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viernes, 29 marzo, 2024
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¿Los derechos de los niños?

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Por: SOCORRO MARTÍNEZ ORTIZ •

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Durante las fiestas patrias alusivas al grito de la Independencia, en el Zócalo capitalino se presentó la oportunidad para la vejación de menores de edad  a través del manoseo de sus cuerpos, por parte de elementos policíacos, mientras en el Congreso de la Unión, la Cámara de Senadores debatía la iniciativa que, para trámite preferente presentó Enrique Peña Nieto el primero del mes actual, con el objeto de aprobar la Ley General para la protección de Niñas, Niños y Adolescentes, misma que, de no aprobarse entre ayer (jueves) y hoy viernes, lo será a más tardar el martes de la próxima semana, toda vez que el mandato constitucional otorga treinta días.

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La iniciativa del Presidente no contiene un regalo para los niños, tampoco se trata de un favor hacia ellos. Antes bien, él, como titular del Poder Ejecutivo y los funcionarios a su cargo, así como los otros dos poderes, tienen la estricta obligación internacional de proteger esos derechos y velar por su cumplimiento. A través de los medios, se ha informado que se desconoce quién ordenó llevar a cabo esa denigrante práctica que, en aras de garantizar la seguridad pública, ahora algunos justifican.

En el tiempo que lleva en discusión la iniciativa, que a la fecha ya son 25 días, los senadores han modificado  80% de ella, y se ha dicho que se trata de un proyecto que lejos de avanzar en esta materia, perece que va en retroceso. ¿Qué puede significar esto? Me atrevo a pensar que en la iniciativa, no se contempló que, esos derechos no son nuevos, ni están de moda, pues desde hace 90 años, la protección fue enunciada en la Declaración de los Derechos de los Niños, en Ginebra en el año de 1924.

Posteriormente, en el mes de noviembre de 1959, en un Tratado Internacional, los 78 estados que entonces componían la ONU, aprobaron de manera unánime La Declaración de los Derechos del Niño. Este documento lo conforman diez artículos: 1.- El derecho a la igualdad sin distinción de raza, religión, idioma, nacionalidad, sexo, opinión y política. 2.- El derecho a tener protección especial para el desarrollo físico, mental y social. 3.- El Derecho a un nombre y a una nacionalidad desde su nacimiento. 4.- El derecho a una alimentación, vivienda y atención médica adecuada. 5.- El derecho a una educación, y un tratamiento especial para aquellos niños que sufren alguna discapacidad mental o física. 6.- Derecho a la comprensión y al amor de los padres y de la sociedad. 7.- El derecho a actividades recreativas y a una educación gratuita. 8.- El derecho a estar entre los primeros en recibir ayuda ante cualquier circunstancia. 9.- El derecho a la protección contra cualquier forma de abandono, crueldad y explotación. 10.- El derecho a ser criado con un espíritu de comprensión, tolerancia, amistad entre los pueblos y hermandad universal.

No obstante, con la forma en que los policías trataron a los menores, violentaron muchos de los derechos que se enuncian. Y luego, se obliga otra pregunta: ¿Para qué servirá entonces, una legislación tan ajena a la realidad que viven los destinatarios de la aún iniciativa en debate? Una de algunas respuestas lógicas es, como en muchos casos, para convertirla en letra muerta. Bien redactada; con buen estilo; haciendo referencia a realidades ajenas a las que se viven y sin regular absolutamente nada, porque en estas circunstancias, no existen ni sujeto ni objeto a quienes realmente se aplique la norma y mucho menos se reconozcan derechos y, recíprocamente se impongan deberes.

Me da la impresión, de que se pretende que a los niños, se les involucre en la moda, en desacato de los derechos internacionales que se citaron. Por ejemplo uno de ellos es la educación. Desde mi punto de vista, no gozan plenamente de ese derecho. Lo que sí reciben en muchos casos, por parte de los gobernantes es lo que podría llamarse “educación a través de la tecnología”. Se les entregan computadoras y un sinnúmero de aparatos más, que no solamente les resta atención, creatividad, imaginación y capacidad, sino que además, les impide realmente escribir y leer con exactitud y precisión. Y es que sabemos que la lectura no implica la unión de letras, sino entender el significado de las frases, de las oraciones, de los signos de puntuación, etc.

Hay algo más grave todavía. Muchos niños y jóvenes no saben escribir su nombre… Es verdad, los nombres de personas carecen de ortografía y por tanto se debe respetar tal y como aparece registrado en su acta de nacimiento. Si alguien en su acta tiene su nombre Henrique Hortega Maxías. Así lo debe escribir y no Enrique Ortega Macías. Pues no. No siempre sucede lo correcto.

Todos los derechos de los niños deben ser acatados textualmente, de lo contrario, no sólo hay repercusiones graves en la educación, sino falta de respeto a su persona, como el manoseo del 15 de septiembre. ■

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