José de Molina es aún venerado en muchos países, la clase obrera y campesina cantó sus canciones, acaecido hace ya 25 años, sus canciones perduran con mucho frenesí y buenos argumentos para la lucha proletaria, sindical, estudiantil, siempre fue ese sonorense un ser universal, lleno de controversias de buena fama, de música y guitarras populares.
Su Hija Ana Luisa de Molina fue buscada afanosamente por el compañero embajador de Nicaragua en México, Juan Carlos Madrigal Gutiérrez, al mismo tiempo que el cineasta Adrián Carrasco Zanini, se trata de hacerle a su señor padre un homenaje en Managua y conjuntamente con un acto protocolario en donde la figura del prócer Sandino será elevada a rangos aún más populares y de vertederos ideológicos y del buen ejemplo que le dio a las naciones del mundo.
Las canciones de Pepe de Molina eran cantadas por los guerrilleros mexicanos, colombianos, cubanos y nicaragüenses,- además de tupamaros, bolivianos y salvadoreños- fueron sus discos y conciertos de amplia fama en los barrios latinos de muchas ciudades de los Estados Unidos de Norteamérica, visitó muchos países y fue el que le dio el pase a la cantante sinaloense Amparo Ochoa una canción memorable sobre la matanza del 2 de Octubre en Tlatelolco y que con su bella voz fue parteaguas para abrir el canto nuevo y de protesta a niveles continentales.
Ahora existe la amplia posibilidad de que su Hija Ana Luisa y quien radica en la ciudad de San Luis Potosí, acuda a los ceremoniales populares del pueblo nicaragüense y quien conjuntamente con sus autoridades, desplieguen la admiración y el cariño y la simpatía por el cantor mexicano y quien se distinguió por ser muy aguerrido y claridoso.
Le comento a su hija que el mismo Oscar Chávez alguna vez me dijo de cómo José de Molina y él fueron camaradas actores y cantantes en Bellas Artes Nacional y de cómo su compañerismo siempre se distinguió por ser nobles y populares y mágicos y persistentes. Yo tuve la oportunidad de cantar como telonero de don José de Molina en mítines donde exigíamos la liberación de presos políticos de la huasteca potosina, lo mismo que en Chihuahua, Sinaloa o la inmensa ciudad de México. Departimos muchas experiencias, me decía burlonamente el “babe face”.
Era duro. Radical, compartido.
La otra vez le mencioné a Gabino Palomares que estaba en mi casa de cómo supimos que el mismo Hugo Chávez en Caracas -lo mismo que Maduro- cantaban sus rolas, en especial la Maldición de la Malinche. Mismo Gabino me contó los pormenores del sensible fallecimiento de su colega del alma don Pepe de Molina, el charro negro, el que pateaba las sillas, el anti solemne y al mismo tiempo, lleno de gallardía, retador, coplero, payador, juglar que alzaba su muy buena voz para defender a los jodidos, grabar decenas de discos, hasta con rock y muy buen rock.
Ana Luisa se maravilla de la sinceridad y sencillez del embajador nicaragüense y quien le hace extensiva la invitación que la superioridad de su hermana nación plantea, y ella me comenta mas pormenores inolvidables de su señor padre y de acciones contundentes en el trazo inolvidable del pueblo mexicano completamente consiente de sus potencialidades humanas.
Mientras en Managua el cineasta Adrián Carrasco Zanini Molina, un viejo conocido de José de Molina, coordina los acontecimientos novedosos, yo le reitero a Ana Luisa que el territorio nicaragüense quizás sea de los más hermosos del continente y no sólo de Centroamérica, de lo jocoso y divertido que es el habitante de esa capital centroamericana y que se ríe y se divierte y se pone de lleno a sus rutinas.
Le insisto que tierra adentro León, Masaya y Granada, -sobre todo Granada- rompen todos los protocolos de la maravilla cartográfica, las islas flotantes, los volcanes activos, las selvas influidas por el cielo, sus lagos inmensos de agua dulce y con miles de kilómetros, sus artistas populares, sus músicos y sentimientos todos tornados en un solo ánimo: seguir combatiendo.
Enhorabuena.
Siempre en nuestra mente José de Molina y sus canciones, plegarias populares que jamás olvidaremos.