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miércoles, 14 mayo, 2025
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Visiones miopes conducen a soluciones miopes

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Por: P. Aurelio Ponce Esparza • admin-zenda • Admin •

Hay muchos temas en el orden público que ocupan la atención de los mexicanos. Uno de ellos es, sin duda, la violencia. Nuestro país vive una profunda crisis de seguridad, la descomposición social se agudiza día a día y cuando habíamos pensado que tocamos fondo, quedamos sorprendidos por un evento todavía más violento que el anterior. La violencia tiene muchas manifestaciones y toca las fibras más sensibles de los ciudadanos. Las extorsiones, levantones, asesinatos, corrupción, impunidad, tráfico de influencias, complicidades, tráfico de drogas, trata de blancas, abuso contra migrantes, medios de comunicación manipulados…la lista puede seguir y no terminaríamos de hablar de las distintas formas de violencia que estamos padeciendo en nuestro país.

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En los últimos días se ha posicionado en algunos medios nacionales la noticia sobre el asesinato de algunas personas transexuales, en Acapulco, Estado de México, Chihuahua, Guanajuato, Veracruz y la Ciudad de México. Sin duda que son crímenes que todos repudiamos independientemente de las preferencias sexuales de las víctimas. El grito de quienes sufren y claman justicia representa la voz de muchas madres y padres que buscan a sus hijos desaparecidos, la voz impotente de quien ha sufrido una extorsión telefónica o ha sido víctima de un secuestro virtual, la voz lastimada de quien se preocupa de pagar  para que lo dejen trabajar en paz, la voz de los hijos que lloran por la muerte violenta de sus jóvenes padres. Todas las voces merecen ser escuchadas y el reclamo de justicia es válido para todos.

Hay algunos que hablan de la muerte de estas diez personas como crímenes de odio en contra de la comunidad LGBTT, no sé si sea el caso, si se pueda establecer un patrón que determine que de verdad han sido crímenes de odio. Se ha tratado de muertes en ciudades geográficamente distantes y en circunstancias muy diversas. No podemos medir con los mismos parámetros la violencia que viven en Veracruz y la que se vive en Chihuahua o en Guanajuato. Pero suponiendo que sea el caso, resulta absurdo que haya actores políticos que pretenden establecer un nexo causal entre estas muertes y lo que llaman “discurso de odio y discriminación” supuestamente orquestado por la jerarquía católica.

En días pasados el secretario de la diversidad sexual del PRD nacional exigió a Segob que haga valer el estado laico y frene el discurso de intolerancia de la Iglesia. Pero además insinuó que estos crímenes de odio son causados por este supuesto discurso. Señaló: “La saña con que se cometieron los transfeminicidios ocurren a la par del recrudecimiento de discursos discriminatorios aparecidos en el periódico Desde la fe y después de las marchas organizadas por el Frente nacional por la familia”.

El periódico Desde la fe es un medio informativo de la Arquidiócesis de México y me parece atribuirle a este semanario una importancia que no tiene, primero porque no se trata del medio de comunicación oficial de la Iglesia mexicana y su jerarquía, sino sólo un medio local; a demás, me parece demasiada optimista la presunción de que lo ahí escrito tenga la fuerza como para motivar acciones en contra de personas homosexuales o transexuales. Por otro lado, es falso atribuir sin más a la jerarquía mexicana la organización de las marchas por la Familia. El Frente nacional por la familia es una organización formada por laicos y con una agenda independiente respecto a la organización y planes pastorales de las distintas Diócesis en el país.

Una afirmación como esta que hace el PRD me parece francamente irresponsable y no contribuye a dimensionar correctamente la muerte lamentable de estas personas. Vivimos una profunda crisis de seguridad y eso es real y objetivo, no se trata de especulaciones o argumentos, es el día a día de millones y millones de mexicanos en todo el país. Querer acallar la voz de la Iglesia no contribuye a la búsqueda de soluciones, tarea en la que debemos ocuparnos todos. La violencia no termina con más violencia, no necesitamos permiso para portar armas, ni que nuestras calles estén repletas de policías y soldados. Reconstruir el tejido social es tarea de todos: gobierno, partidos políticos, iglesias, asociaciones, maestros, padres de familia y todos los que amamos el hermoso país en el que nacimos y que vemos con tristeza como se está desmoronando.

Ante el asesinato de un juez, hecho lamentable y repudiable, los jueces de la suprema corte piden seguridad y autos blindados para todos los jueces. Pero a los ciudadanos de a pie ¿quién los protege? La solución a los problemas de México no está en acciones mediáticas, se hace urgente el trabajo coordinado de todos, cada uno desde nuestro ámbito de desarrollo. Una visión miope de la realidad sólo nos llevará a buscar soluciones miopes. ■

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