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sábado, 10 mayo, 2025
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ZARCO, EL PERIODISTA DE LA REFORMA

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Por: SOCORRO MARTÍNEZ ORTIZ •

     Periodista paradigmático y paradigma de periodistas, Francisco Zarco ejerce el periodismo no como una actividad para vivir, ni siquiera como la vocación cumplida de un hombre de letras, sino como la forma más alta del quehacer político, con todo el  valor y la pasión que exige el debate ideológico, con toda la inteligencia y la capacidad creativa que demanda la gigantesca tarea de orientar a un pueblo en una etapa de definición histórica como la que le tocó vivir y de la cual es protagonista y testigo. Fue diputado en el Constituyente de 1857, ministro de Gobernación y de Relaciones Exteriores y Presidente de la Diputación Permanente, en esa actividad política ayudó a construir. En la trinchera de los liberales puros, el México moderno, pero su vida estuvo organizada alrededor de los periódicos, del pensar rápido que exige la noticia cotidiana y la prisa de la edición, del manejo cuidadoso de los argumentos para dar golpes contundentes al articulista adversario en la polémica, del enriquecimiento indispensable que supone el mantenerse informado para dar cuenta a los lectores de los acontecimientos. 

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     Como buen practicante del oficio, Zarco incursionó en todos los géneros, abordó una gama amplísima de temáticas y llegó a adoptar distintos tonos y aún estilos para lograr la adecuada adecuación entre forma y contenido. 

     Si hubiera que distinguir las vertientes más importantes en tan prolija obra, habría que señalar, entre otra la más estrictamente literaria, en donde Zarco intenta la descripción morosa de objetos de la naturaleza a la manera de pequeños retratos o naturalezas muertas, o bien de personas, sentimientos y conceptos abstractos, otros, en fin, en que en breves escenas o cuentos asume las tareas del narrador. 

     Otra vertiente, por lo general cumplida bajo el seudónimo de Fortún y en un tono de humorismo tenue da paso a la crónica que adopta la forma del artículo de costumbres, la reseña noticiosa de acontecimientos sociales y culturales, la crítica y aun lo que, leído a contrapelo, puede inscribirse en la teoría literaria. 

     Derivada de algún modo de su condición de autodidacta que estima indispensable una labor de difusión cultural, y proveniente igualmente de su vocación literaria, la vertiente de las biografías, en las que Zarco elige lo mismo a un príncipe que a un poeta, a un médico que a un pintor. En todos los casos, la biografía no se narra escuetamente, sino se inscribe en una reflexión más amplia que a veces lo conduce al terreno sociológico y otras a la caracterización de la cultura o al planteamiento de los problemas nacionales.  

     La vertiente más frívola que practicó Fortún, aunque, hecho sintomático, nunca Francisco Zarco, fue la reseña de modas, donde al lado de grabados con la descripción típica de un figurín de cualquier época, el periodista, al fin hombre de ideas, reflexionó sobre las formas, las causas, las extravagancias y la utilidad de las modas no solo en el vestuario sino en las costumbre todas y hasta en la prensa 

     Organizó su vida alrededor de una profesión política: el periodismo. Obviamente se trata de la más rica, la vertiente del escritor político, en donde Zarco, llevado por el carácter multifacético, que exige su profesión de periodista, prueba en este género en sí mismo, todas las formas y los tonos. Es historiador, cronista, teórico de la política en general y de la mexicana en particular. Polemista de colérico estilo cuando combate a los traidores de la Regencia y al príncipe extranjero, asume sin temor los rasgos de la prensa partidista e incluso del panfleto en su más alto sentido cuando él y sus compañeros de lucha lo consideran necesarios.  Sereno al aguzar la inteligencia para analizar los grandes problemas nacionales y plantear las alternativas progresistas, no desdeña la ironía para combatir al dictador Santa Anna, al partido y a la prensa de la reacción, al ejército invasor y a sus aliados. Mexicanos.

     Como suele suceder en la trayectoria periodística, con mayor razón cuando la prensa sufre la contundente cesura de la cárcel y la clausura, Francisco Zarco colaboró en varios periódicos y fundó y dirigió distintos órganos, siempre afiliados a la causa de la república, la democracia, la libertad y la reforma. En los 20 años que va de 1849 cuando empieza a escribir, hasta 1869 año de su muerte, Francisco Zarco publica en el Álbum Mexicano, El Demócrata, Ilustración Mexicana, El Siglo Diez y Nueve, Las Cosquillas, La Independencia Mexicana (de San Luis Potosí), La Acción (de Saltillo). Durante su exilio en Nueva York de 1865 a 1867, escribió para el Herald y envió colaboraciones a periódicos de Perú, Chile, Argentina, Uruguay y Venezuela como El Comercio, El Mercurio, La Nación Argentina, Reforma Pacífica y El Porvenir, mientras continúo publicando en periódicos del interior que podían acoger, sus textos como Idea Liberal, de Puebla. El Ferrocarril, de Orizoba y el Criterio, de Veracruz.

     Uno de ellos, merece mención especial se trata El Demócrata, fundado por Zarco y en el cual fue responsable de los editoriales, donde compartió créditos con Guillermo Prieto, Manuel Payno  y otros.  

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