A inicios del siglo XXI, México y Zacatecas enfrentaban los retos derivados de un mundo caracterizado por los fenómenos de globalización, los sistemas de comunicación instantáneos y las grandes transacciones comerciales y financieras, entre otros. El llamado mundo de la información rebasó al de la industria y el comercio en su concepción tradicional, contando con la computadora como su pieza fundamental. En ese contexto, los gobiernos estaban obligados a invertir en la educación, consolidando los valores esenciales que le dieran rumbo, evitando así, condenar su destino a la marginación y al atraso.
La escuela tenía que cambiar esencialmente su misión, entregar a los alumnos los instrumentos técnicos y los métodos más adecuados, ya no para aprender a vivir, sino que vivieran para aprender durante toda la vida, eran tiempos en donde la industria de la transformación y la maquila, daban paso a la industria del servicio de los programas digitales. Es decir, la misión superior de la escuela (desde el inicio hasta el doctorado) sería formar hombres emprendedores; que primero aprendieran a conocer para saber, luego saber para manejar los conocimientos, esto es; que trasfirieran los aprendizajes a situaciones de la vida, haciéndolos pertinentes y significativos.
Se vivían nuevos tiempos en donde las técnicas de la información y la comunicación ponían a prueba las capacidades de adaptación, imaginación y sensibilidad innovadora. Era la escuela la institución por excelencia que debía recobrar su lugar y el espacio que le correspondía como rectora y eje del desarrollo de la comunidad, asumiendo con pasión la noble misión de formar al hombre de la era del conocimiento y la tecnología digital.
No se trataba de un problema de aparatos, sino de una nueva cultura en la formación de principios, valores, actitudes, habilidades y destrezas; además de una nueva forma de ser. Ante los avances y circunstancias del siglo XXI era importante estimular en el docente su deseo de servir, al convertirse en un ente eficiente, diestro, hábil y experto, facilitador de aprendizajes; con la destreza para articular los diferentes planes y programas de estudio de los disímiles niveles educativos, a
efecto de que el trayecto resultara gradual, sucesivo y sin compartimientos estáticos.
Los esfuerzos que se realizaban para el mejoramiento académico de los profesores, pretendían hacer coincidir las necesidades de los alumnos con los contenidos de aprendizaje; contenidos que los profesionales de la docencia tendrían que manejar e interpretar con claridad, los que debían ser congruentes, pertinentes y que respondieran con alto nivel de eficiencia a una demanda cultural; a la realidad económica social del momento.
En este contexto, el Sindicato del Personal Académico de la Universidad Autónoma de Zacatecas (SPAUAZ), el Gobierno del Estado, la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) sección 34 y 58 y el Sindicato Independiente de los Trabajadores de Telesecundaria; unían sus voluntades en un “Acuerdo para el mejoramiento Académico” para romper esquemas y tradiciones que impedían la aplicación gradual y efectiva de los programas educativos, el desarrollo evolutivo y sin compartimientos estáticos en los procesos enseñanza aprendizaje en los distintos niveles educativos.
Con el acuerdo se coincidía en establecer una estrategia para el mejoramiento académico de los docentes zacatecanos, promoviendo una participación incluyente de todas las maestras y maestros para hacer del fenómeno educativo un espacio en donde la disciplina y el método fueran la esencia fundamental del trabajo áulico, luz que inspirara y se transformara en el desarrollo integral de la comunidad. El compromiso de mejorar la academia resultaba un asunto importantísimo para la entidad, por ello el empeño de dejar de lado prejuicios de formación académica; era la oportunidad de que el maestro universitario y el normalista hicieran suya la responsabilidad de movilizar las conciencias para enfrentar con alto sentido, los desafíos de la sociedad del conocimiento, revisando los esquemas axiológicos y retomando la autoridad moral que, por razones históricas correspondía al maestro, como verdadero conductor del pensamiento social.
Entre otros, los objetivos del acuerdo para el mejoramiento académico eran:
- Brindar la igualdad de oportunidades a todos los maestros acercando a las diferentes regiones del estado los servicios de diplomados, maestrías y doctorados.
- Establecer el compromiso para hacer de la educación en la entidad, un proceso articulado, pertinente y con sentido práctico, que sea congruente con las exigencias de la era del conocimiento, con las necesidades del desarrollo nacional y estatal, que fortalezca el principio de pertinencia a lo propio, que permita a los educandos apropiarse de los principios y valores de la cultura universal.
- Dignificar las condiciones de trabajo y mejorar la vida profesional de los maestros.
- Mejorar las condiciones académicas, impulsar la capacitación y actualización permanente de los maestros; …
- Establecer el compromiso de modernizar la educación para elevar sustancialmente su calidad bajo el esquema de una obligación compartida
…
- Ampliar las oportunidades y elevar los grados de la educación pública desde la educación inicial escolarizada y no escolarizada, …, hasta la educación superior…
- Impulsar el conocimiento científico y tecnológico, como uno de los capítulos centrales de nuestra modernidad.
- Ofrecer un servicio en razón y en congruencia con los avances de la ciencia y la tecnología digital, preservando el orgullo de nuestros usos, costumbres y tradiciones, principios y valores que nos dan presencia como pueblo…
- Fomentar el establecimiento de programas que establezcan las condiciones de dignidad de las escuelas, tanto en la planta física, en la ampliación y mejoramiento de los apoyos y dispositivos didácticos, como en la capacitación y actualización docente, …, reconocimiento y revaloración social al trabajo del docente.
Visión:
En el nuevo milenio las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) ejercían progresivamente su impacto en todas las esferas de la vida social. En tales circunstancias, las mujeres y hombres reclamaban con urgencia una educación que les permitiera convertirse en arquitectos de su destino. Se requería entonces de acciones educativas que hicieran competentes a las personas, comunidades y sociedades para adaptarse a lo nuevo y transformar su realidad mediante la creatividad y la formación de una cultura tecnológica.
Al vivir en una sociedad con las características de la “sociedad del conocimiento”, era una exigencia el desarrollo de competencias para el empleo creativo de las TIC, lo que implicaba enseñar a pensar y actuar creativamente en el proceso de incorporación de conocimientos tecnológicos.
Misión:
Se trataba de buscar el equilibrio entre la continuidad y el cambio, de manera que fuera posible sostener reformas sin caer en la rigidez institucional; de llevar a cabo una descentralización efectiva del sistema educativo, una consolidación de la democracia escolar con el fortalecimiento de nuevas formas en la gestión y el aprovechamiento al máximo de los recursos.
Se consideraba a la educación superior crucial en el aumento de la competitividad. Razón por la cual, el Estado debía desempeñar una función importante en el fortalecimiento de la universidad pública, mediante políticas que permitieran mejorar las condiciones de enseñanza e investigación.
El SPAUAZ es el resultado de una lucha permanente por parte de sus fundadores, los que con un espíritu de solidaridad, consistencia y tenacidad lograron su reconocimiento por parte de la Autoridades Universitarias, lo que las viejas generaciones no deben olvidar y las nuevas tomarlo en cuenta antes de atentar en su contra.
Se parte de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia (LUMAT). Informes:
http://lumat.uaz.edu.mx/; https://www.facebook.com/LUMAT.UAZ; https://twitter.com/LumatUaz.
1Docente Investigador de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia. LUMAT