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jueves, 18 abril, 2024
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Mediación o promoción: ‘this is the question’ II

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Por: EDUARDO CAMPECH MIRANDA* •

La Gualdra 303 / Promoción de la lectura

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El mediador, bajo el paradigma del Programa Nacional Salas de Lectura, realiza un trabajo de más cercanía con el lector. Si bien es cierto que no media ningún conflicto aparente, sí tiende puentes entre el libro y el lector, considerando circunstancias, gustos, preferencias, propósitos de lectura. Aquí no es buscarle un lector a un libro, sino a la inversa, darle al lector el libro que le hará eco. Esto es posible trabajando conceptos medulares: otredad, resiliencia, hospitalidad, diversidad. Con ello “da vuelta a la tortilla”.

El mediador, si así lo desea y con el consentimiento del lector, indaga cuál fue la experiencia estética o emocional del lector frente a la obra, si el texto lo remitió a algún recuerdo, una anécdota, otras manifestaciones artísticas, si lo traslado a otros territorios, tiempos y espacios, si lo confrontó con el autor, si está de acuerdo con éste. El mediador no responde a cantidades, a multitudes, sino a procesos heterogéneos. Respeta, reconoce y valora el acervo cultural de cada uno de los asistentes. No importa, en primera instancia, la cantidad de libros leídos, por el contrario, cuánto cambió su percepción del mundo con la lectura.

El mediador sabe escuchar, pondera los silencios, no los cataloga como ignorancia, son parte de la introspección, de la digestión de palabras e imágenes mentales. El mediador ofrece un abanico de posibilidades al lector, en función de sus necesidades. La palabra del otro es importante en sus dos manifestaciones: la palabra escrita, del autor, y la palabra hablada, del lector. Invita al diálogo entre pares lectores sin hacer del libro verdad absoluta, objeto de culto. Sabe que hay límites, pero también posibilidades de transgresión de los mismos y expansión de territorios.

Si se observa detenidamente, aunque en apariencia se persiguen los mismos objetivos, no es así. Aunado a lo anterior están las metodologías y actitudes asumidas durante las actividades. Considero que el éxito o fracaso de los colectivos de lectura están en función de estos elementos y su relación con la lectura, el libro. No se trata, de ninguna manera, de bajar del pedestal al libro para colocar al lector. Se trata de reconocer, acordes con la teoría de la recepción, los aportes de uno y otro. Que en ese encuentro se reconozca que ni el libro tiene todo el conocimiento y virtudes, ni el lector es una caja hueca.

Creo, en resumen, dejando de lado un cúmulo de aspectos susceptibles a debatirse, que la diferencia primordial está en la perspectiva humana con la cual el mediador permea su labor. Simple y llanamente el ver al otro como deseamos que se nos vea. El mediador no enseña, prepara el terreno para que el otro aprenda, a su ritmo, con sus estilos e inteligencias. El mediador sabe que toda esta concepción es temporal y no definitiva.

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra-303

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