estrategias de seguridad con apoyo y colaboración respetuosa a nuestra autonomía, con los órganos estatales que procuran y administran justicia. Sabemos que en el caso de Zacatecas, se trabaja muy lentamente en una Estrategia Integral de Seguridad Universitaria, similar a la que ya funciona en la Universidad de Guanajuato y, a partir de la cual, se pretende propiciar las condiciones institucionales para velar por la seguridad en los recintos y entornos universitarios, además de instrumentar las acciones de autocuidado, fomentar la cultura de prevención, así como la canalización, atención y seguimiento de incidentes entre la comunidad universitaria. Así las cosas, es urgente que en la Universidad Autónoma de Zacatecas se cuente con la citada estrategia integral de seguridad, pues ya hay indicios y eventos que están vulnerando los derechos de los universitarios. Tenemos focos rojos en algunas unidades académicas que no tienen bardas perimetrales, con múltiples salidas y entradas, sin control de acceso, sin vigilancia, sin mecanismos de detección de armas, drogas u otras sustancias por lo que cualquiera con una mediana inteligencia, puede irrumpir y afectar la seguridad de cualquier universitario. En la UAZ, tenemos la obligación de voltear a las otras crisis que tenemos aparte de la financiera; si nos preciamos de ser la materia gris de la entidad, construyamos una Universidad sólidad en sus instituciones y respondamos a la confianza que los padres de familia han depositado en nuestra institución, no esperemos a que se violente algún maestro o algún alumno o compañero trabajador, aprovechemos que dentro de la comunidad universitaria tenemos jueces, magistrados, abogados, peritos, sociólogos, psicólogos, criminalistas, arquitectos, ingenieros, políticos y demás capital humano para poder autogobernarnos adecuadamente, protegernos y prevenirnos ante la oleada de inseguridad que no tiene límites. ■

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*Integrante del Consejo Mundial para la
Defensa de los Derechos Humanos
[email protected]

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