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martes, 23 abril, 2024
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La desigualdad según Clarisa Hardy

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Por: Patricia B. Cárdenas Delgado •

La desigualdad social es el origen de muchos de los problemas que enfrentamos todos los días. También es el yugo que somete a infinidad de familias, en México y en todo el mundo, a una realidad angustiosa, de pobreza e injusticia,  y en ocasiones, a una realidad violenta.

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Desde mi propia experiencia, al coordinar y disfrutar de distintas acciones sociales para alentar el empoderamiento y la mejora de la calidad de vida de mujeres en condición de vulnerabilidad, la cohesión y la inclusión social son principios fundamentales para combatir la desigualdad.

Según Clarisa Hardy, “la ausencia de cohesión social en las sociedades latinoamericanas explica la desafección y desconfianza en las instituciones políticas, siendo responsable de una baja calidad de la democracia”. Hardy es psicóloga y socióloga y ocupó el cargo de ministra de Estado de Chile durante el primer gobierno de la presidenta Michelle Bachelet.

Una de las estrategias sociales que ha tenido más éxito en los países latinoamericanos es el combate a la pobreza. Los progresos de este combate, al menos en América Latina, son de consideración. Mientras leo que de acuerdo con la Cepal, la población en condiciones de pobreza se redujo  casi 50% entre 1990 y el 2014, me pregunto por qué entonces sigue siendo tan notoria y descorazonadora la desigualdad en muchas comunidades de este país.

¿Por qué a pesar de que tenemos más trabajos y más riqueza seguimos encontrando las terribles consecuencias de la desigualdad social?

Clarisa Hardy, quien también es autora del libro Estratificación social en América Latina: retos de cohesión social (2014) y de otros tres libros más sobre derechos humanos y políticas públicas y sociales, nos advierte que “en efecto, se está reduciendo la pobreza, pero América Latina no está consolidando sectores medios ni sociedades seguras. Más bien, estamos en presencia de sociedades precarias”.

La precariedad no sólo tiene que ver con la falta de recursos económicos. En el ámbito laboral, por ejemplo, los trabajos de calidad, es decir, aquellos con una buena remuneración económica y las condiciones laborales idóneas, se concentran en un sector muy reducido de la población, mientras que la mayoría de los trabajadores tienen trabajos precarios.

La educación es otro de los sectores a los que también afectan la precariedad y la desigualdad. Me he dado cuenta, en muchas de las comunidades que he visitado, que las y los jóvenes intentan aprender en condiciones de precariedad que no son un aliciente que motive su interés por el estudio y la preparación.

A este tipo de educación están sometidos muchos estudiantes de colonias y municipios con un bajo desarrollo de la cohesión y la inclusión social, que por ende viven en condiciones de precariedad y que son producto de una desigualdad social extrema.

De nuevo, Hardy acude en nuestra ayuda: “Las desigualdades no han permitido que el crecimiento económico sirva para salir de la pobreza y consolidar condiciones económicas seguras en la mayor parte de las sociedades latinoamericanas”.

Para la exministra chilena, es necesario pasar de las palabras a la acción. Coincido con ella, si ya hemos establecido que la cohesión y la inclusión social son elementos fundamentales para la reducción de la desigualdad social, entonces es necesario que ahora nos dediquemos a la elaboración de políticas públicas que hagan efectivos estos principios en la vida de millones de mexicanos y latinoamericanos.

La construcción de un Sistema de Protección Social sin condiciones; el establecimiento de una agenda por la igualdad de las mujeres y la búsqueda de la sustentabilidad de la cohesión y la inclusión social son los tres retos que Clarisa Hardy sugiere que debemos emprender para luchar de forma eficaz en contra de la desigualdad social.

Creo que no debemos tomar el desarrollo de la cohesión y la inclusión social solamente como un asunto que le compete al gobierno. Estoy convencida de que el combate a la desigualdad supone un esfuerzo en el que deben participar todos los sectores de la sociedad. La solidaridad es para mí la estrategia idónea para eliminar todas esas muestras de desigualdad que sigo viendo y viviendo día a día en mi país. ■

 

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