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jueves, 5 junio, 2025
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Ignacio Ribott y la que pudo ser la primera Escuela Normal de Tamaulipas

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT • admin-zenda • Admin •

En el marco de la reforma educativa que arrancó con rango constitucional y sus leyes normativas en septiembre de 2013, hablar de las Escuelas Normales en su conjunto resulta un tema obligado. Toda reforma que se diga educativa en el nivel básico, sobre todo lo relacionado con el método y contenidos debe iniciar desde las Normales y avanzar simultáneamente en las escuelas de este nivel.

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Es en las Normales en donde históricamente, desde que se fundaron las primeras en el siglo XIX, se forman y deben seguir formando los educadores de la niñez y juventud mexicanas. Por lo tanto, toda reforma educativa que merezca tal nombre debe iniciar por actualizar los contenidos curriculares en las Normales mismas. No existe reforma pedagógica si esta no incide en un nuevo método, enfoque filosófico y currículum actualizado y pertinente con los valores y necesidades del presente y futuro de la nación que la impulsa. Por eso es que las reformas educativas deben partir de la actualización de los saberes que deben aprender los futuros maestros y los formadores de estos.

Algo de historia.

Las escuelas normales tuvieron su origen en el imperio Prusiano cuando expiraba el siglo de las luces. En este imperio donde surgió como nueva nación Alemania, durante el segundo tercio del siglo XIX se observó una progresiva fundación de seminarios de maestros o escuelas normales. Por este mismo tiempo, en Zacatecas ocurrió la apertura de la Escuela Normal Lancasteriana “La Constitución”, cuyo propósito fue el de poner en práctica el sistema de enseñanza mutua o método lancasteriano1. En Francia dónde las escuelas Normales cobrarían un gran impulso, “se abrieron 11 escuelas en 1829, ascendiendo el número de ellas a 47 en 1833 y a 74 en 1834”2. Sería precisamente de Francia de dónde el México decimonónico tardío recibió una gran influencia en la tradición normalista, especialmente de las ideas de Jules Ferry relativas a la gratuidad, obligatoriedad o carácter universal de la instrucción y el laicismo educativo.

Ignacio Ribott y la Escuela Normal Lancasteriana que pudo haberse fundado en la Villa de la Purificación (hoy ciudad Victoria, Tamps.).

En la antigua Nueva Santander, provincia que con la llegada de la República Federal tomaría el nombre de la actual Tamaulipas, hubo intentos por establecer una escuela normal lancasteriana. Esta que debió ser la primera Normal lancasteriana tamaulipeca, pudo crearse por los años de 1826 y 1827 cuando se hicieron intentos para que antes de que escogiera como destino Zacatecas, Ignacio Ribott fuera llamado por su gobernador en 1831 para que se hiciera cargo como director de la Escuela Normal que había abierto sus puertas cinco años atrás.

Resulta oportuno mencionar que Ignacio Ribott fue el típico ilustrado que había abrevado de las luces de la ilustración dieciochesca. Tenía un dominio de su oficio y era de los maestros o preceptores que no se conformaban con dirigir una escuela y dar clases a un grupo de niños. En su vida se caracterizó por ser un trotamundos. Había nacido en la Habana, Cuba, aunque siendo de ascendencia francesa fue en Europa donde adquirió su formación, antes de que finalizara el siglo XVIII. No se sabe cuándo ni cómo es que llegó a la antigua Nueva España durante la consumación y la independencia de México y la instauración del Primer Imperio Mexicano al frente de Iturbide. El caso es que en el año en que surgió la Compañía Lancasteriana, en 1822, Ribott aparece como uno de sus miembros fundadores de esa sociedad filantrópica. Le correspondería a su vez el honor de haber sido el director de la primera Normal y su Sección de Secundaria que se fundó en el nuevo país, en la ciudad de México con el nombre de “El Sol”3. Después de residir en la ciudad de México, antes de su llegada a Zacatecas, se tiene noticias de su paso por Valladolid, Michoacán (hoy Morelia). De ahí probablemente marchó con el rumbo de la Villa de la Purificación, nombre con el que se conoció lo que hoy es ciudad Victoria. Los contactos que el gobierno de Tamaulipas estableció con Ribott fueron con la finalidad de que se hiciera cargo, fundara y dirigiera una escuela normal lancasteriana en ese lugar. Desconocemos si esa Escuela Normal se abrió o no. Pero de que existe ese antecedente no hay duda.

