Hasta ahora, la oligarquía económica de México, expresada política e ideológicamente por la derecha corrupta que la representa, no ha hecho otra cosa que pretender reconstruir y reinstalar, sin cambio alguno, el modelo económico desnacionalizador que le ha permitido al capital transnacional apropiarse de grandes riquezas nacionales, neocolonizar industrialmente al país y también exprimirlo por la vía de la economía de las actividades ilícitas. De todo eso, las transnacionales solo comparten con la burguesía mexicana los beneficios que puedan obtenerse de sectores económicos secundarios, de la corrupción y lo que puedan acaparar de los procesos de desmantelamiento de la planta productiva nacional y la privatización de bienes y servicios públicos.
Ejemplo lo tenemos en el hombre más rico de México, Carlos Slim (en el 2024, el 14 más rico del mundo con una fortuna de 102 mil millones de dólares, calculada por la revista Forbes) expresó que en México “…estamos dando mucho ingreso a los jubilados y tenemos 6 millones en extrema pobreza, es irracional”. Además, criticó que en nuestro país se hable de igualdad y de desigualdad. El león que parecía domesticado por la 4T mostró su instinto animal, su salvajismo económico.
Carlos Slim forma parte de una camada de oligarcas económicos de México que se adhirieron a los “beneficios” del trasplante del patrón de crecimiento neoliberal que impulsó (de 1982 al 2018) el imperio económico estadounidense, con las facilidades de nuestros gobiernos. A Slim le permitió quedarse con TELMEX, a Salinas Pliego con IMEVISION (hoy TV Azteca), Germán Larrea con Ferrocarriles Nacionales de México, y así otros.
Carlos Slim adquiere TELMEX en 1990, con Salinas de Gortari. Al año siguiente aparece por primera vez en la revista Forbes de entre los hombres más ricos del mundo con una riqueza de 1 mil 700 millones de dólares; la fuente refiere que en 1994 tenía 6 mil 600 millones; en el 2010 53 mil 500 millones; en el 2015 77 mil 100 millones; luego tuvo pérdidas monstruosas por 27 mil millones en 2016 calculando su riqueza en 50 mil millones; en 2017 se recupera un poco llegando a 54 mil millones y en 2018 a 67 mil 100 millones y calló a 64 mil millones de dólares en el 2019.
La riqueza de estos oligarcas económicos no coincide con el atraso y la pobreza que el pueblo mexicano registró en el mismo período. Los datos del INEGI dan cuenta que la tasa de desempleo fue muy intensa en el período de Vicente Fox para adelante. Por ejemplo: en el 2009 fue del 5.1; 2010 de 5.1; 2011 de 5.3; 2018 de 3.6; 2019 de 3.1; 2020 de 4.5; 2021 de 3.8; 2022 de 3.3; 2023 de 2.8 y 2024 de 2.7, el nivel más bajo de, cuando menos, los últimos 30 años.
En un artículo como este no tenemos espacio suficiente para estadísticas y razonamientos amplios, pero, al menos, hay que decir que la riqueza de estos capitalistas mexicanos también tuvo su origen en la exención de impuestos. Por ejemplo, la página del Gobierno Federal revela que el Grupo Salinas (Elektra, Banco Azteca, TV azteca) ha evadido impuestos del SAT, con el apoyo de los gobiernos anteriores y el Poder Judicial, por un total de 63 mil millones de pesos. Fortuna que ya quisieran tener muchos capitalistas mexicanos.
Una revisión minuciosa sobre la manera en que operan las economías de estos magnates permite saber que el incremento de sus riquezas no tiene que ver con el desarrollo de ciencia y tecnología propia. La tecnología que ocupan es adquirida en el extranjero. Ellos no son fuente de desarrollo. La velocidad de sus riquezas provino de la adquisición, a precio de chatarra, de jugosas empresas paraestatales, evadir impuestos, subsidios especiales, rescates financieros, premios, estímulos a la “innovación” por adquirir bienes que no innovaron; contratos ventajosos con el gobierno federal y de algunos estados para la prestación de servicios o ejecución de obras y de la especulación financiera.
Todo eso se va a la basura con un gobierno que reconozca la existencia de la desigualdad y pretenda disminuirla. Si Slim, Larrea, Claudio X. González, Salina Pliego, Emilio Azcárraga, los Coppel, entre otros, concentran la mayor parte de la riqueza de la sociedad es porque esta ha sido extraída, de múltiples formas, del resto de los mexicanos. Su ganancia crece por pagar bajos salarios, no cotizar al IMSS, no pagar los impuestos al SAT y chupar parte del presupuesto gubernamental restringiendo los programas sociales, de pensionados y jubilados. A eso se refiere Slim: el dinero que se da a quienes ya no pueden trabajar y/o son ancianitos lo quieren para que crezca la fortuna de ellos, no para que mejore el bienestar de los pobres.