He tenido la oportunidad de reencontrarme con dos de mis queridos primos, Mauricio Meza y Sergio García; nuestras ocupaciones y compromisos familiares no han permitido que nuestros encuentros sean más constantes, sin embargo, al verlos vienen a mi mente nuestros buenos momentos de juegos, de convivencias familiares y de ir con mi Abuela Esther a que nos diera el domingo para ir al jardín. Crecimos sanamente gracias a nuestros padres y madres; somos gente de bien: uno arquitecto, otro químico y yo un abogado, todos pasamos de los cincuentas y conducimos a nuestras familias lo mejor que podemos; me siento muy orgulloso de mis primos aunque no se los dije, me dio mucho gusto volver a verlos y, el compromiso es frecuentarnos más y seguir fortaleciendo nuestros lazos de sangre, nuestra fraternidad familiar. En este contexto, reflexiono ahora sobre la familia a la que visualizo como un grupo básico en el que los individuos adquieren valores, identidad y sentido de pertenencia a un determinado conjunto de personas; es también la piedra angular de esta nación mexicana, pues de ella surgen los seres que pueden resguardar su soberanía, defender la patria misma y hacer que esta se fortalezca. Estoy cierto de que muchos de los problemas que afectan actualmente a nuestra colectividad, tuvieron su origen en el seno familiar, cuando se perdió el rumbo, cuando se faltó al respeto a alguno de sus integrantes, principalmente a alguno de los padres o de los abuelos, o bien, cuando se permitió la llegada de dinero mal habido y se toleró la incorporación de alguno de sus miembros a las fuerzas delictivas. La familia es nuestra primera escuela, la principal educadora, ya después, llevamos a nuestras instituciones educativas lo malo y lo bueno que adquirimos, así, vamos haciendo amigas y amigos o, por el contrario, generamos escenarios adversos con nuestros maestros y condiscípulos; con el tiempo y siendo profesionistas, ejercemos con honestidad nuestro trabajo o también, podemos sucumbir a las mieles de la corrupción si nuestra formación fue relajada y carente de límites y reglas. Sea la edad que sea y las circuntancias que hayan sido, si nuestra familia fue buena, siempre evocaremos los grandes momentos que nos formaron, que nos llenaron de alegría y que nos dan orientación cada que perdemos el rumbo. Soñar que somos infantes y jugamos sin preocupaciones con los hermanos, los primos, las abuelas, tías y padrinos, se convierte en una aspiración recurrente cuando nos damos cuenta de que el tiempo ha llegado de golpe y nos perdemos en un montón de compromisos que nos alejan de la orilla de nuestra juventud al mar profundo de nuestra vejez. Ver romanticamente a la familia es una forma de identificar nuestras estructuras más sensibles, sin embargo, existe el lado oscuro de la familia, pues la falta de esta, contribuye desde la niñez a la adopción de conductas hostiles y contrarias a las reglas que promueven la armonía en una determinada sociedad. La familia es un Derecho Humano Fundamental reconocido por varias convenciones y organismos internacionales y, de acuerdo con la reforma al artículo 4º de la Constitución Política Federal de fecha 6 de Junio de 2019, la mujer y el hombre son iguales ante la Ley, ésta protegerá la organización y el desarrollo de la familia. Asi pués, el estado mexicano tiene un interés firme en cuanto a la integración de la familia como organización humana que no permanece estática, se encuentra en constante evolución pues a la postre se reconocen varios tipos de ella como la familia nuclear, extensa, monoparental, reconstituida, homoparental, de padres separados, multinuclear, unipersonal, dink, LAT, etc. Desde el punto de vista conceptual, Benería y Roldán identifican a la familia como la unidad doméstica, entendida como un lugar geométrico o esfera social compuesta de una serie de personas que comparten un lugar común donde vivir y un presupuesto. La unidad doméstica es el espacio donde los individuos generan redes de relaciones que brindan una infraestructura en el plano de lo social y lo familiar. De acuerdo con Tuirán y Salles, la familia es la institución base de cualquier sociedad humana, la cual da sentido a sus integrantes y, a su vez, los prepara para afrontar situaciones que se presenten. Así pues, cualquier idea que tengamos de la familia, siempre se centra en un conjunto de seres que tienen algún vínculo de sangre, de lazos afectivos que se unen, se apoyan, generan identidad y se entrelazan para salir venturosos de los retos que cada día nos pone la vida. La familia más que un Derecho Humano Fundamental, es una necesidad esencial para nuestro propio existir.
Álvaro García Hernández