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viernes, 26 abril, 2024
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La cultura con valor en Zacatecas

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Por: CARLOS BELMONTE GREY •

La Gualdra 308 / Cultura: a un año de gobierno

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A propósito del primer año de gobierno de Alejandro Tello Cristerna, es momento de hablar del trato a la cultura y sus manifestaciones. Ésta no pretende ser una evaluación, dado que mi permanencia la mayor parte de tiempo en el extranjero, no me permite estar actualizado del todo de la situación zacatecana. Por eso sólo quiero recuperar tres elementos que mencioné hace más de un año cuando estaba el proceso electoral y se nos pidió realizar un video en donde decíamos qué era lo que esperábamos del siguiente gobernador.

Entonces comenté la importancia de definir el uso de la cultura, la función del Instituto Zacatecano de Cultura y de analizar la endogamia –o no- del ambiente. De estos tres me voy a referir sólo al primero porque me parece ser el que tiene primordial actualidad.

Las manifestaciones culturales pueden ser ornamentos, transes espirituales y sensoriales, ocio y fomento de habilidades. De entre ellas, es común poner de noción trascendente al compromiso social y político de las formas y de los discursos; sin embargo, es también común oponerse a esta noción con el grito de la libertad de expresión. Ambos argumentos me parece que son válidos.

Considero que sí es momento de montar discursos que clamen por el compromiso colectivo contra la inseguridad, que impulsen una memoria presente contra la naturalización de la violencia y contra el fin, sin alternativa, de una muerte inminente en cualquier momento del día.

Los discursos pueden -o no- ser violentos dardos rellenos de ira contra el gobierno o contra los delincuentes, pero quizás valdría más la pena rellenarlos de denuncia contra el olvido y contra el amorfismo de las víctimas. Insistir en recuperar eventos que han marcado la cotidianidad de la gente para que éstos se vuelvan caras del problema.

Y un último asunto, que siempre es la parte idílica de la educación y la formación artística, el apoyo a la creación de talleres de sensibilización cultural. Sigue siendo necesario invertir -y aquí sí corresponde directamente al gobierno- en patrocinar programas de formación cívica y moral propuestos por artistas y aplicarlos en las escuelas, barrios, colonias y demás comunidades.

Quiero cerrar este comentario recordando el proyecto de Pintura al Aire Libre de Adolfo Best Maugard. Su programa estaba destinado a inculcar en los niños el gusto por la pintura para que ellos mismos retrataran su entorno cotidiano sin limitarlo a consignas políticas y sí promoviendo el desarrollo del arte popular; los dibujos de los niños evocaron simbólicamente la presencia popular con ilustraciones de canastas de flores, fuentes, flora, fauna e imaginería religiosa. De esta experiencia, Maugard esperaba obtener un mestizaje visual entre los elementos del arte indígena, del español y de otras culturas, que con el desarrollo del instinto artístico del niño generaría de manera natural un arte permeado con una esencia “genuinamente mexicana”. Nosotros, podríamos esperar un esencia genuinamente pacífica.

 

* Doctor en Historia Social por la Universidad Jaume I, de Castellón, España; y en Estudios Hispanoamericanos, por la Universidad de La Sorbona, de París.

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_308

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