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martes, 16 abril, 2024
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Democracia, ¿una palabra inescrupulosa?

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Por: ZOELIA DEL CARMEN FRÓMETA MACHADO •

Si los griegos vieran en qué hemos convertido la democracia, pegarían el grito al cielo. Por todos lados escuchas o lees la palabra democracia. Resulta inquietante cuando estamos tan lejos de ser paradigmas en la actual sociedad.

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Habría que repasar a los filósofos que dejaron una lista invaluable de libros sobre el tema; pero más allá, la propia experiencia de lo que es la democracia para cualquier país y sus ciudadanos. Porque no existe democracia sin sociedad y no hay sociedad sin ciudadanos y no hay ciudadanos sin hombres, niños, mujeres y niñas. Todos juntos, con nuestra diversidad, siendo coocreadores de un proceso complejo, pero necesario para la evolución económica, política, social y cultural de un país.

Cuando el ciudadano, el principal actor en la sociedad, toma conciencia de su importancia, de su rol en el proceso constructivo de un mejor país; que los derechos y respeto por el otro, sea blanco o negro, azul o verde, rico o pobre, es obligación de todos; entonces, todas las dicotomías absurda, de superioridad y ego, falacias que se encuentran por todas partes, dejan de ser una creencia y puede comenzar a construir lo que sería una sociedad democrática.

Pero echemos un ligero vistazo al término democracia. Su origen se encuentra en el griego (democratía), y se compone de los términos (démos), que puede traducirse como ‘pueblo’, y (krátos), que significa ‘poder’. Es decir, democracia es una forma de gobierno del Estado, donde el poder es ejercido por el pueblo, mediante mecanismos legítimos de participación en la toma de decisiones políticas. Es una forma de vida en sociedad, que enarbola principios fundamentales como: protección de los derechos individuales, libertades civiles y la igualdad de oportunidades. Entonces pregúntese ¿Vive en una sociedad democrática?

Todavía hay quienes dicen que es una utopía de mi parte, creer que llegaremos en México a tener una sociedad verdaderamente justa. Que eso nunca será posible. Y sí, es cierto no será posible, mientras haya quienes crean que no es posible, no puede suceder en tu vida lo que no crees o aceptas.

¿Qué ha pasado con las aspiraciones, las esperanzas de los hombres y mujeres mexicanos?

¿Cuán grande es el dolor, la desesperación, la impotencia, que les impide defender lo que les corresponde?

Un país no es el coto privado de algunos pocos, mientras el resto se sumen en la desesperación y la miseria. Qué triste que muchos de los que pueden hacer algo, por muy pequeño que sea, sólo se encargan de engordar sus arcas, mientras sus gentes, su país, el que le vio nacer; se sumerge más y más en la desesperanza e injusticia.

Comencemos por dejar de lado todo tipo de discriminación y veamos en los demás un yo. Es hora de comprometernos, responsabilizarnos con nuestros actos, con nuestras palabras. No basta salir a la calle y enarbolar pancartas, gritar. Hay un compromiso que todos y cada uno tiene como ciudadanos, y es ahí, donde debe radicar la fuerza, la pasión, la entrega en busca de una democracia sana, liberadora. ¿Por algo naciste en este país y no en otro?

Para algunos será difícil, pero hay muchos que ya lo están haciendo, sólo tienes esta vida, este momento, para que asumas, la responsabilidad de tu vida y tu rol, en esta sociedad que has escogido vivir, aunque lo dudes.

No puedes ir por ahí, diciendo que eres un mago, sin demostrarlo, porque llegará el día que la gente no te crea más. Vivimos con las máscaras y las etiquetas puestas un año y otro sin atrevernos a dar la cara. Un país para crecer no necesita que enarbolemos todo el tiempo las memorias pasadas; un país necesita vivir de la grandeza de sus hombres y mujeres del presente.

¿De qué sirven una democracia si no puede aliviar el hambre de los niños de la calle, si no pueden amparar a 43 jóvenes de la injusticia y la muerte? ¿Acaso necesitamos más cadáveres para comenzar a creer, a ser consciente de que nuestra es también la responsabilidad? ¿Dónde ha quedado la prudencia y la cordura en estos días? ¿A dónde iremos a parar entre tanto desatinos?

“La muerte de cualquier hombre me disminuye, porque soy una parte de la humanidad”, escribió el poeta inglés John Donne. Yo diría, porque en mí esencia más profunda, soy la expresión de Uno, que todo el Universo es.

Todo es perfecto en el Universo, tal vez estos momentos duros, de tantos actos dementes, y sufrimiento, sean los que nos permitan despertar a una nueva consciencia, a lo único que somos: Amor. ■

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