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lunes, 21 abril, 2025
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La lucha por la educación popular, una vieja historia

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Por: JOSÉ NARRO CÉSPEDES •

Este lunes iniciaron clases del ciclo escolar 2023-2024 unos 24 millones de alumnos de nivel preescolar, primaria y secundaria en medio de la polémica por la entrega de los nuevos libros de texto gratuitos mismos que no han sido distribuidos en algunos estados en tanto se resuelven amparos interpuestos.

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Como cada año, las niñas y niños mexicanos regresaron a las aulas. Nuevamente las ciudades y comunidades de todo el país vieron por sus calles a los niñas y niños somnolientos, excitados, temerosos y otros, resignados al regreso a la escuela.

Hoy se revivieron los rituales que año con año implican la repetición perpetua de un modelo de nación donde el Estado mexicano se compromete a brindar una educación universal, laica y gratuita, que es base de la búsqueda de justicia por la que muchas mujeres y hombres dieron la vida.

Es cierto, la normalidad que hoy se repitió en el inicio de clases, es una situación inimaginable antes de las luchas revolucionarias dadas a través de nuestra historia. Quede por ejemplo que durante el porfiriato (1880-1910) el 78% de la población mexicana era analfabeta. 

Tras la revolución de 1910, el camino de la educación popular en México se trazó en el Constituyente de 1916 y se plasmó en la Constitución de 1917 plasmando en artículo 3º la integración de nuestro país como una nación moderna. En él se plasmaron los esfuerzos de una generación de revolucionarios, que veía en la educación el factor esencial para la transformación de la sociedad.

Al discutirse el problema de la educación en el congreso, de hecho, se discutió toda la problemática del proceso de la historia de México, se analizaron los casos que provocaban el atraso del pueblo, las contradicciones a que durante un siglo se enfrentó la sociedad mexicana y se expusieron las razones de la propia Revolución que, precisamente, los diputados allí reunidos representaban.

En 1922 se distribuyen los primeros libros texto gratuitos, de los cuales, el libro de historia fue recopilado y escrito por Justo Sierra e Impresos por el Departamento Editorial de la Secretaría de Educación.

En 1934 se modificó el artículo 3º constitucional y se estableció que la educación que impartiera el Estado debía ser socialista, obligatoria y gratuita. Y es que, influenciada por los sucesos de la Unión Soviética y la instauración del socialismo, en combinación con la dolorosa realidad que vivía México tras la terminación de la Revolución mexicana, se impulsaron una serie de medidas que acercaban las políticas públicas hacia el empoderamiento de campesinos y obreros

A la lucha por la educación popular y la búsqueda de una educación pública, laica, gratuita habría que agregar el constante ataque que recibió la iglesia católica cuyo clímax se alcanzó durante la guerra cristera. Las cosas se mantuvieron así hasta los años cuarenta, cuando el Estado inició un cambio en su orientación ideológica. México se reafirmaba en el capitalismo como un escenario más ad hoc para los tiempos que corrían. El Milagro mexicano arrancaría y con él el apoyo a la industrialización del país.

Hoy, a años de distancia de las luchas por el derecho a la educación, damos por hecho el ver a las niñas y niños yendo a las miles de escuelas públicas y privadas del país. Sin embargo, es un hecho que un pueblo educado es una sociedad capaz de tomar las decisiones que determinarán su destino, cerrándole el paso a quienes buscan utilizarlo para explotarlo y generar la riqueza que les será arrebatada.

Hoy, el planteamiento de los libros de texto gratuitos plantea de una educación a favor de la comunidad y de la solidaridad que contradice el modelo planeado por las clases que concentran el poder económico del país y estos desempolvaron sus acusaciones y su clericalismo para defender la visión impuesta donde ellos son los dueños del mundo.

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