La situación política en Zacatecas pareciera atravesar una nueva crisis derivada o a consecuencia de actores políticos cuya capacidad para administrar y gobernar es cuestionada constantemente por la gran mayoría de zacatecanos que vive la realidad en el Estado.
El gobernador en turno, asumió las riendas de un estado que, pudiera afirmarse, se encontraba en quebranto financiero, predecesores en el ejecutivo estatal endeudaron al estado y comprometieron sus finanzas, eso es un hecho indefendible e indiscutible, los recursos públicos fueron utilizados por anteriores gobiernos para enriquecer a actores políticos, crear nuevos ricos a través de contratos públicos y para el desvío de recursos.
La política neoliberal que caracterizó a gobiernos panistas y priistas a nivel federal, también impactó en nuestro estado a través de una clase política rapaz e insaciable al saqueo, a los excesos y al derroche en el manejo de los recursos públicos. La falta de obra pública ha caracterizado al menos a los últimos dos sexenios priistas cuyas únicas obras se caracterizan por ser más elefantes blancos que no tienen ningún uso y que no aportaron para nada a la transformación de la vida de los zacatecanos, el desarrollo económico y crecimiento en infraestructura que puede observarse en nuestros vecinos como Aguascalientes, León Guanajuato, San Luis Potosí y del Estado de Jalisco, no se observa en nuestros municipios ni en el Estado.
Por el contrario, los zacatecanos seguimos pagando la deuda que heredaron anteriores mandatarios, seguimos padeciendo los problemas administrativos que heredaron al actual gobierno y aunque el actual gobernador lograse avances en diversos rubros como, por ejemplo, la disminución de los homicidios y otros delitos, la diminución de la deuda pública, la construcción de espacios deportivos en la zona conurbada, entre otras acciones que pueden ser reconocidas, pareciera que en la opinión pública no se percibiera ninguna acción benéfica, esto quizás es consecuencia de la falta de una estrategia de comunicación eficaz que le permitiera, en un primer momento, el manejo adecuado de la información respecto de hechos de inseguridad y en un segundo momento, la comunicación adecuada de las obras y logros financieros.
Los negativos que maneja el actual gobierno según estudios, lo posicionan en último lugar en aprobación ciudadana, consecuencia del mal manejo de crisis y de no contar con una estrategia de comunicación efectiva para el anuncio de logros y avances, hoy cualquier acto que pudiera considerarse benéfico, por ejemplo, para el campo, pasa desapercibido, la disminución de la inseguridad real, no es creída por una gran mayoría de ciudadanos en quienes persiste la idea de que todo va mal y de que continuamos con los 1700 homicidios al año con los que se entregó el estado por el anterior gobierno.
Las obras públicas trascendentales de anteriores gobiernos hoy son monumentos a la corrupción, la gran mayoría en abandono o sin ninguna utilidad real, pero ¿qué avances han tenido los actuales gobiernos en la materia? Poco avance hay en obras trascendentales, negocios quiebran y con ello obtenemos la disminución de empleo registrado ante el IMSS, la economía se vive difícil en las calles que, de no ser por los programas federales, los números reflejarían una realidad más difícil.
Los gobiernos, estatal y municipales, deben emplear estrategias en conjunto y por separado para lograr el crecimiento económico del estado, no es una tarea que pueda logarse por separado, sin embargo, los zacatecanos, principalmente los de la capital, somos testigos de una incapacidad de abandonar desacuerdos personales o políticos por parte de ambos ejecutivos, buscan constantemente atropellarse y frenarse obras, algunas de ellas sin sustento de ningún tipo.
El destino del recurso público, durante 20 años, no ha sido en obras ni acciones que busquen cambiar la realidad de los zacatecanos, si no que se gasta en cosas que no impactan, que no benefician a nadie mas que a quienes las realizan, reflejando que nuestra clase política no ha cambiado mucho en 20 años, persiste la visión de que gobernar es gastar el dinero del pueblo, es despilfarrarlo en obras innecesarias que permiten ver la corrupción en las mismas y la falta de un proyecto o una idea de gobierno.
En nuestro estado, incluso los que destinan una cantidad impresionante de recurso en campañas para venderse como una opción diferente, están demostrando que no son una clase política distinta a la que nos ha gobernado desde hace años, no son otra cosa que personajes creados con el fin de vender un producto vacío y sin idea, personajes que golpetean y son capaces de montar un circo en días, pero incapaces de darle un destino correcto al recurso público.
Los zacatecanos tenemos un enorme reto rumbo al 2027: cambiar a nuestra clase política por una que realmente cambie el rumbo y la realidad de nuestro Estado.