La UAZ solicitó 2 mil 100 millones de pesos para cubrir sus necesidades en 2013, y se les dio sólo mil 200 millones. Casi mil millones menos. ¿Cuál es la política de Gobierno federal para con las universidades? Las necesidades de estas instituciones que están en pleno crecimiento van (naturalmente) en ascenso. Puede haber algunos problemas de administración de los recursos, pero esto no llega a ser un factor central que causa el deterioro financiero. Algunos actores políticos y comunicadores aducen que es la mala administración la causante de la crisis financiera. Los datos reales nos dicen que eso es falso.
El problema es el crecimiento de la institución y los recursos insuficientes para alcanzarlo. Por el contrario, el error fatal de la administración actual es detener el crecimiento: no contratar a nadie, sino desincorporar plazas, dejar de actualizar espacios como laboratorios, bibliotecas y espacios deportivos; bajar la calidad de los contratos a horas-clase, dejar de pagar o apoyar a los docentes que estudian postgrado, abandonar a los estudiantes que salen fuera por sus brillantes desempeños, y un rosario infinito del ‘no hay’ en la UAZ. La Rectoría actual ha detenido no sólo el crecimiento de la Universidad, sino casi el funcionamiento normal de la misma. Ahogar la actividad académica y castigar a los universitarios sí es un grave error. El camino para enfrentar la crisis debe ser otro, más que mortificar el trabajo académico y el crecimiento de la institución en calidad y cobertura; se debe pensar en cómo exigir los recursos extraordinarios que hacen falta para cubrir las necesidades.
La UAZ tiene una cobertura de 30 por ciento de los jóvenes en edad de estudiar niveles superiores, y no alcanza con los raquíticos recursos que los gobiernos le asignan; ¿cómo podemos pensar en pedirle a la UAZ que aumente su cobertura al 70 por ciento deseable, y que lo haga con calidad? No nos equivoquemos: la responsabilidad estructural de esta crisis crónica es la política desinteresada de Gobierno federal y estatal en la decidida inversión en educación superior. ¿Y cómo queremos ascender al crecimiento dentro de la economía del conocimiento sin inversión en educación superior? La estrategia de dichos gobiernos es dar presupuestos ahogados a las universidades, para completarles en recursos extraordinarios de acuerdo a la implementación de modelos y estrategias educativas que se les imponen desde las instancias federales.
Es la llamada Estrategia de Reconducción. Por ello, los zacatecanos requerimos una Rectoría despierta, inteligente y osada que sepa llamar no sólo a todos los universitarios, sino a los actores sociales y políticos para exigir a Gobierno federal que cumpla con la obligación de dotar de educación a los jóvenes de este país, y evitar que queden al margen del estudio y engrosen las filas de los ninis. Esperemos haya entre los universitarios talento para superar (otra vez) la crisis financiera, por el bien de todo el estado de Zacatecas.