Entramos, cada vez más, en la sociedad del conocimiento. Eso significa que las actividades de la vida se hacen y resuelven con el conocimiento: producimos alimentos, nos vestimos, habitamos ciudades y hasta nos divertimos en base a construcciones cognitivas. Si así son las cosas, pues es extraño que en uno de los problemas más sentidos ahora mismo, como es la inseguridad pública, no se involucre al conocimiento para diseñar una solución. Las universidades son los espacios donde se genera y distribuye el conocimiento. Y las universidades estatales tienen la misión de atender a la entidad federativa que les da sentido de existencia. Por ello, la UAZ y demás universidades deben preguntarse si tienen la posibilidad de poner a trabajar su materia gris (que la tiene) en construir soluciones a este complejo problema. Y el gobierno tiene la obligación de escuchar y apoyar la elaboración de investigadores, docentes y estudiantes universitarios de planes y formas de acción que lleven a una situación de paz social a Zacatecas.
El pensamiento complejo es la manera de enfrentar los problemas actuales. No hay otra forma. Por ello, los estudiosos del Estado, de la administración pública, la juventud, la organización social, la economía del empleo precario, la psicología social y temas adicionales, juntos, pueden crear y poner en práctica el llamado principio de Emergencia que solucione el problema. Ese principio consiste en crear algo nuevo a partir de la coincidencia de distintos componentes. Como se crea la Conciencia a partir de la unión de neuronas. La complejidad no es encimar o superponer diferentes aspectos. Pues bien, la pregunta es, ¿los universitarios tendrán la capacidad de organizar la generación y aplicación de conocimiento en el tema complejo de la inseguridad pública que hoy padecemos? Y además, ¿el gobierno tendrá la altura de miras para coordinar las acciones de la academia, los actores sociales y sus propias estructuras gubernamentales? El tema de la seguridad ahora mismo es de tal complejidad que sólo con acciones concertadas de esta magnitud tiene posibilidades reales de ser enfrentado con éxito.
Diario hay asesinatos y los homicidas son menores de edad. Ese es un síntoma de brutal enfermedad social. ¿Qué se debe hacer en estos casos? ¿Cómo hay que hacerlo? Son respuestas que requieren de muchos estudios, no sólo generales sino aplicados al estado. ¿Qué se puede hacer en las condiciones específicas de Zacatecas para revertir esta lacerante realidad? Si los jóvenes están siendo parte de este mal, ningún futro promisorio podemos vaticinar. El cuerpo estará descompuesto para crear futuro. Hélices de violencia crecerán hasta hacerse cada vez más incontrolable. La manera de reacción de la sociedad es separando más el cuerpo y aislar ghetos problemáticos. La situación es de tal envergadura que si no se actúa con decisión y visión hoy, en poco tiempo será tarde. La explosividad social será inevitable. Pero a los líderes institucionales se les ve poco decididos y con escasa visión. Hay la posibilidad de hacer algo nuevo, los líderes institucionales, ¿lo harán?
