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lunes, 21 abril, 2025
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Los fake news y el triste papel de nuestra derecha corrupta

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Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

En general, la ideología capitalista oculta, justifica y alienta la reproducción de un estado de separación de la riqueza social respecto de su propio creador. Su narrativa aboga por la falacia de que el creador de la riqueza es un “débil hombrecillo” frente a los “gigantes” que se apropian de la producción de los primeros. Esa ideología nos hace creer que los “gigantes y poderosos” oligarcas de los negocios y de la política son los creadores de la riqueza y de la realidad social. En medio de la ignorancia, esos jerarcas de carne y hueso se la creen. Y hasta se sienten dueños del infierno. Salinas Pliego se atrevió a amenazar que se nos “va aparecer el diablo”.

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Eso es la ideología: una conciencia falsa, distorsión de la realidad. Para un auténtico revolucionario no existe “ideología revolucionaria”. Toda ideología es conservadora, reaccionaria.  La conciencia es revolucionaria porque inspira a que “… de lo que se trata es de transformar al mundo”).

Viene al caso reflexionar sobre el concepto de ideología porque sólo teniendo marco de referencia conceptual, contexto social y análisis de los concreto real podemos comprender los motivos que tiene la derecha corrupta de México de hacer un excesivo y, con frecuencia, contradictorio uso de las noticias falsas (Fake News), a lo que se suman calumnias, descalificaciones, difamación, y adjetivaciones despectivas y clasistas.

El capitalismo tiene maneras económicas para reproducirse. También lo hace social, político-administrativo-legal e ideológico-cultural. La presencia de sus instituciones, fundamentadas sobre un marco legal, son medios indispensables para esa reproducción. De modo que, al quebrantarse alguna fase o modelo social; esas instituciones, el uso de las leyes y el discurso político e ideológico estarán llamando al orden al modelo que representan.

En México no está en riesgo el capitalismo, sólo el modelo (o patrón de crecimiento económico) que, con fines neocolonialista, fue impuesto desde el exterior y que ha tenido impactos inevitables en la estructura económica, social, política e ideológico-cultural de México. Ese patrón económico lo conocemos como neoliberalismo y, para funcionar adecuadamente, requiere autoritarismo, represión, antidemocracia, restricción de derechos sindicales, sociales y minar las fuentes de desarrollo de la conciencia social; como es la inexistencia del periodismo libre, la educación escolarizada restringida en conocimientos científicos de vanguardia, críticos, impregnados de valores y principios humanistas; partidos y políticos corruptos, falsarios y la presencia de todo tipo de instituciones alineadas a la defensa de ese modelo.

Es lo que actualmente enfrentamos: el rompimiento de un modelo social injusto y discriminatorio al que pronto y expeditamente concurren, en automático, todas las instancias creadas para apuntalarlo, y también el ejército humano que se alberga en ellas. Todos juntos encubriendo, justificando y haciendo lo que pueden para sostener el andamiaje que se les derrumba.

La desesperación por el derrumbe y la falta de claridad de una alternativa diferente a lo que han sido (eso sólo puede surgir del pueblo), obliga a quitarse las máscaras, esmerarse y redoblar el esfuerzo en todos los frentes para intentar conservar lo que aún prevalece y reconstruir lo perdido. Así debe entenderse el vergonzoso papel del INE que presidió Lorenzo Córdova, el Tribunal Electoral actual, la base estructural de la Suprema Corte de Justicia de la Nació, la mayoría de los Partidos Políticos, algunas estructuras de la burguesía antinacional y los monopolios de la comunicación.

Esos defensores desesperados no han logrado unificar criterios, tampoco ha podido mantener un discurso político responsable, serio, respetuoso, civilizado, educado, de buenos modales, “dignamente de clase” y rayan en la vulgaridad, la agresión, la majadería de la que nos habían hecho creer que era impropia de los económica y políticamente encumbrados. El discurso ideológico-político de esa derecha (los conservadores en general) está plagado de contradicciones y de mentiras que no soportan mucho su estancia pública, la realidad las destroza, desgasta y pone en entredicho la “honorabilidad” de sus creadores y patrocinios

 Y, sin embargo, la llamada Cuarta Transformación de la vida pública de México no es un camino anticapitalista de corte socialista, sólo un sendero del capitalismo nacionalista, gestor de desarrollo, reivindicador de derechos y libertades indispensables; por tanto, interesado en un mayor reparto de la riqueza social y elevador del bienestar social.

Eso es suficiente para verlos al borde de la locura. Ejemplos tenemos en las clasistas y misóginas expresiones de Salinas Pliego, quien se niega a pagar impuestos de una fortuna beneficiada por la privatización de la empresa pública. Otros ejemplos son la línea golpista de prensa escrita, radio y televisión capitalista alineada al modelo social que fenece y voceros como Brozo y Loret de Mola; Raymundo Rivapalacios, Ciro Gómez Leyva, López Dóriga, Carlos Marín, la “inmaculada” Carmen Aristegui quienes no sólo tuercen datos para sus “análisis”, también inventan noticias falsas.

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