Fernando Escalante Gonzalbo, sociólogo y autor, compiló en 2023 varios ensayos suyos en un libro tan breve como extraordinario titulado “México: el peso del pasado. Ensayo de interpretación, donde se reúnen sus textos “Ayer y hoy”: “Ruinas de San Garabato. Arqueología mínima del PRI”; “El Ejército no es El Pueblo”; “Nuestra violencia”; y “Esas cosas pasan”. Desde sus renglones nos invitan no solo a la pensar, como lo dice Héctor Aguilar Camín en el prólogo, sino, sobre todo, a preguntarnos más sobre el conjunto de circunstancias que nos trajeron hasta donde estamos, quizá con ello, encontremos nuevas respuestas que, a su vez, nos coloquen en el camino de salida de la crisis que enfrentamos.
Hace algunos meses apareció en Nexos el texto “Ayer y hoy” en el que describe con excepcional claridad las reglas, bases y causas del sistema político mexicano que gobernó el país en la etapa posrevolucionaria, hasta su agotamiento y sustitución por lo que él mismo llama “el régimen de la transición”, en el que, las reglas del pasado no pudieron ser superadas por la legítima aspiración del pueblo mexicano a un Estado de derecho al estilo de las democracias modernas. Escribe el autor sobre el mencionado régimen de la transición: “tuvo éxito en muchas cosas: en la reorganización de la economía mediante el TLC, la autonomía del Banco de México, la liberalización de los mercados, y des luego en la organización de las elecciones por parte del IFE, que era el buque insignia. No obstante, como es obvio, y no podía ser de otra manera, hubo también problemas que lastraron su evolución. Lo más evidente, la desigualdad económica, que se inscribía además en el territorio, en la distancia entre un país urbano, industrial, vinculado a Estados Unidos, sobre todo en el norte y el occidente, y un país mucho más rural, más pobre, mal comunicado, en el sur.” Fin de la cita.
También identifica Escalante Gonzalbo el 2006 como el punto en el que las expectativas hicieron agua. Entre la crisis de seguridad, la económica y la de la democracia electoral del consenso, también cesó lo que él mismo llama paréntesis civilista, pues a partir de ese año el empoderamiento del ejército se vuelve gradual hasta llegar al punto culminante en el que hoy nos encontramos.
Es el acuerdo de la clase gobernante, sus reglas y arreglos, así como la violencia, nuestra violencia, el par de hilos conductores que nos permiten recorrer los escritos que podrán encontrarse en el libro que recomiendo. Nos permite volver sobre nuestros pasos para recuperar, con análisis crítico, al pasado, sus éxitos, sus logros, pero también sus pendientes, sus insolencias e indolencias. El país que pasó de una revolución social que trastocó el injusto régimen porfirista a uno de incipientes instituciones que permitieron progresos innegables a la luz de la estabilidad política. El país que superó ese sistema para fracasar en su intento de consolidar uno que le cumpliera la promesa del futuro que sigue pendiente, quizá más que nunca, en su vertiente liberal-democrática y constitucional, con la mirada puesta en otra asignatura siempre latente: nuestra añoranza de igualdad y justicia social.
@CarlosETorres_