Todos sabemos que la desigualdad es una manera de impedir el crecimiento económico, y de perpetuar la pobreza. Y sabemos también que la educación es la fórmula más importante para generar movilidad social ascendente, es decir, la manera más eficaz de disminuir la desigualdad es el impulso de la universalización de la educación. Sin embargo, la desigualdad educativa neutraliza la función de Movilizadora Social de la educación por lo que hay que generar estrategias inteligentes acompañadas de presupuestos progresivos en el sector.
Por ejemplo, un alumno de escuela privada tiene 3 veces más posibilidades de querer ir a la universidad que un alumno de escuela rural; y la probabilidad de ingresar a la educación superior es 14 veces (o mil 400 por ciento) mayor para un alumno no indígena que para uno indígena. Es decir, el acceso, la trayectoria, las condiciones y el aprendizaje están altamente condicionados por la posición social, la etnia o el lugar de nacimiento. Esto es, así como la educación puede mover la condición social, esta última determina la condición académica deteniendo la pretensión movilizadora de aquella. La correspondencia entre condición socioeconómica y el aprovechamiento académico es tan alto, que sin políticas realmente progresivas no es posible romper el círculo vicioso que se establece entre ellas.
Para construir una política pública efectiva que resuelva este problema se requieren estrategias multisectoriales y de alta coordinación, pero para estos gobiernos torpes y neoliberales es pedir mucho, lo más que podemos pedir es que generen escuelas para compensar las desigualdades sociales a partir de becas a los más desfavorecidos y de la dotación de infraestructura escolar especial en escuelas de zonas marginadas, o en condiciones favorables para poblaciones marginadas que desean entrar a niveles superiores de la educación. Veamos: en el quintil de ingreso pobre entran a estudiar sólo el 21 por ciento de su gente, mientras que los quintiles medios y favorecidos concentran casi el 80 por ciento. La pregunta es, ¿Cómo hacer para hacer posible que los pobres entren al bachillerato y luego a la licenciatura? Y también, ¿cómo hacer para que los pobres tengan niveles de aprovechamiento similares a los sectores medios de la población? A parte de estrategias pedagógicas innovadoras, se requiere presupuestos educativos con enfoque de equidad. ¡Pero los paquetes económicos son regresivos! Luego entonces, la injusticia social, la desigualdad y la pobreza seguirán siendo persistentes.
Una de las estrategias sencillas y más eficaces es la ampliación de las becas estudiantiles y la focalización de escuelas vulnerables para ser favorecidas en las políticas de equidad educativa. Amén de cambiar las lógicas con las cuales se construye la oferta educativa en la educación superior con el objetivo de que los egresados de las mismas efectivamente tengan empleo y además, impacten en el desarrollo de sus territorios. Pero poco vemos al respecto. Las autoridades hacendarias y las educativas (juntas) pueden hacer el milagro o perpetuar el infierno. En el paquete económico del año entrante, más bien, parece que seguiremos en lo segundo.