Lucero es siempre una noticia, una historia laboral correspondida, un acto especial en los anales del escándalo, mucha actividad en los colectivos feministas editoriales que fabrican revistas y libros y páginas digitales llenas de entrevistas y recordatorios, la entrevista como el arma más poderosa del periodista de siempre, su mejor escuela, fundamento nunca arbitrario, pero si muy democrático para efectuar el éxito, la polémica, las alturas.
Sobrina del periodista nacional Félix Fuentes, éste, muy acorde con lo de Manuel Buendía, Jacobo Zabludowski, Joaquín López Dóriga y una etapa dorada y controversial del alto calibraje, en algún tiempo, le dio la estafeta de entrar como reportera en el diario nacional EL UNIVERSAL, en donde por espacio de 10 años cubrió las fuentes más alocadas o fortísimas y entablando un entramado de amistades y de pactos que se fueron desenvolviendo con inaudita rapidez y llena de episodios deslumbrantes.
Por ejemplo fue la jefa de prensa de la actriz y activista política María Rojo en la delegación Coyoacán y en donde era común ver al gran Gabriel García Márquez preguntar como simple ciudadano si se encontraba la delegada y ahí lucero de manera natural conocer más de cerca la vida social de María y hasta de enconos, envidias, vanguardias y ajuares de gran calado como la hija prohibida del premio nobel de literatura y la amistad con Susana Cato e Indira, la zona judía de Adela Micha y Enrique Novi, de a pechito mil experiencias que la han llevado a tener una seguridad y firmeza en sus decisiones.
Luego tuve la oportunidad de conocer de cerca los cientos de correos que se le enviaban desde la embajada mexicana en la república de Cuba, pues su entonces embajador Ricardo Pascoe Pierce tenia, desde que fue delegado en la Benito Juárez, una amistad de reportera-funcionario y un poco más, lo que permitió compartir intimidades como sus borracheras hasta el amanecer con el Comandante supremo Fidel Castro Ruz, el como representante de un Fox que había terminado con la hegemonía demoniaca del Priismo durante 73 años, pero que después resulto ostentosamente ridiculizado por vaya Asté a saber qué intereses se vieron ataviados, arrinconados, enriquecidos.
Tema es que se vanagloriaba de que le dijeran “su excelencia o excelentísimo embajador” y revelaba el entonces emisario crónicas del líder cubano, sus experiencias con otros embajadores en la isla, el proceso de sus hijos como diplomados o articulistas y toda una sarta de vanidades propias de un gentil buen hombre que ahora – quizás siempre- es muy aliado de la derecha mexicana derrotada.
El chiste es qué hubo por hacer, evaluar, realizar con más ahínco y después de esa experiencia magnifica, Lucero regresa al terruño de la zona centro del país e ingresa a El Heraldo, un periódico escuela, decano, donde el maltrato salarial y la super disciplina, re forjaron aún más las ganas de concretar un medio propio, hacerla aún más audaz, peregrina si no funciona tal asunto, enfatizando siempre la independencia comercial, los enlaces con imprentas, autoridades hacendarias, notarios y contadores, diseñadores de gamas insospechadas y esa gran gama de colaboradores nacionales de alto prestigio y mucha abundancia en el talento y la comodidad republicana.
Ya son 18 años que su revista EXPRENSION SAN LUIS es la crema del colectivo mundial de revistas feministas y sin rayar en lo tosco, lo exagerado, lo poquitero, por el contrario, es la reivindicación de mujeres maestras, enfermeras, doctoras y diputadas, ingeniebrias o marchantitas, entrevistas de primer nivel con gobernadores, rectores o presidentes municipales, siempre impactando por sus arrojos, sus tarifas exigentes, su trato y calidad de revistas con diseños desde Colombia o los Estados Unidos, todo vía satélite y a la par, organiza el debate público, refrenda todos los aspectos de la vida cotidiana y hasta de la temible página policiaca.
Osadía cumplida, regocijo y experiencia que la lleva a tener todo en orden, su astucia radica en actuar y coordinar, sus maestros han sido de un régimen estricto donde resalta su propia vanguardia, su esmero y belleza de esta hija de gitanas y de la membresía de los Aguilares, como un amplísimo diccionario de aventuras cumplidas e invictas.
Tiene la memoria de numerosas transformaciones que la han llevado obligar a todos, osadía para hacernos sentir bien y a pesar de que sus hermanos somo un tremendo desmadre y un constante pleito asegurado.