Los trastornos alimenticios son enfermedades graves que afectan no solo la salud física de las personas, sino también su bienestar mental y emocional. Carlos Alberto García Chávez, jefe del Departamento de Salud Mental y Adicciones de la Secretaría de Salud de Zacatecas (SSZ), se abordó la creciente preocupación por estos padecimientos en el estado y la importancia de reconocer sus señales de alerta a tiempo.
Los trastornos alimenticios, o trastornos de la conducta alimentaria, son afecciones médicas serias que afectan a la persona en múltiples niveles. Como explicó García Chávez, estos trastornos pueden poner en riesgo la vida de quienes los padecen, debido a la alteración en los hábitos alimenticios y la percepción distorsionada del cuerpo. Entre los más comunes en el estado se encuentran la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno por atracón y el trastorno de evitación o restricción en la ingesta.
Las causas de los trastornos alimenticios son multifactoriales y complejas. Si bien algunos estudios sugieren que puede haber una predisposición genética o biológica, García Chávez destacó que los factores psicológicos y sociales juegan un papel crucial en su desarrollo. En la actualidad, la presión por cumplir con estándares estéticos y la influencia de las redes sociales son factores determinantes. La constante exposición a imágenes de cuerpos ideales en plataformas como Instagram y TikTok, donde los «likes» y la aprobación social se han convertido en una medida de éxito personal, intensifican la obsesión por la apariencia física.
«Estamos en una época donde las redes sociales tienen un impacto muy fuerte, especialmente en los jóvenes. Esta sobreestimulación visual puede llevar a las personas a desarrollar trastornos como la anorexia, donde la percepción del cuerpo está distorsionada. A pesar de estar en un peso saludable o bajo, la persona se ve a sí misma con sobrepeso», explicó el especialista.
Detectar los trastornos alimenticios en sus primeras etapas es crucial para evitar complicaciones graves. Entre las señales más comunes, por ejemplo, de la anorexia y la bulimia están la pérdida excesiva de peso, una preocupación constante por la imagen corporal y la distorsión en la percepción del propio cuerpo. La persona afectada puede mostrar un temor irracional a aumentar de peso, incluso si está bajo de peso. Asimismo, es común que busquen formas extremas de controlar su ingesta alimentaria, como el ayuno, el ejercicio excesivo o el vómito inducido.
«Si se observa que alguien cercano tiene una relación poco saludable con la comida o empieza a evitarla, es importante intervenir. La negación es una de las características más comunes, y las personas con trastornos alimenticios suelen ocultar sus comportamientos», comentó.
Es fundamental no subestimar los trastornos alimenticios. Si se identifica algún signo o síntoma, lo primero es buscar ayuda. El maestro subrayó la importancia de involucrar a la familia y a las personas cercanas en el proceso de apoyo. Los trastornos alimenticios no solo afectan al individuo, sino que también repercuten en su entorno social y familiar, por lo que la comunicación abierta es esencial.
En Zacatecas, la Secretaría de Salud ofrece diversos servicios para quienes necesiten orientación o tratamiento. El maestro García recordó que, en caso de crisis, se puede contactar a la Línea de la Vida llamando al 800-911-2000, un servicio gratuito y confidencial que ofrece orientación profesional en salud mental y adicciones. Además, se cuenta con atención médica gratuita de primer nivel, centros comunitarios de salud mental, como los UNEMES CECOSAMA, que brindan atención especializada en trastornos alimenticios, adicciones y otros problemas relacionados con la salud mental.
Uno de los grandes obstáculos para tratar los trastornos alimenticios es la estigmatización. Muchas personas sienten vergüenza de admitir que tienen un problema y, como resultado, retrasan la búsqueda de ayuda. «Hay un gran tabú alrededor de los trastornos alimenticios y la salud mental en general. Las familias a menudo temen hablar del tema, temen ofender o incomodar a la persona afectada», comentó García Chávez.
Para el especialista, romper el silencio y fomentar un ambiente de apoyo es clave. «Es esencial que las familias se involucren y expresen sus preocupaciones de manera empática. Al abordar el problema desde un lugar de amor y apoyo, se puede motivar a la persona a buscar ayuda antes de que la situación empeore», añadió.
García Chávez concluyó con un mensaje claro: los trastornos alimenticios son enfermedades graves que requieren atención inmediata. La combinación de factores sociales, emocionales y biológicos que contribuyen a estos trastornos hace que su tratamiento sea complejo, pero no imposible. La clave está en el diagnóstico temprano, el apoyo familiar y el acceso a los servicios de salud disponibles. En Zacatecas, cada vez más personas están tomando conciencia de la importancia de tratar estos problemas, pero aún queda un largo camino por recorrer para garantizar que quienes lo necesiten reciban la atención adecuada.
«Lo más importante es que no estamos solos en esto. Si alguien está luchando con un trastorno alimenticio, o si un familiar o amigo está en esa situación, lo mejor que podemos hacer es hablar de ello, buscar ayuda y acompañar en el proceso de recuperación», concluyó el especialista.