En diciembre del año 2012 los líderes nacionales de los tres principales partidos políticos del país (PRI, PRD y PAN) en ese entonces y el presidente Enrique Peña Nieto firmaron el llamado “Pacto por México”.
Dicho acuerdo político entre el ejecutivo y los legisladores de esos partidos facilitó diversas modificaciones constitucionales, que hasta la fecha siguen vigentes y que profundizaron la implementación del modelo neoliberal, principalmente en el sector energético.
Las modificaciones realizadas por la mayoría legislativa formada por dicho pacto, tuvieron la oposición de un sector minoritario de los legisladores, principalmente la izquierda que perdió representación en el que en ese momento fue el mayor partido de izquierda, el PRD que pasó a ser parte del bloque conservador, con el cual sigue ligado.
Dos sexenios después, el Instituto Nacional Electoral ha confirmado que la nueva legislatura compuesta bajo las reglas que los partidos de la mayoría anterior aprobaron, estará dominada por la Coalición Sigamos Haciendo Historia.
Esta nueva mayoría legislativa formada por la coalición electoral entre Morena, PT y Partido Verde, está impulsando modificaciones constitucionales con la oposición de los firmantes del “Pacto por México”. Dicha mayoría ha sido tachada de antidemocrática, ilegítima y que pone en peligro la democracia, por impulsar los cambios propuestos desde el ejecutivo.
Es curioso, por decir lo menos, el ver como aquellos que aplaudían la conformación de un bloque mayoritario con el Pacto por México hoy se rasgan las vestiduras por una mayoría que, a diferencia de la formada en el año 2012, fue expresamente conformada con la intención de realizar modificaciones constitucionales antes de las elecciones, el llamado Plan C, y fue avalada por la ciudadanía mediante la vía electoral.
Más allá del tema de las iniciativas y su contenido, que será discutido por las cámaras a su debido tiempo, la oposición sigue empecinada en gritar a los cuatro vientos el avance de un supuesto autoritarismo en nuestro sistema político como estrategia política (que como dicen en mi pueblo, le gusta hacer, pero no que le hagan) y en nada contribuye a enriquecer las iniciativas presentadas.
Las más polémica, la reforma al Poder Judicial, que al igual que lo fue el INE, ha sido arropado por la marea Rosa y que ha difundido rumores y noticias falsas que solo tienen eco en los mismos personajes.
Seguimos huérfanos de oposición, atrincherados en el discurso del autoritarismo, sin entender aún que el mandato de la ciudadanía en las urnas fue el realizar cambios, si son buenos o malos, no sabremos, es cuestión de esperar si los resultados le dan la razón a la 4T o como en toda democracia, en las próximas elecciones la ciudadanía vota para cambiar nuevamente el rumbo del país.
