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miércoles, 25 junio, 2025
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Nada o la consecuencia

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Por: ALBERTO VÉLEZ RODRÍGUEZ • ROLANDO ALVARADO FLORES •

Al fin es rescindido el ex rector Dr. Rubén Ibarra (“Rector de la UAZ confirma terminación laboral de Rubén Ibarra” El Sol de Zacatecas, 12/06/25). Culminación del esfuerzo por producir una “crisis” en la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) por parte de la alianza de grupos derrotados, por 15 puntos porcentuales en la elección de rector de mayo del 20025. La candidata de esa coalición fue la Dra. Jenny González Arenas que ante el Dr. Ángel Román Gutiérrez no tuvo la más mínima oportunidad. No hubo margen para una denuncia de fraude electoral ni para detener las actividades de la UAZ con ese pretexto. ¿Cómo pues negociar posiciones o plazas o lo que fuere? Vamos por partes, sin embargo. Primero las atribuciones causales. Es una tesis explicita de quienes esto escriben que la supuesta “crisis” de la UAZ fue inducida por la alianza derrotada en las pasadas elecciones. Y la cabeza visible de esa alianza era la Dra. Jenny González Arenas. Otra tesis de los autores de este artículo fue que la secretaria general del SPAUAZ, desde 2023, tenía ya listo el camino para lanzarse de candidata a la rectoría como representante de un cúmulo de grupos que incluyen al Grupo Universidad, a lo que se llamó Grupo Plural y a otros más. Entonces, no hay más crisis en la universidad que la resultante de la fracasada candidatura. Para esto se instrumentó, por parte de los colectivos que apoyaron a la Dra. González, a estudiantes con la capacidadde construir una narrativa en contra de Ibarra Reyes. Cuando hubo la oportunidad, en efecto, docentes cercanos a la Dra. González se unieron a la lucha (“Docentes cercanos a Jenny González, exigieron a la Legislatura un exhorto para destituir de la BUAZ a Rubén Ibarra” La Jornada Zacatecas, 11/06/25). El caso paradigmático es el de la Dra. Sonia Viramontes Cabrera, confesa de acoso de adultos mayores, quien decidió tomar la rectoría para exigir la rescisión de Ibarra (“Docentes toman instalaciones de Rectoría; exigen celeridad en expulsión del exrector” La Jornada Zacatecas, 04/06/25). No es casual que la mencionada docente sea, también, parte del comité ejecutivo que coordina la Dra. Jenny González. ¿En qué horarios tomó las instalaciones de Rectoría la funcionaria sindical? ¿era una lucha por derechos laborales? ¿se le descontó su paga en el SPAUAZ? ¿o la Dra. González mantuvo el pago y por tanto apoyó el paro de su compañera? Si así fue, entonces es claro que la secretaria general del SPAUAZ es uno de entre los que indujeron la falsa crisis en la universidad. Una declaración parece inducir a error, pues la secretaria general del SPAUAZ sostuvo que “éstas publicaciones le causan agravio debido a que se utiliza su nombre para establecer en la comunidad universitaria la falsa creencia de que en su carácter de secretaria general del SPAUAZ está impulsando y dirigiendo a las y los docentes que se están manifestando en la Legislatura para que ésta solicite a la BUAZ que proceda con la rescisión laboral de Rubén de Jesús Ibarra Reyes” (“González Arenas pide réplica; dice que nota que la vincula a protestas contra Rubén Ibarra la agravian” La Jornada Zacatecas, 17/06/25). Quizá no dirige las protestas desde el SPAUAZ, no hay constancia que dirija algo. Tampoco es claro que haya apoyado a quienes fueron a solicitar la ruptura de la autonomía a la Legislatura. Lo que sí resulta documentable es que un miembro de su comité ejecutivo, en horario laboral, utilizó los recursos del SPAUAZ para exigir la rescisión de Ibarra Reyes con la anuencia de la secretaria general del SPAUAZ. Si no fue así, que proceda a descontar los dineros a la Dra. Viramontes y muestre evidencia de ello. Hasta aquí la atribución causal. Segundo, los resultados de la crisis inducida, en lo que respecta a la comunidad universitaria, son magros, casi inexistentes, pues con la rescisión de Ibarra no se detiene la violencia en la UAZ, pues su causa no es un rector sentenciado, ni siquiera hay una única causa. Procesos de transformación social con sus violencias aledañas, enervamiento por causa de elecciones, pobreza, falta de horizontes, la generalización de los actos agresivos producto de los movimientos mismos de lo social. Todo eso no entró en el discurso de quienes sólo pensaban en una venganza inmediata contra quien, incluso desde la cárcel, les infligió inusual derrota. Pues si la universidad está polarizada debió ser una victoria difícil, pero no fue así. Los buenos oficios de Ibarra aunados a la capacidad de Román Gutiérrez hicieron que la supuestamente “muy popular” Dra. González perdiera casi sin saber cómo. Tanto fue el trauma que sus adherentes, desconcertados no supieron qué hacer y desfogaron sus ansías en una exigencia tan absurda como gratuita. Por supuesto, exigen se les reconozca independencia, organización, hazañas históricas, logros descomunales. De otro modo incendian la universidad, amenazan e intimidan a quien opine diferente, así como cancelan la diversidad. Son ellos o el caos. Se avecinan sentencias muy importantes, la una relativa a la aplicación de los estatutos ante lo que algunos consideran un agravio, la otra por supuesta administración fraudulenta. Que no se pierda el tiempo en infiernitos.

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