Este martes, en el vestíbulo del Congreso del Estado, se llevó a cabo un homenaje póstumo al escultor Ismael Guardado, uno de los creadores más importantes en la historia artística de Zacatecas, cuya obra marcó el paisaje urbano y simbólico de la entidad. Dulce Muñoz Reyes, directora del Instituto Zacatecano de Cultura (IZC), destacó la profunda huella que el artista dejó en universidades, plazas, hospitales y edificios públicos. “Zacatecas es en sí un museo vivo de su legado”, expresó.
El diputado Óscar Novella describió a Guardado como un artista total, “escultor, grabador, pintor, muralista, forjador y constructor de sueños”, cuyo arte se forjó “entre metales y silencios, entre piedra y fuego”. Destacó su trayectoria de más de cinco décadas como un trabajo riguroso, libre, rebelde y visionario, capaz de transformar lo rudo en poético y lo ancestral en vanguardia.
Esaúl Arteaga, integrante del grupo Huayrapamushka, narró la influencia temprana de la madre del artista en su gusto por la música tradicional mexicana, así como su formación artística en Francia, donde el joven Ismael migró en los años 60 con instrumentos musicales en su equipaje.
A su regreso, impulsó en Zacatecas una propuesta musical inédita que mezclaba sonidos de los Andes y de México, sembrando el terreno para lo que sería Huayrapamushka, agrupación que celebra su 50 aniversario en 2025.
“Sin haber sido académico, nadie amó tanto a la Universidad Autónoma de Zacatecas como él”, afirmó Arteaga, recordando que incluso al final de su vida trabajaba en un proyecto artístico para la UAZ que quedó inconcluso.
“En lo personal, me quedo con su arpa y con su taller, viéndolo en su taller”, rememoró Gabriela Muñoz, familiar del artista.
Por su parte, la gestora cultural Jánea Estrada evocó a Ismael Guardado como un creador que rechazaba fórmulas agotadas y buscaba una conversación constante con la naturaleza, lo sagrado y lo insólito.
“Fue un experimentador consuetudinario”, señaló, e hizo un llamado a reeditar La huella, el juego y el código visual, libro que Teresa del Conde escribió en torno a la obra del artista, así como a preservar su archivo personal.
Luis Herrera, director de la Unidad Académica de Artes (UAA-UAZ), advirtió sobre el deterioro del mural Levitación, ubicado en Rectoría, y retomó la preocupación del artista por rescatar la pinacoteca de la UAZ, donde permanecen arrumbadas obras de los siglos XVII al XXI.
Llamó a materializar un proyecto de conservación que el artista había planeado con Francisco Valerio, y subrayó el uso de arquetipos en sus obras: Prometeo, Don Quijote, Cristo, símbolos que, como en su escultura Prometeo, transmiten “el fuego de la sabiduría” a las nuevas generaciones.
En representación del gobernador, la secretaria de Educación, Gabriela Pinedo, destacó la trascendencia del legado de Ismael Guardado, al subrayar que su obra transformó el paisaje urbano de Zacatecas, y configuró la memoria colectiva y cultural de varias generaciones.
Señaló que esculturas como Prometeo han acompañado el desarrollo de la ciudad y de su gente, y que el homenaje es también un compromiso para honrar aquello que ha dado forma a la identidad zacatecana.
En el evento, el grupo Huayrapamushka participó con tres interpretaciones musicales, entre ellas Tierra Mestiza, en reconocimiento al vínculo que el artista mantuvo con la música tradicional latinoamericana y con la propia agrupación.