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jueves, 28 marzo, 2024
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La UAZ: un reto para las ciencias sociales

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Por: MARCO ANTONIO TORRES INGUANZO •

La crisis de la Universidad podemos explicarla desde las teorías sociológicas de las decisiones organizacionales, porque fue muy notorio que, una vez efectuado el relevo administrativo, a los primeros tres meses estalla la crisis, por tanto es plausible la hipótesis de que el estallamiento de ésta se debió  más a procesos decisionales internos y no a causas externas. Aclaro: no la causa de la crisis como tal, sino el motivo de su estallamiento; entendemos que la causa de fondo es la insuficiencia presupuestal crónica, pero ésta, al ser de carácter estructural tiene años de existencia y sin embargo no se había traducido en conmoción, sino que había mantenido su carácter funcional. Y el estallamiento provoca que la propia funcionalidad de la institución se vea afectada. Por tanto, veremos si las teorías que nos invitan a ver las instituciones como organizaciones que toman decisiones, nos ayudan a explicar el problema de la abierta disfuncionalidad de la conducción universitaria. En otras palabras, responder a la pregunta, ¿de qué manera se toman las decisiones que provocan disfuncionalidad en la organización institucional?

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Las teorías sobre las decisiones organizacionales se dividen en dos grandes grupos: teorías de la elección racional, y constructivistas. Y dado que tenemos un grupo importante de teorías sobre el tema comentaremos las que nos parecen más relevantes. Del primer grupo rescataremos sobre todo las procesuales y las de agencia; y del segundo grupo tomaremos algunos rasgos de las sistémicas. Gran parte de las teorías racionalistas son un traslado de metodologías del análisis económico al estudio de las organizaciones sociales e instituciones, sobre todo por los supuestos que todas ellas tienen: principios utilitarios del comportamiento y de la racionalidad instrumental. En estos casos la atención se concentra en el análisis de las estrategias de los actores (colectivos) involucrados. Para efectos de explicar la disfuncionalidad de la vida universitaria, es vital hacer un análisis pormenorizado del Stuaz como actor, porque ha generado las acciones más turbulentas de la crisis. Una estructura que mantiene atrapados a sus miembros (permite que un liderazgo despótico mantenga un control aun por encima de la voluntad de los sindicalizados), y que por ello tiene una capacidad de movilización que mantiene en permanente amenaza a las estructuras de mando universitario.

La teoría de agencia es una de las más usadas para el diseño de estrategias de políticas laborales en las universidades, porque su objetivo es la cuestión de cómo lograr que los agentes (profesores individuales) se comporten de acuerdo con los objetivos de la institución; y como parten del supuesto de que los individuos buscan su propio interés (maximizar su utilidad), entonces los objetivos de estos últimos y los de la institución serán divergentes; por ello, es en base a dos mecanismos de control (incentivos y actos de autoridad) que se consigue lograr la confluencia de los intereses individuales con los institucionales. Es sobre la teoría de la agencia que se diseñan los programas de estímulos y los llamados programas de gestión de calidad. Sin embargo, esta teoría poco nos ayuda para explicarnos la disfuncionalidad señalada, porque ésta se ubica sobre todo en las esferas de mandos, y no en el tejido de los cuerpos académicos.

Las teorías que más nos van a servir están en dos cuerpos teóricos: las procesuales y las sistémicas. En el caso de las primeras, es de mucha utilidad la distinción entre decisiones programadas (rutinarias y que se refieren a problemas repetitivos) y las no-programadas (esporádicas y estratégicas). Y como vemos, las últimas administraciones universitarias tienen un alto índice de decisiones no-programadas, porque la permanencia de la crisis obliga a la institución a continuamente estar armando estrategias para saldar compromisos económicos, sobre todo de carácter contractual. Así las cosas, la organización se hace depender de la habilidad de sus líderes institucionales, porque es ahí donde se originan las nuevas estrategias. Es una toma de decisiones envuelta en condiciones de incertidumbre, donde no disminuyen las exigencias de su entorno, ni las demandas de sus actividades de trabajo. En este contexto se hace indispensable manejar grandes cantidades de información e incorporar sugerencias de expertos; y al mismo tiempo, contar con algunos operadores muy hábiles para manejar conflictos. Son ambientes organizaciones de mucha exigencia para el líder institucional. Pero, como observamos, no hay algún consejo de expertos asesorando al rector, ni sistematización de información, ni manejo experto de conflictos. Estas ausencias se convierten, por tanto, en móviles de crisis.

Especial atención debemos prestar a las teorías sistémicas, que conciben a la decisión como comunicación. Pero comunicación aquí no es transmisión de información o entendimiento intersubjetivo; sino en un fluido que permite seleccionar, dar a conocer y comprender  información con la finalidad de solucionar problemas en un flujo de tiempo. Esto es, decidir se convierte en un conducir las acciones en una ‘red comunicativa’. Es como un sistema de tuberías donde fluyen líquidos de diversas densidades, y el decisor abre y cierra válvulas para distribuir de cierta manera dichos fluidos. ¿Qué ocurre si no se abren las válvulas o se mantienen cerradas por largos periodos? Pues el sistema se colapsa. No-se-puede-no-decidir: no-decidir ya es una decisión, y cuando no se decide, se está decidiendo el colapso. Y es justo la situación que generó la rectoría actual: una decisión por el colapso; el motivo puede ser incompetencia crónica o deliberada intención, cualquiera de las dos es atroz.

En suma, deberemos pensar con mayor rigor la realidad institucional de la UAZ para explicarnos la crisis que ahí ocurre, e imaginar la mejor solución a dicha situación. Un ejercicio en el que nos puede ayudar la ciencia social con su diversidad de enfoques y teorías. ■

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