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sábado, 21 junio, 2025
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■ Académico señala que politización ha frenado al proyecto hídrico

Milpillas es urgente para Zacatecas: Hiram Badillo

■ Niega que obra afecte acceso al agua de comunidades colindantes

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Por: Jaqueline Lares Chávez •

A más de una década de haberse concebido, el proyecto de la Presa Milpillas vuelve a estar en el centro del debate público en Zacatecas. Lo que fue planteado como una solución integral al creciente problema de desabasto de agua, hoy enfrenta desinformación, desconfianza y, sobre todo, una profunda politización. 

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Aun así, para especialistas involucrados desde sus inicios, como Hiram Badillo Almaraz, la obra no solo es necesaria, sino urgente: “sí es un buen proyecto, bien fundamentado, que viene a resolver un problema muy grande, que es el desabasto de agua”.

Desde el principio, la principal inquietud de la población ha sido si la construcción de esta presa afectará el acceso al agua de las comunidades colindantes, en particular a los agricultores. 

“No, pues no”, respondió de manera firme el docente investigador de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ). 

“Un proyecto así no se hace si no está basado en estudios… si no se propone este proyecto, se dejaría a la gente sin agua, al contrario”, señaló.

Badillo, quien participó en la elaboración del proyecto técnico original desde la universidad en 2014, desmintió categóricamente las versiones que circulan respecto al supuesto uso del agua para fines industriales. 

“Eso es totalmente falso”, afirmó. “El proyecto está planeado para abastecer lo que es el corredor Fresnillo-Guadalupe, es decir, a los organismos operadores de Fresnillo, Calera, Enrique Estrada, Jiapaz. El agua es exclusivamente para consumo humano, el industrial no está planteado”.

Uno de los elementos que ha complicado el desarrollo del proyecto ha sido la percepción de que las comunidades ejidales se oponen rotundamente a su construcción. Si bien el académico reconoce que existen sectores que han expresado su rechazo, considera que esto responde a factores más complejos. 

“El proyecto está muy politizado”, dijo. “Cuando se presentó originalmente se hicieron reuniones informativas con los ejidatarios, pero con el cambio de administración en el Gobierno estatal, se perdió ese contacto y seguimiento”.

Lamentó que el proyecto se haya sido utilizado políticamente, lo que ha generado confusión y resistencia. Para él, lo que falta ahora es un trabajo social serio que recupere la confianza de la población. 

Ante los cuestionamientos sobre si existen alternativas más sostenibles al proyecto de la presa, el doctor Badillo no lo niega: “opciones hay muchas, como siempre lo he dicho, la presa por sí sola no viene a resolver el desabasto de agua, pero sí es una parte importante”.

Sin embargo, sostiene que su implementación sería aún más difícil, especialmente en el sector agrícola, donde el intercambio en el uso del agua es un tema sensible. “Si bien es cierto que en un cambio se tendría que tecnificar, no se debería ir a la extracción como se hizo anteriormente”.

Sin embargo, destacó que los problemas de escasez de agua ya son urgentes. 

“En muchas colonias de Guadalupe o Fresnillo el agua llega apenas un día, o un chorrito. La gente pierde horas esperando la pipa, o simplemente se queda sin agua. Ese es el verdadero problema”, dijo.

A pesar de su importancia, la construcción de la presa nunca se ha iniciado formalmente. Badillo atribuye este estancamiento a una falta de voluntad política y a la lentitud burocrática del Gobierno federal. 

“Cuando se hizo el proyecto original, el Gobierno federal lo autorizó, Secretaría de Hacienda depositó alrededor de 500 millones de pesos y jamás se inició la construcción”, criticó.

Respecto a los permisos legales y ambientales necesarios para avanzar en la obra, aseguró que su existencia es condición indispensable para que la Secretaría de Hacienda apruebe el presupuesto, lo que implica que ya se han gestionado estos requisitos técnicos. No obstante, insistió en que la responsabilidad de presentar y divulgar los detalles actuales del proyecto técnico recae únicamente en el Gobierno del estado, ya que la BUAZ no ha tenido participación directa desde 2014. 

Finalmente, ante las comparaciones entre este proyecto hídrico y otras obras como el “segundo piso”, el académico fue enfático: “no se deben mezclar las cosas. Milpillas responde a una necesidad básica, real, al derecho humano al agua. Es una obra de impacto social, el otro no tenía ni pies ni cabeza”.

Concluye con una advertencia sobre los efectos de seguir postergando la presa: “el problema comienza cuando no se tiene agua durante más de una semana. En muchas colonias de la zona conurbada Zacatecas-Guadalupe, a veces el servicio llega solo un día y apenas como un chorrito. Imagínese el descontrol y el tiempo que se pierde esperando la pipa. Lo más preocupante es que esta situación ya afecta a una gran parte de las colonias en esta zona”.

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