El doloroso acontecimiento de la muerte del amigo, de Tomás Torres Mercado el pasado jueves 22, a bordo de un avión, donde también fallecieron el notable empresario y también amigo, Humberto Godoy Castañeda, junto con los pilotos Joaquín Archundia y Víctor López, a cuyas familias enviamos nuestras condolencias, nos deja una amarga y dolorosa sensación de pérdida en lo personal, se va un querido amigo dejando muchos recuerdos, enseñanzas y vivencias.
Y es que Tomás fue un amigo de toda la familia, compañero de la escuela de Ricardo y cercano a todos los hermanos Monreal. Con él y su familia tuvimos una convivencia de toda una vida, en la que tanto desde sus amplias capacidades profesionales como humanas, siempre hubo un gran respeto y amistad.
Especialmente está grabado en mi memoria su consejo que me marcó. Hace muchos años, muy joven, hubo un momento difícil en mi vida en que me encontraba con sentimientos encontrados, transitaba algunos problemas, las cosas no me salían bien, necesitaba conseguir trabajo, me encontraba estresado, culpando a gente a mi alrededor, así es que acudí a él como solía hacerlo, ahora para quejarme.
Sus palabras, en ese momento de mi vida me quedaron bien grabadas, por lo certero y contundentes. Me dijo: “Mira, tú no te quejes ni señales a otros, más bien, reconoce tus errores” y sentenció: “Tu te fijas que otros andan mejor que tú, pero más bien, debes de pensar en rectificar tu actitud, debes de pensar en por qué estas así, reconoce tu deficiencia, analiza por qué a otros les está yendo mejor, y en vez de despotricar, debes aceptar tus errores”…Tenía razón, era en mí donde residía el problema.
Y no fue esa ocasión la única en la que acudimos a su consejo, y tampoco la única en que él nos ayudó a resolver alguna situación que nos preocupaba. Tomás siempre tuvo para este humilde servidor la palabra exacta para saber qué rumbo tomar o que hacer para alguna de muchas dificultades que enfrentamos.
Una etapa importante para mí fueron los años que pasamos en el Congreso, allá en el DF, donde me invitó para trabajar como asesor parlamentario en la 58 Legislatura federal, a partir del año 2000 en que fue diputado federal, una valiosa experiencia, que me permitió adquirir una visión más completa del quehacer parlamentario y la realidad nacional, es ocioso hablar de su gran capacidad intelectual y parlamentaria, de sobra conocida y que me sirvió mucho para aprender, y más allá de ello, Tomás Torres siempre fue un amigo que siempre estuvo cerca.
Por ello, al final del sexenio de Ricardo Monreal como gobernador de Zacatecas, y en medio de los vaivenes políticos y definiciones, en lo personal me declaré a favor y trabajamos para que en el 2004 fuera Tomás el candidato, fui uno de los principales operadores en su precampaña, aunque al final recayó en Amalia García la candidatura a la Gubernatura, pero hasta la fecha, estoy convencido que en aquel momento histórico, hubiera sido el mejor candidato que pudiera relevar a Ricardo al fin de su mandato, y conducir bien al estado, tal vez por eso nunca nos tuvo aprecio ni nos apoyó en ningún sentido Amalia García Medina.
Tomás Torres deja un gran hueco, y seguramente como personaje político de relevancia nacional, con práctica para navegar en medio de la pluralidad partidista, con su capacidad jurídica, experiencia e inteligencia en el debate parlamentario y capacidad de diálogo con diferentes expresiones políticas, hubiera incidido en la carrera hacia la gubernatura este próximo año 2016 en Zacatecas, el hubiera no lo sabemos, pero es una realidad de que Zacatecas pierde un hombre de capacidad y sensibilidad innegable, y muy probablemente en el transcurso de los días y las semanas, nos hubiéramos dado cuenta de su nueva incursión hacia la gubernatura que dos veces buscó.
Peor aún es el vacío que deja Tomás en su familia, Fabiola Gilda Torres su esposa, Nidia y Tommy Torres Torres, sus hijos, al igual que otro gran amigo que también se fue, el ingeniero Humberto Godoy Castañeda, brillante empresario de la construcción, que junto con los pilotos Joaquín Archundia y Víctor López, se van dejando luto en sus casas, sus familias, sus amigos. A todos ellos nuestras condolencias, estamos con ustedes.
La vida tiene que seguir, a pesar de todo, la partida de nuestras vidas de amigos como Tomás nos deja tristeza y melancolía, sin embargo, más huellas nos dejan sus enseñanzas, consejos y experiencias invaluables para nuestras vidas, mucho obtuvimos de esta herencia los años que laboramos y convivimos en el Congreso, y más aun, como amigos con nuestras familias, y no sólo en nosotros, Tomás deja un gran legado de valores y conocimiento en muchos ámbitos, por nuestra parte, siempre se lo valoraremos y lo tenemos presente, hasta luego amigo. ■
