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viernes, 29 marzo, 2024
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El hombre, un bien mercantil

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Por: ANABEL CERVANTES ALVA •

¿Qué factores determinan el carácter de lo humano? Definitivamente, una pregunta compleja; y en la búsqueda de respuestas, la interrogante no hace más que generar  incertidumbre.  Definir lo humano no debería estar condicionado por la interpretación que la clase dominante tenga sobre tal concepto, sin embargo ésta es la tendencia, lo que resulta lógico por obvias razones, aunque inconcebible; sobre todo cuando se intentan establecer parámetros y estándares que determinan la condición del potencial humano. Esto convierte a cada sujeto en un bien medible y mercantil, un instrumento capaz de ser adiestrado en torno a lo que tales estándares definen como calidad, vaciando su condición de ser en sí mismo para convertirle en un objeto de control, determinando su valor según el resultado de la subjetiva evaluación que organismos como la OCDE imponen a sus países miembros.

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De este análisis se desprende otro, ¿Qué clase de hombre requiere México para recobrar el impulso en lo que a educación respecta? Quizá, primero habría que analizar la clase de hombre que legisladores y gobernantes creen que necesitan; para luego deducir hasta qué grado el sistema resultó ser eficaz en su cometido, aquel gestado bajo un currículo oculto del que poco se comenta. Pues bien… en el pasado se luchaba por erradicar el analfabetismo, erradicar la pobreza, y formar conciencia patriótica; esto es lo que en apariencia se evidenciaba. Así, los alumnos ingresaban a las escuelas y recibían una formación uniforme; y  tal como se hace con un soldado, se formaban en filas para marchar al mismo son, gritando presente luego de escuchar su nombre, posteriormente eran evaluados para recibir un número que les decía quiénes eran en comparación a los demás, y nunca mediante una introspección y conocimiento de sí mismos.

Al igual que en una empresa, se forzó al alumnado a un horario y rutina dentro de muros espesos con colores deprimentes, sin material lúdico… (¿Para evitar distracciones? ¿o para evitar un verdadero desarrollo del potencial humano?) Se determinó el libro de texto como base para el aprendizaje, aunque se descubriera de inmediato que este recurso sólo remitía a la memorización. Años después de iniciada la educación pública “gratuita”, podemos resumir que parcialmente se erradicó el analfabetismo, que no se erradicó la pobreza y… quién puede saber si se logró sembrar en los mexicanos un sentido patriótico. Entonces… ¿Cuál ha sido la herencia que la escolarización ha dejado en la conciencia colectiva? Responder podría ser aventurado y al mismo tiempo lastimoso, pues no todo en la educación es menoscabo, y no todo lo que forma o deforma proviene de las aulas, como tampoco el sistema educativo es responsabilidad del docente.

La educación desde su comienzo, ha sido objeto de constantes reformas, que no son más que modificaciones superficiales, pues actualmente, su esencia perdura y seguirá existiendo por los resultados eficaces obtenidos hasta el momento; una terrible apatía y desinterés, que garantiza la perpetuidad de los poderosos. Ahora bien, si la educación en México no ha brindado buenos resultados en lo que al pueblo concierne, ¿Qué clase de hombre se debe formar para garantizar el éxito? Este país, requiere ciudadanos únicos, con conocimiento pleno de su potencial, solidarios a las causas sociales, con la posibilidad de desarrollar al máximo las capacidades que le garanticen mejorar su condición humana,  para el bien de sí mismos y de la colectividad. Desafortunadamente, este tipo de hombre no encaja en los ideales de quienes administran y gozan de los bienes nacionales, por ello, apagar la inquietud del autoconocimiento tan diverso y sustituirlo por un ideal de hombre mecanizado bajo ciertos estándares, resulta ser de bonanza garantizada. Esto justifica el por qué la educación básica en el México actual tan sólo es un eco del pasado; en sus muros resuena la campana que se convirtió en timbre,  se lee el libro que cambió de nombre, y un pizarrón verde convertido a blanco.

Para la clase dominante, los ciudadanos no son más que bienes mercantiles y las estrategias bajo su egoísta forma de concebir lo humano han dado como resultado una población que dejó de preguntarse a sí misma sobre el motivo de su existencia, se sufre más por el final de las telenovelas, por un partido de futbol perdido o por el traje que no combina con lo zapatos…. la parte humana se deshidrata, se marchita,  ¿acaso quedará de lo humano sólo huellas delebles? ¿O acaso el dolor es tanto que la negación es su alivio? Es necesario replantear la pregunta que interroga por el ser, como Martin Heidegger propone, y fomentar entre los estudiantes la inquietud de sí, como eje formativo. Entonces…“la nueva fase de la historia humana, si es que llega a ocurrir, no será un final sino un nuevo comienzo” (E. Fromm, p. 17).

 

*Integrante del Movimiento Magisterial

 

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