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viernes, 19 abril, 2024
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41-XV(L)

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Por: ROLANDO ALVARADO • ALBERTO VÉLEZ RODRÍGUEZ •

El 23 de mayo pasado apareció una nota en diversos diarios locales (e.g. Imagen 23/05/17) en la que se informaba de la “toma” del Campus UAZ Siglo XXI por docentes de varias unidades académicas que reclamaban el pago contemplado en la cláusula 41-XV del Contrato Colectivo UAZ-SPAUAZ (CCT) vigente. Para la rectoría el asunto era un despropósito porque la cláusula referida establece que ese bono es para los “exclusivos” de la universidad. Los inconformes alegaron que se les había venido pagado todos los años, y que la redacción del artículo no remitía a la definición de “exclusividad” contenida en la cláusula 48 del CCT. El secretario general del SPAUAZ se negó a apoyar el movimiento, y colocó el infamante epíteto de “dobleteros” a todos los que exigían el pago del bono (e.g. NTR 24/05/17). Sin embargo otros miembros del comité ejecutivo (tres) decidieron apoyarlos. El resultado final fue ambiguo: por un lado la rectoría no reconoce que les pagará, mientras que los docentes aseguran que se pagará a una lista que fue acordada con los emisarios del rector. Es interesante notar que el rector no tuvo la capacidad de presentarse a negociar en el campus. ¿Cuál es el fondo del asunto? El que podemos entrever nosotros lo relataremos a continuación. Otro puede ser posible, pero de acuerdo a la información que tenemos la siguiente narración es la versión creíble. La UAZ está en déficit financiero, con la amenaza constante de sus dirigentes de caer en la incapacidad de pagar. La solución que parece estar en el ambiente es que la SEP diseñó un plan de rescate que consiste en tres pasos fundamentales.  I.-Jubilar a un cierto número de docentes de tiempo completo (un 10% dicen algunos, otros dan la cifra de 172). II.- Recortar un total de 172 docentes en activo, III.- Reducir las actividades de extensión e investigación al mínimo, casi hasta su desaparición (si es que de verdad existen), haciendo que todos los docentes se carguen frente a grupo (¿con el recorte de 172 se podrá lograr eso?, misterio.). Los escollos para llevar a cabo el plan de salvación son evidentes. El primero es la resistencia de los jubilables, que han hecho de su pertenencia a la UAZ un sentido vital que han mostrado estar indispuestos a abandonar. La solución consiste en ofrecerles dinero. Aquí la competencia es entre el temor al vacío existencial de esos docentes reacios a la jubilación y sus inmediatos intereses monetarios. Al respecto, la jubilación de Alfredo Femat es una manera de alentar entre sus seguidores la jubilación (para “echarle la mano al rector”). El pronóstico al respecto nos parece mediocre: quizá se vaya un 50% con esos métodos. Los métodos más directamente coercitivos podrían estar en la agenda. El recorte de 172 docentes presenta el inconveniente de que implica un cambio directo en la correlación de fuerza del aglomerado de grupos dominantes, que debería estar dispuestos a llegar a un acuerdo para deshacerse de algunos de sus votantes cautivos manteniendo el equilibrio político que creen que existe. La tentación es modificar la correlación en beneficio de sus candidatos a la rectoría (que ya están en el aire. ¡Así de breve resultó este rectorado!). ¿Se pondrán de acuerdo? Creemos que si consensan un candidato a la rectoría eso podría ser posible. Cargar a todos los docentes frente a grupo no es sencillo, aún evacuando a 172 docentes de la universidad, porque la materia laboral no existe y debe ser creada. Lo que parece fácil pero si se recuerda que ha habido cierto déficit de imaginación por parte de los directivos aquí es donde podría estar el mayor escollo. En este cuadro juega un papel el SPAUAZ debido a que es el defensor de oficio de sus agremiados. Si analizamos los puntos previos notaremos que el SPAUAZ deberá tener disposición de violar el contrato de común acuerdo con la patronal y contra los intereses de sus representados. Primero, porque si solicita reposición de las plazas de los jubilados en los términos contractuales no habrá ahorros y ese “echarle la mano al rector” quedaría en retórica. Una solución de compromiso podría ser devaluar las plazas: de tc+10 titular c volverlas tc asociado a o c. ¿Con eso se lograría el equilibrio financiero? No se sabe. Segundo, el SPAUAZ deberá tragarse su demagogia de “seguridad en el empleo” si está de acuerdo con los despidos, pero el secretario general no parece tener empacho en dejar en el olvido a sus agremiados (recuérdese la toma del Campus). La cláusula 41-XV apareció en su forma actual en el CCT-2002-2003. En el CCT de 2001-2002 el bono se entregaba a todos sin distinción. En la negociación de fines de 2002 Benjamín Romo negoció subir el valor del bono de 1.45% a 2% a cambio de añadirle la redacción ininteligible del presente. Eso fue una derrota que se actualizó hasta 2017. Lo que va en curso aparecerá, de manera fulminante, hasta después de fenecido el presente rectorado.” Jamás se da un documento de cultura sin que lo sea a la vez de la barbarie”. Aunque: “la verdad no se nos escapará”. ■

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