Pocas veces hablamos de la menstruación en público. Se nos ha dicho que es un tema que debe tratarse en privado, entre madres e hijas. En las escuelas incluso se acostumbraba que si se llegaba a hablar de esta se sacaba a los hombres del salón de clases para que las maestras pudieran hablar con las mujeres. El mensaje era claro: la menstruación era un secreto, algo de lo que no debíamos ni teníamos que hablar. Quizás por esto el Programa Higiene Menstrual del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) señala que en México el 43% de las niñas y adolescentes prefieren quedarse en casa que ir a la escuela durante su periodo menstrual.
Es por esto que creo que hay que romper los silencios y seguir hablando de un tema que tiene un impacto muy real en la vida de las mujeres. Tenemos que hablar de menstruar con dignidad. La pobreza y las tradiciones machistas hacen que la gestión de la menstruación se vuelva un problema que la sociedad y el estado debe de afrontar. La gestión de la menstruación tiene impactos en la salud, en la economía, en la educación y en el trabajo de las mujeres. Es por esto que en días pasados la Cámara de Diputados ha avanzado en este tema al aprobar la tasa cero del IVA en los productos para la gestión de la menstruación y ahora le toca al Senado concretar este primer paso.
Sabemos que el acceso a productos de higiene menstrual es cuestión de economía. De acuerdo a UNICEF, en México el 30% de las personas que menstrúan utilizan papel higiénico en lugar de toallas sanitarias. Esto porque el uso de toallas sanitarias puede implicar un gasto promedio de alrededor de 720 pesos en toallas sanitarias. En los hogares más pobres se destina 1,2% de su ingreso, comparado con el 0,2% que gastan los más ricos. Por otra parte, la gestión de la menstruación con dignidad implica también el acceso a infraestructura sanitaria. Por ejemplo, UNICEF señala que solo un 62% de los planteles educativos en México dispone de agua todos los días de la semana, el 19% carece de inodoros suficientes para los estudiantes y el 58% no cuenta con agua potable. Sumado a esto, solo el 40% de los baños escolares cuenta con condiciones adecuadas de limpieza y seguridad. Es por esto que el 66% piensa que los baños en sus escuelas están sucios; y el 73% se lava las manos sin jabón.
Hablar por lo tanto de Menstruación con dignidad es ir más allá de quitar el impuesto a los productos de salud menstrual. Es seguir el ejemplo de Michoacán, Puebla, Tamaulipas, Aguascalientes, Oaxaca y Tijuana. Es necesario empezar a gestionar la gratuidad de estos productos en las escuelas. Expandir esta cadena a otras poblaciones que enfrentan adversidades para conseguir los productos adecuados: personas en situación de calle, reclusas, personas que vivan alejadas de los centros urbanos. La gratuidad de los productos de gestión menstrual para quienes los requieran es algo que se propuso desde 2019 en Escocia, pero que no ha podido concretarse en ningún lugar del mundo.
Por otra parte, la menstruación digna también ha traído a la discusión otros temas, como por ejemplo el permitir que las mujeres tomen días adicionales para gestionar sus periodos. De acuerdo a datos globales, cerca del 80% de las mujeres que menstrúan experimentaran dolor. Y de estas, entre un 5 a 10 por ciento tendrá dolor incapacitante. Retomando los datos de México, esto implicaría que al menos 4 millones trescientas mil mujeres estará experimentando un dolor incapacitante al momento de menstruar. Es por esto que en países como China, Taiwán y Japón los contratos laborales incluyen días adicionales a los permisos por enfermedad para las mujeres a manera de que puedan gestionar su menstruación. En España existen algunas empresas y regiones que también incluyen este tipo de prestaciones laborales.
Si bien, esta iniciativa no es del todo aceptada a nivel global, ya que algunas personas creen que puede generar mayor discriminación hacia las mujeres, nos habla de la necesidad de seguir hablando de que implica menstruar con dignidad. Es momento de vencer los prejuicios y empezar a hablar de algo que nos afecta a todas.