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viernes, 29 marzo, 2024
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La presencia canina en el cine contemporáneo

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Por: ADOLFO NÚÑEZ J. •

La Gualdra 327 / Cine / Año del Perro

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En el cine moderno es común relacionar a los perros con situaciones caricaturescas o irreales, esto debido al gran número de cintas cuya presencia canina es de corte familiar, humorística o de animación.

La idea del perro en el cine en la mayoría de los casos se plantea de manera amigable, y su lugar y función en gran parte de las películas sólo resulta como un acompañamiento que bien se podría omitir sin afectar directamente a la trama.

A pesar de esto existen honrosas excepciones, donde los directores al comprender el profundo vínculo que puede existir entre un ser humano y su mascota, en algunas de sus películas han vuelto a este último parte fundamental de sus historias y de los conflictos suscitados en ellas.

En Beginners (2011), cinta dirigida por Mike Mills, conocemos a Oliver (Ewan Mcregor) un joven cuya concepción del amor es constantemente cuestionada como resultado de sus propias relaciones fallidas, así como la muerte de su padre (Christopher Plummer) quien meses antes de morir se declara abiertamente homosexual. El que parece saber más de la vida y el comportamiento humano es Arthur, el perro Jack Russell de Oliver, que constantemente le da consejos (los cuales aparecen en pantalla con subtítulos) para mejorar su vida personal y amorosa.

Por otra parte, en Paterson (2016), del director Jim Jarmusch, somos testigos de la rutina diaria que vive Paterson (Adam Driver) un chofer de autobuses adepto a la poesía. Cada noche Paterson visita el bar local para ver a sus amigos, y en ese trayecto siempre saca a pasear a su bulldog Marvin, una actividad que acrecienta más la sensación rutinaria, pero que en cada imagen repetitiva pero no idéntica muestra los ínfimos y pequeños detalles del día a día que jamás se repiten.

En la ganadora del Oscar, The artist (2011) se nos cuenta la historia de un actor de cine mudo (Jean Dujardin) su éxito, su fama y su posterior fracaso al negarse a hacer películas con sonido, cuando la industria hollywoodense dicta que ése es el futuro del cine. En todo ese tiempo su único acompañante es su perro, también un Jack Russell, y que se mantiene a su lado en los buenos y malos momentos.

Finalmente, en el plano animado, con Frankenweenie (2012), el director Tim Burton hace un sentido y profundo homenaje al cine de terror clásico con infinidad de referencias a películas como Frankenstein, Gremlins, Godzilla y Los pájaros. Aquí también plantea la posibilidad de revivir a un perro, como un reflejo del duro proceso que puede llegar a ser el duelo cuando se pierde a una mascota en la infancia.

La presencia canina es fundamental en nuestros recuerdos y experiencias, y como tal, es importante recordar que en el cine como reflejo del ser humano y de sus emociones también debe haber una cabida que refleje la importancia de los perros en nuestras vidas.

 

 

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