Somos la última generación que puede
poner fin al cambio climático.
Podemos hacerlo y lo haremos.
Khishigjargal, 24 años, Mongolia.
Los jóvenes constituyen un punto de partida fundamental para transformar el entorno social y ambiental de todo el mundo. Hemos de reconocer que la herencia intergeneracional que estamos legando las presentes generaciones a las futuras, es en muchos casos, un rosario de lamentaciones. Peor aún, el conjunto de la población inmersa en los parámetros de la juventud, cuentan con un sinnúmero de distractores que los alejan de su realidad y no les permiten ver detrás de las cortinas de humo, el resquebrajamiento de una sociedad cuyas paredes y techos están clavados con alfileres. Lo peor de todo es que no podemos visualizarnos sin la participación decidida de los jóvenes, por lo cual, es fundamental motivarlos a despertar de su letargo para que contribuyan con su inteligencia y energía en la construcción de un mejor mañana en el que puedan desenvolverse plenamente. En este contexto, quiero retomar algunos datos interesantes esbozados en el informe sobre “La juventud en favor de la acción climática: hacer oír las voces de los jóvenes para proteger el futuro de nuestro planeta”. De conformidad con la ONU el cambio climático está aquí; al aumentar su impacto con el paso del tiempo, quienes enfrentarán las peores consecuencias serán los niños y los jóvenes de hoy. Pero lejos de ser víctimas pasivas, los jóvenes de todo el mundo han empezado a manifestarse a una escala nunca antes vista. Un ejemplo es Greta Thunberg, en 2018 esta adolescente de 16 años, nacida en Suecia, desató un movimiento a nivel mundial de niños en edad escolar que exigían mayores medidas de los gobiernos para luchar contra el cambio climático. Ahora, millones están participando en marchas para demostrar su respaldo a esta causa, ya sea a través de la educación, la tecnología, la ciencia o la ley, jóvenes de todas partes están aprovechando sus habilidades para defender la acción por el clima. La ONU reconoce el papel crucial que desempeña la juventud a la hora de afrontar el cambio climático, por lo que contribuye decididamente con organizaciones lideradas por jóvenes. En el citado documento se reconoce que la prueba más visible del cambio climático ha sido el derretimiento de hasta el 40% de los hielos del mar Ártico durante el verano del hemisferio norte, de igual forma, se delimita a la década de 2001 a 2010 como la más cálida registrada, y que los niveles de concentración de CO2 han aumentado en el mismo período, por lo cual, el cumplimiento a largo plazo de los objetivos relativos al clima mundial solo serán posible mediante la reducción drástica de tales emisiones, lo cual se ve quimérico tomando en consideración la indiferencia de los países industrializados quienes seguramente ya tienen apartados sus terrenos en la luna para poder vivir a sus anchas. De acuerdo con la ONU, la comunidad científica internacional ha establecido que el cambio climático tendrá consecuencias negativas sobre los ecosistemas naturales y gestionados, el funcionamiento de los sistemas socioeconómicos, la salud y el bienestar del ser humano, por lo que se propone un conjunto de iniciativas y medidas dirigidas a reducir la vulnerabilidad de los sistemas naturales y humanos a los efectos actuales o previstos del cambio climático, sin las cuales, la vulnerabilidad a los efectos negativos de los climas extremos aumentará considerablemente y agravará el sufrimiento de la población, sobre todo de los habitantes de países más expuestos a los efectos adversos del cambio climático. Ante este escenario, los jóvenes en distintas partes del mundo han impulsado iniciativas dirigidas a buscar alternativas sostenibles para mitigar los efectos del cambio climático. Por ejemplo, en Bangladesh, dónde desafortunadamente y gracias a los ciclones crecidos en intensidad y frecuencia, mueren ahogados 17.000 niños, se brindan clases de natación con la finalidad de que aprendan a nadar y dejen de estar en peligro. En Filipinas donde coexisten 7000 islas en las que la amenaza de tifones e inundaciones es constante, la UNICEF ha apoyado la iniciativa de construir escuelas resistentes a los fenómenos meteorológicos, además, se educa a los niños con la finalidad de empoderarlos en las comunidades locales y aumentar su resiliencia y capacidad de adaptación ante los cada vez más frecuentes desastres naturales. Finalmente y tomando en cuenta lo expuesto por la ONU, tomemos en cuenta que los países en desarrollo, debemos actuar ya, en la búsqueda de las medidas de adaptación al cambio climático y, los jóvenes juegan un rol esencial en esta encomienda mundial.
Álvaro García Hernández