Las primeras noticias que se tienen de Ribott datan del año de 1822 en la ciudad de México, cuando aparece como uno de los fundadores de la Compañía Lancasteriana4. Ahí mismo redactó el reglamento de la Escuela Filantropía fundada por la Compañía. Para 1825 se registra su paso por Valladolid, Michoacán, en donde tuvo problemas con la jerarquía eclesiástica. Los curas de ese lugar lo acusaron de propagar ideas heréticas y liberales que corrompían a la juventud5. En el siguiente año andaba por la antigüa Villa de Santa María de Aguayo recién convertida en capital de Tamaulipas con el nombre de Ciudad Victoria. A ese lugar acudió con el fin de fundar Una Escuela Normal Lancasteriana. Sin embargo, se ignora o por lo menos quien esto escribe, si dicho establecimiento haya abierto.

¿Bajo qué orientación y método debería regirse la normal lancasteriana que Ribott fundaría en la otrora Villa de Santa María de Aguayo? Como su nombre lo indica, no sería otra sino la diseñada por J. Lancaster, método  conocido también como sistema de enseñanza mutua por las características con las que funcionaba, apoyándose en monitores de clase, que no eran otros sino los discípulos más aventajados del grupo que auxiliaban al resto de sus compañeros. Joseph Lancaster nacido en Ken Street, suburbio londinense de Southward (Inglaterra) el 23 de noviembre de 1778, es todo un personaje. Parido y creado por la ilustración. Burgués además por si algo le faltara, integrante de una familia de industriales e hijo de un exmilitar que había combatido en la Guerra de independencia de los Estados Unidos. Cuando apenas contaba con 20 años instaló su primera escuela en la que abrió sus puertas a huérfanos y pobres sin cobrarles nada. La institución lancasteriana nació inspirada por la filantropía y bajo ese espíritu se guiarían en todo el mundo los establecimientos que buscaron emularla. Las escuelas lancasterianas para su funcionamiento se inspiraron en el sistema “monitoral”, consistente en que los compañeros del mismo grupo guiaban e instruían a sus compañeros de clase para que aprendieran, de ahí el nombre de sistema de enseñanza mutua con el que también se conoce al método lancasteriano. Los profesores o preceptores que dirigieran una escuela deberían de enseñar de acuerdo con una “norma”, para que esa “enseñanza normal” fuera una constante y “que no dependiera de la persona, el lugar y el tiempo”. Aquí tiene su origen el concepto o categoría Escuela Normal6.

Si permanece la duda sobre si Ribott llegó o no a lo que hoy es Ciudad Victoria para abrir una Normal lancasteriana, en Zacatecas por testimonios de archivo existe la certeza de su presencia. Durante su corta estancia en el antiguo real minero, además de mostrar un espíritu, liberal, polémico y rijoso con las autoridades al llegar a conflictuarse con sus alumnos, preceptores en servicio de los diferentes partidos o subdelegaciones del estado que acudieron a su curso para actualizarse y tener un dominio del sistema de enseñanza mutua o método lancasteriano, demostró que no era un maestro más del montón. Su amplia cultura pedagógica y el dominio que poseía del método perfeccionado por Joseph Lancaster lo llevaron a que escribiera dos textos fundamentales para el empleo del nuevo método que había aparecido como la moda educativa de su tiempo: El Vademécum matemático…, un texto a manera de programa para la enseñanza-aprendizaje de las matemáticas elementales; y el Reglamento del sistema de enseñanza mutua, conocido también como Opúsculo de Ribott, una especie de Manual para la dirección y administración de las escuelas de primeras letras que incluía los programas de estudio para los ramos (materias) que se enseñaban en las escuelas de primeras letras7. ■

 

* UPN-Zacatecas.

Referencias.

 

(Endnotes)

1              Contreras Betancourt, Leonel, Las Escuelas Lancasterianas de Zacatecas en la Primera república federal, 1823-1835, México, UPN-Zacatecas, 2005.

2              Wikipedia, consulta del 17 de junio de 2015.

3              Staples, Anne, Recuento de una batalla inconclusa. La educación mexicana de Iturbide a Juárez, México, El Colegio de México, 2005, p.238.

4              Tanck Estrada, Dorothy, La educación ilustrada, México, El Colegio de México, 1998.

5              AGN, Justicia e Instrucción Pública, Vol. 33, expediente 46, año de 1825.

6              Véase el artículo de López Portillo y Lancaster Jones, Rodrigo Alonso, “La revolución de la educación: el sistema lancasteriano”, en Memoria del Sexto encuentro Nacional y Segundo internacional de Historia de la educación, Vol. III, Guadalajara, Jal. Méx., Instituto Cultural Cabañas, noviembre de 1996.

7              Sobre estos dos documentos, verdaderas fuentes primeras, el primero es un impreso incunable que reguarda el AGN y el segundo se localiza en el AHEZ.

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