Ante una Plaza Miguel Auza llena, Huayrapamushka celebró su 50 aniversario la noche de este viernes 25 de abril, en el marco de los últimos días del Festival Cultural Zacatecas (FCZ) 2025. El concierto marcó el inicio de los festejos por medio siglo de trayectoria de una de las agrupaciones más emblemáticas de la música latinoamericana y folclórica en Zacatecas.
El grupo nació en 1973, impulsado por la efervescencia de los movimientos sociales que resonaban desde el 68 en México y América Latina.
Inspirados por las luchas populares de Chile, Nicaragua y Cuba, jóvenes universitarios comenzaron a reunirse en el entonces Instituto Zacatecano de Bellas Artes (IZBA), hoy sede de la Rectoría, donde confluyeron corrientes artísticas y políticas impulsadas por exiliados latinoamericanos.
En ese contexto se gestó Huayrapamushka -nombre que en quechua significa “hijos del viento”-, como expresión musical de una juventud marcada por el deseo de transformación.
Fue el rector Jesús Manuel Díaz Casas (1972-1980) quien lo integró de forma oficial a la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) en 1975, como parte del impulso de una institución que, tras su reforma de 1971, promovía una estrecha vinculación con los sectores populares.
Más que músicos, fueron parte de un proyecto político y cultural: ofrecieron conciertos en comunidades con conflictos agrarios, acompañaron con corridos las noches de vigilia campesina, y realizaron investigaciones de campo como la que los llevó a convivir y grabar la música ritual de los wixárikas en San Andrés Cohamiata.
“Será una noche muy especial, llena de música, memoria y emociones compartidas. Un reencuentro con nuestras raíces y con todas las personas que han sido parte de este camino”, anunciaron los integrantes por redes sociales sobre la velada de este vieres.
Y así fue. La agrupación ofreció un recorrido por los géneros que han marcado su historia -el nuevo canto, la canción de protesta, el folclor andino y los ritmos tradicionales zacatecanos-, demostrando que Huayrapamushka sigue siendo una referencia de identidad y resistencia, y que el viento no se ha detenido.