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lunes, 15 abril, 2024
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Latín vivo en el español

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Por: JESÚS MARÍA NAVARRO •

La Gualdra 291 / Libros

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El latín ha recobrado importancia en todo el mundo, a tal grado que algunos expertos del continente europeo han expresado la posibilidad de que tome el papel que pretendía desempeñar el fallido esperanto: el de una lengua universal. Si bien esto es una mera probabilidad, hay razones claras y actuales para el estudio de esta lengua.

En Europa hay revistas que publican artículos en latín, incluso hay programas radiofónicos que incluyen intervenciones en esta lengua. En la revista Academiae Latinitai Fovendae, publicada en Lovaina, se recogen artículos de estudiosos de diferentes partes del mundo: Francia, Alemania, Finlandia, México, Sudáfrica y otros países; todas las aportaciones (o la mayoría) reportan un repunte, mayor o menor, en la revaloración de este idioma.

Vito A. Sirago, después de resumir la actitud histórica hacia esta lengua y hablar de épocas en las que estuvo a punto de “recibir el tiro de gracia”, dice respecto de la situación actual del latín en Italia: “Oggi il latino è tornato con onore nelle scuole umanistiche, sopra tuto nei Licei Clasici, che sono in piena rifioritura a confronto con altri instituti che tendono al depauperamento”; habla también de concursos como el Certamen Horatianum, en el que participa un buen número de estudiantes.

Aunado a todo esto, el estudio del latín tiene otras ventajas: por un lado, desde luego, es necesario para aquéllos que quieran habilitarse en la traducción de textos latinos; además de que hay un gran contingente de material novohispano y medieval sin traducir que puede ser objeto y fuente de investigación. Por otro lado, el conocimiento del latín nos ayuda a precisar los conceptos castellanos, pues casi un ochenta por ciento se deriva de esta lengua.

Hay vocablos que utilizamos cotidianamente sin saber su significado exacto. Lo que hizo ver la necesidad de estos apuntes fue el constatar que el verdadero sentido de algunas palabras del español es confuso o desconocido para los estudiantes, incluso para los de educación superior.

Al querer utilizar algunas palabras castellanas como ganchos mentales para el aprendizaje de vocabulario latino durante mis clases, constaté que su significado era desconocido o confuso para los alumnos, de ahí la necesidad de un glosario de etimologías latinas especializado en la palabras de uso corriente que se leen o se manejan con significado incierto o desconocido por no saber su origen. Tomemos solo algunos ejemplos: las palabras “federal”, “fiscal”, “suculento”, “ignominia”, “moral”, “penumbra” y “oneroso” —por mencionar sólo algunas— son parte del lenguaje activo de muchas personas que no identifican su significado preciso.

Esta lengua clásica es complicada si la abordamos en forma impropia. Afortunadamente, los estudiantes de habla hispana tienen una ventaja: los elementos que el español heredó de la lengua madre son muy abundantes. Un gran porcentaje de vocabulario, las conjugaciones y gran parte de la sintaxis española vienen del latín, es por esto que trataremos de acercarnos a éste a partir del enorme contingente que ya tenemos como hablantes de una lengua romance.

Estos apuntes no son un texto escolar, sino la conjunción de tres pequeños temas auxiliares relacionados por la necesidad de tener a la mano recursos que no se encuentran sistematizados en libros de texto; sin embargo, se consideran una buena base de conocimiento para la mayoría de los estudiantes que no continuará profundizando en esta lengua.

Los temas que se manejan en estos apuntes son tres: los problemas de la sintaxis latina que ofrecen mayor dificultad, un glosario etimológico y un glosario de locuciones latinas que han pasado tal cual al castellano.

 

 

Sobre este libro dice Luis Felipe Jiménez: “Bajo los anchos pliegues de la lengua española late todo el espíritu, toda la vida, toda la inquietud poética y prosaica, la expresión satírica, locuaz y, al mismo tiempo, serena y grave de aquel pueblo prodigioso que se llamó Roma; su amor a la naturaleza, su vida cotidiana activa y esforzada, su culto a la individualidad, que hizo de cada hombre un príncipe; la amplitud de miras que, yendo más allá del egoísmo, se difundió en la sociedad, en la civitas, para dar a la cultura humana toda su grandeza, todo el esplendor de que fue capaz. Jesús María Navarro en este maravilloso libro, rompiendo con el tedioso formato a que nos han acostumbrado los manuales de gramática latina, revive aquella sabiduría, el significado y el sentido de una lengua que, lejos de estar muerta, sigue viva entre nosotros. De alguna manera, cabe tildarlo de socarrón y sardónico, pues, mientras nos creemos tan modernos, tan tecnológicos, con lujo de minuciosidad lingüística y filológica, el autor se encarga de estirar esos anchos pliegues del español actual, sorprendiendo a los incautos con que cada día hablamos y escribimos —mejor aún— componemos nuestra vida con las resonancias de un latín inconsciente de trasfondo”.

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