Los cambios que en México se registraban en todos los ámbitos en los últimos dos decenios, previo al nuevo milenio, obligaban a la reflexión al interior del Sindicato del Personal Académico de la Universidad Autónoma de Zacatecas (SPAUAZ), era indispensable revisar su quehacer, repensar sus políticas para ser más eficaz en la defensa de los derechos de los agremiados al Sindicato y hacer frente a sus expectativas de mejoramiento material, pero también las propiamente profesionales.
El SPAUAZ enfrentaba retos, ya no era el mismo ni podía seguir así y debía empezar por reconocer algunas verdades:
- Muchas de las conquistas laborales no pasaban de estar escritas en el papel. En la práctica no eran reconocidas y el Sindicato no había tenido la capacidad para hacerlas efectivas.
- Los trabajadores académicos habían tenido que pagar el costo de la modernidad económica excluyente y concentradora, lo que amplias franjas de docentes solo veían en los efectos negativos sobre sus condiciones de vida y de trabajo profesional. Los trabajadores ya habían pagado más de lo posible. Una restructuración universitaria (el nuevo campus – académica – organización por áreas, administrativa) que pretendiera mejorar el nivel académico de la UAZ, si no partía del mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo de los académicos no dejaba de ser una pretensión demagógica. El Sindicato tenía enfrente la disyuntiva: o renunciar (pasiva o explícitamente) a sus logros laborales, conseguidos con luchas y no por concesiones gratuitas o emprendía una lucha de resistencia con proyecto a fin de contener el embate contra sus prestaciones (las que “de mala fe” eran consideradas como pagos únicos de privilegios) y condiciones de trabajo.
- El Sindicato se encontraba ante una paradoja: la lucha irrestricta por la satisfacción de los compromisos contractuales lo situaba frente a la ética de la responsabilidad, frente a la defensa y valoración de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) como integrante del sistema nacional de universidades públicas y como la fuente de trabajo. Frente a las críticas se debía reiterar la preeminencia del interés general de la Universidad la que a su vez enfrentaba agudizados, sus problemas administrativos, de normatividad y un subsidio insuficiente para sus necesidades las que habían crecido y vuelto más complejas. Sin embargo, también en esa búsqueda de la estabilidad universitaria, los docentes habían sufrido violaciones a los derechos contractuales por parte de la administración, la que había confundido en muchos casos el interés burocrático con el de la Universidad y que, así amparada, inhibía la gestión y acción sindical y apelaba a una responsabilidad que no se correspondía a la propia.
- El Sindicato atravesaba por un momento crítico, el que se expresaba en problemas internos de su vida orgánica y, por ende, dificultades para incidir en la definición de políticas universitarias que le atañían directamente y de iniciativas innovadoras, adecuadas a los tiempos de reestructuración que se vivían, que permitieran abatir o por lo menos compensar el deterioro de las condiciones de vida de los agremiados. Se encontraba a la defensiva.
- No se podía dejar de mencionar el papel de lo que se llamaba la “grupocracia” en la vida universitaria, que se constituía en un obstáculo a la libertad de participación y decisión consiente mediante la triste experiencia de los votos cautivos, la intimidación, la presión, el chantaje ante la inseguridad laboral, la cooptación y la práctica clientelar.
- Había que reconocer que la información que se brindaba a las Delegaciones, además de incompleta, no fluía de manera adecuada para que los docentes tuvieran todos los elementos de juicio para la toma consiente de decisiones.
El Sindicato debía desarrollar sus tareas de manera ordenada y planificada, los titulares de las Carteras del Comité Ejecutivo debían elaborar sus planes de trabajo y cumplir debidamente con sus funciones. Ello implicaba luchar contra la simulación y la irresponsabilidad, pues la función del Comité Ejecutivo era servir y no servirse del Sindicato. El Comité Ejecutivo como máxima instancia ejecutoría del Sindicato, debía responder siempre a la composición del mismo, a su grado de representatividad, de compromiso, de claridad, de entrega e involucramiento. Ese era el problema sindical central: que las instancias sindicales (Delegados, Comisiones Mixtas, Coordinadora de Delegados, Comité Ejecutivo y Asamblea General) asumieran y desarrollaran adecuadamente las funciones que les correspondían estatutaria y contractualmente. En su mayoría las delegaciones carecían de vida sindical y el comité delegacional junto con el Delegado tendían a suplantarlos en vez de representar a los agremiados. Faltaba darle vida al funcionamiento colectivo de las carteras, y la Coordinadora de Delegados tenía problemas para llevar a cabo sus reuniones de quorum y con el entusiasmo suficiente para afrontar la problemática del Sindicato.
¿Cuál era la problemática que el SPAUAZ enfrentaba?
- El drástico deterioro del salario real que con un aumento ligado al tope salarial de 4.3% se había anulado por la aplicación del descuento de la cuota obrera al ISSSTE del 8% del salario tabular del docente. Aunque era una disposición contractual, como trabajadores estábamos obligados a cumplirla, pero no se generaron mecanismos compensatorios a dicho descuento. Por otra parte, si el SPAUAZ, no había logrado romper el tope salarial no era por ineficiencia o incapacidad de la organización. El problema no derivaba tan solo del estilo de gestión o la mayor o menor capacidad, enfrente se tenían los topes salariales, la restricción del presupuesto de la Universidad y los ingresos de docentes por programas extraordinarios que no tomaban en cuenta los mecanismos contractuales que por definición son bilaterales. Era un ataque en forma a las raíces mismas del sindicalismo, pues los cambios en los procesos de trabajo universitario se hacían de manera unilateral.
- El ataque a la seguridad social solidaria que aún tenía el sindicato, en particular el sistema de pensiones y jubilaciones. El sindicato reivindicaba la esencia social y solidaria de la jubilación tal y como lo dispone el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) en sus dos acepciones: la dinámica y la que dispone el ISSSTE (se avecinaba el cambio a favor de las cuentas individuales). Sin embargo, era necesario que el SPAUAZ discutiera con toda seriedad que tipo de seguridad quería ante la quiebra del viejo sistema solidario tradicional. Asimismo, definir qué tipo de interlocución y concertación social y política debía llevar a cabo para una solución integral, institucional y estructural del problema de las pensiones. Existían elementos cuantitativos para generar escenarios y tendencias; sostuvieron reuniones con actuarios y expertos sobre seguridad social; se disponía de información oficial del ISSSTE, del CIU de la UAZ y de la SEP. ¿Por fortuna no se partía de cero…
Por cuestión de espacio en la siguiente entrega continuaré con el análisis de la problemática.
El SPAUAZ es el resultado de una lucha permanente por parte de sus fundadores, los que con un espíritu de solidaridad, consistencia y tenacidad lograron su reconocimiento por parte de la Autoridades Universitarias, lo que las viejas generaciones no deben olvidar y las nuevas tomarlo en cuenta antes de atentar en su contra.
Se parte de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia (LUMAT). Informes:
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1Docente Investigador de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia. LUMAT