En una reciente entrevista, Raquel Ciceley Toribio Riva, directora general de la Junta de Protección y Conservación de Monumentos y Zonas Típicas del Estado de Zacatecas, abordó las complejidades y desafíos que enfrenta la institución en su labor de preservación del patrimonio cultural, con especial énfasis en la reciente limpieza de pintas en varios monumentos y avenidas, un tema que ha cobrado relevancia en el contexto de las manifestaciones sociales que han tenido lugar en los últimos años.
Según informó, la limpieza de las pintas comenzó el 9 de marzo, un esfuerzo que se realiza en respuesta a las numerosas inscripciones y grafitis que han invadido el centro histórico de la ciudad.
Ciceley Toribio Riva explicó que, en ocasiones a pesar de las medidas adoptadas, la antigüedad de las pintas ha hecho que la piedra de los monumentos y edificios históricos absorba la pintura, lo que ha dificultado su eliminación.
«Las pintas no son solo una cuestión estética; son un reto considerable para la conservación de nuestro patrimonio. El uso de pinturas de aerosol y automotrices, en particular, plantea un problema significativo, dado que son extremadamente difíciles de remover», afirmó la funcionaria.
La directora también mencionó que las labores de limpieza han abarcado puntos emblemáticos de la ciudad, tales como el Palacio de Gobierno, el Mercado González Ortega y la Avenida Hidalgo. Para llevar a cabo estas intervenciones, se han utilizado productos especializados importados, que presentan un costo elevado, alcanzando aproximadamente mil 200 pesos por litro.
«Este presupuesto es insuficiente considerando la magnitud del problema que enfrentamos. La falta de recursos limita nuestra capacidad de actuar con la efectividad necesaria para restaurar estos monumentos», lamentó.
Ante esto, se están buscando alternativas, entre estas innovaciones se encuentran el uso de un «quitasombra» y un producto antigrafiti a base de nanopartículas. Estas técnicas no solo se conciben como una inversión a largo plazo para prevenir daños recurrentes causados por pintas y vandalismo, sino que también buscan minimizar el impacto sobre la integridad de la piedra, preservando así la calidad y el valor histórico de los inmuebles.
La funcionaria destacó el aumento de las pintas, especialmente durante las marchas feministas que han tenido lugar en los últimos años.
«Entendemos que estas manifestaciones son una forma de visibilizar demandas sociales importantes, pero el daño a nuestros monumentos no solo afecta el patrimonio histórico, sino que también repercute negativamente en el bienestar económico de las familias que dependen del turismo», subrayó Ciceley.
La directora general informó sobre la intención de implementar campañas de concientización dirigidas a la población, con el objetivo de fomentar el cuidado del patrimonio cultural, el cual cobra relevancia en el contexto de la conmemoración del 60 aniversario de la Junta de Monumentos, que se celebrará en 2025.
Esta Junta fue establecida en 1965, tras la necesidad de contar con una entidad independiente que supervisara la conservación del patrimonio histórico, lo que fue impulsado por la promulgación de una primera ley en 1953.
La creación de esta Junta se debió, en parte, a las intervenciones desafortunadas que sufrieron algunos edificios emblemáticos, como la Catedral de Zacatecas, que en 1964 experimentó obras que alteraron significativamente su integridad arquitectónica.
Ciceley Toribio Riva destacó que la misión de la Junta es proteger y conservar los inmuebles históricos del estado.
«Nuestro objetivo es no solo restaurar lo que se ha dañado, sino también generar una cultura de respeto hacia el patrimonio. La conservación de estos monumentos es crucial no solo por su valor histórico, sino también por su impacto en la atracción turística y, por ende, en la economía local», indicó.
Sugirió la posibilidad de establecer espacios designados para que los manifestantes puedan expresar sus demandas de manera que no comprometan la integridad de los monumentos.
«Es fundamental encontrar un equilibrio que permita la libre expresión y, al mismo tiempo, proteja nuestro patrimonio cultural. Debemos trabajar en conjunto con la sociedad para buscar soluciones que satisfagan a ambas partes», concluyó.