El día que estas líneas salgan a la luz; en París, la CIUDAD LUZ, se estarán inaugurando las olimpiadas número 33 de los tiempos modernos en el lugar donde hace 100 años ya, en 1924 fueron inaugurados por vez primera.
Pero como mucha gente lo ha dicho, realizar unos juegos olímpicos no resulta nada sencillo, ciertamente es colocarse en el ombligo del universo y captar las miradas del resto del planeta, pero la verdad unos juegos olímpicos no atraen la cantidad de turistas que acuden a una copa del mundo, vamos ni siquiera a los turistas que abarrotaron los estadios de Alemania en la reciente COPA DE EUROPA, pero eso si atrae la mirada de los grupos terroristas que encuentran en el evento el momento adecuado para realizar sus actos criminales porque así estarán bajo la mirada del mundo entero como sucedió en MUNICH ya hace algunas décadas.
Es por ello que PARIS se ha vuelto un lugar donde la vigilancia ha afectado severamente a propios y extraños, los habitantes de Paris se han quejado amargamente por la cantidad de policías que vigilan cada rincón de esta ciudad y al hacerlo incomodan las rutinas y las vidas diarias de los que habitan esa maravillosa ciudad que prácticamente ha sido sitiada por las fuerzas de seguridad.
Es un hecho que muchos parisinos hartos de las medidas de vigilancia y de la llegada de cientos si no es que de miles de turistas han decidido salir huyendo a la provincia donde pueden respirar mejores aires, pero no solo ellos sino hasta los comerciantes que supuestamente se verían beneficiados por ese turismo han tenido que cerrar sus negocios en estos tiempos inaccesibles por órdenes superiores y enfrentan perdidas de lo que todo parecía prever ganancias monumentales.
La pregunta seria, realmente se gana una importante derrama económica con la organización de un evento de tal magnitud, la respuesta clave tendría que basarse en las enormes cantidades que los medios de comunicación electrónicos tienen que pagar para transmitir urbe et orbi las competencias, de otra forma no se explica.
Además no podemos olvidar que el Paris de hoy en día no es el mismo de hace 100 años, la constante migración ha incrementado el número de personas principalmente de aquellos que provienen de los países islámicos o musulmanes que habitan las periferias de las grandes ciudades donde parís no es de forma alguna la excepción sino más bien la regla, y no nos olvidemos de los actos terroristas que se han vivido ya en esta ciudad en tiempos recientes como el cometido en contra de una revista que tuvo la ocurrencia de publicar caricaturas ofensivas hacia el mundo islámico.
Pero el punto que quiero tratar en las presentes reflexiones es de la limpieza que las autoridades de la capital de Francia se propusieron realizar para mostrar una ciudad rechinando de limpia como diría el dicho, comenzando con la limpieza de un contaminado Rio Sena que ya se encontraba en niveles elevados de polución y en donde estaba prohibido disfrutar de sus aguas no se diga tomarlas sino simplemente nadar en ellas y ahora vemos como la alcaldesa de la ciudad muestra al mundo la limpieza realizada – obra monumental – cuando decide darse ella misma un chapuzón en ellas.
Pero esa limpieza sería un poco lo de menos cuando las autoridades decidieron retirar de las calles todo aquello que las afeara de alguna forma y quien mejor en este sentido que los home less y los vagabundos así como los pobres que las recorren en búsqueda de algún alimento tirado en la basura o que las habitan literalmente durmiendo bajo los puentes y en los callejones menos transitados o en los vestíbulos de las casas donde pueden protegerse no solo de la lluvia sino también de los cambios de temperatura, pues bien ellos afean el espacio y hay que desecharlos, supimos que lo habían hecho lo que no nos queda claro es a donde los mandaron o en donde los reubicaron, se ha dicho que los enviaron a hostales en las distintas provincias o a refugios temporales fuera de París mientras pasan las olimpiadas, pero la pregunta que muchos se hacen es si los dejaran regresar.
Todo esto me recuerda a Susanita de los cuentos de Mafalda que al referirse a los pobres y a la pobreza dice: No es necesario terminar con ella solo levanten bardas y muros para ocultarla.
Esta actitud se da en forma simultánea a la nueva ley implementada por la SUPREMA CORTE DE JUSTICIA de ESTADOS UNIDOS, de corte conservador que ha prohibido total y absolutamente que ningún ser humano habite y ocupe como casa los espacios públicos, un rotundo NO a los HOMLESS, y cuando en fechas recientes se da esta ley que está a punto de implementarse yo me pregunto donde meterán a los cientos de miles de homeless que habitan bajo los puentes y en las calles de las ciudades norteamericanas que son por cierto muchísimos más de los que se ven en otras partes del mundo.
Hace un año al regresar de la ciudad de LOS ÁNGELES, a donde acudí al congreso de primavera de la sociedad de neurocirugía a la que pertenezco, comentaba en alguna de las plataformas donde comparto mis experiencias de vida que me alojé en un hotel fuera del centro por que los del centro eran de precios que no bajaban de los 500 dólares la noche, el hotel estaba a solo dos cuadras de lo que se definía como el DOWNTOWN de L.A y el barrio donde el hotel se ubicaba era por supuesto un barrio pobre, no olvido que caminando dos cuadras el límite del centro era un freway al oeste que bajo su paso la calle limítrofe estaba ocupada por cientos de casas de campaña de los home less con toda la imagen de pobreza que puedan imaginar, pero caminando por la calle – que no por las banquetas ya ocupadas – al pasar el puente del otro lado relucía el CENTRO de LA y lo primero que me llamo la atención fue un majestuoso edificio del hotel RITZ KARLTON de 20 niveles donde voltear para atrás con el riesgo de convertirte en estatua de piedra te mostraba la enorme pobreza del mundo que habitamos y de frente la riqueza y la opulencia de hoteles que te cobran más de 500 dólares por pasar la noche.
NUNCA VI MAYOR CONTRASTE
Esta historia continuará la próxima semana…