Sao Paulo. El ex presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, anunció que la única posibilidad de ser nuevamente candidato a las elecciones presidenciales de 2018, “sería sólo para evitar que se destruyan los logros sociales” del partido de los Trabajadores (PT), en una entrevista con la cadena Telesur, en la que calificó de “usurpador” a Michel Temer, y responsabilizó a la prensa de Brasi1 del “golpe Estado” contra Dilma Rousseff.
Lula, quien gobernó entre 2003 y 2010, aseguró que en los últimos años el PT logró que más de 36 millones de personas salieran de la miseria más extrema, y es un logro que debe ser conservado.
Sobre Temer, presidente interino de Brasil tras la suspensión de Rousseff, dijo que sólo deberá ocupar ese cargo mientras no se resuelva el juicio político contra la presidenta. “Temer sólo es interino, Dilma sólo esta suspendida por un capricho político, eso debe estar muy claro”, advirtió el ex mandatario en la entrevista, divulgada este sábado.
“La democracia está herida mortalmente con sólo 31 años de existencia y ya tenemos un golpe de Estado”, declaró el ex mandatario a Telesur. Deploró que el gobierno interino que, reiteró, ya actúa como definitivo al hacer nombramientos y adoptar medidas, haya recibido la “bendición” de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos, si bien dijo creer que el presidente estadunidense, Barack Obama, no está ni al tanto ni de acuerdo de lo que hizo su representación ante el organismo.
La semana pasada, el Senado brasileño aprobó la apertura de un juicio político contra la presidenta, acusada de maquillar las cuentas públicas, y quedó suspendida por un plazo de 180 días, periodo en que la reemplaza Temer, actual vicepresidente y líder del opositor Partido del Movimiento Democrático Brasileño.
En otra entrevista a la cadena rusa RT, Lula caracterizó como “día de indignación” la suspensión de la mandataria de su cargo, que describió como “una sangría”.
Para él, “fue casi como una violación cometida a la democracia brasileña, que permitió que la presidenta Dilma dejara la presidencia antes de terminar su mandato”.
Afirmó que “no se trataba sólo de una presidenta que estaba dejando la presidencia de forma abrupta, sino de todo un proyecto, un proyecto de sueños, de inclusión social, un proyecto que mostró al mundo que es fácil gobernar un país y resolver los problemas de pobreza del pueblo cuando se incluye a los pobres en el presupuesto del país, cuando se deja de tratarlos como apenas una estadística o un problema social y se les trata como gente, como seres humanos que tienen derechos y deberes”.
Admitió, sin embrago, que “queda mucha lucha y quedan muchas conquistas para el pueblo brasileño: conquistar los cimientos de una vida digna y decente, como la que ya han conquistado muchos países evolucionados del mundo”.
Insitió en que uno de los mayores éxitos de su país es el “salto cualitativo” que dio en cuanto a la erradicación de la pobreza.
“Lo sucedido en Brasil fue algo que despertó al mundo, pues hasta que se aplicaron sus medidas “no había ningún ejemplo de país que, en tan poco tiempo, hubiera aumentado la clase media en 340 millones de personas y que hubiera sacado a 36 millones de la miseria”.
Esto, a su juicio, molesta a una parte de la elite brasileña y a quienes piensan que los pobres deben existir.
Respecto a una posible injerencia externa en la actual crisis política de Brasil, Lula señaló que “siempre es posible”.
Indicó que el hecho de que Brasil comenzara a volverse un actor global con influencia en toda América Latina; el hecho de haber creado el Mercosur, la Unasur, la CELAC, el BRICS, entre otros proyectos internacionales, “molestó a mucha gente”.
Acusó de miopía al gobierno interino de Temer y dijo que su actitud de sumisión ante Estados Unidos y la Unión Europea, para dar la espalda a los organismos latinoamericanos y a los que incluyen a países más pobres demuestra su desconocimiento del comercio pues esos bloques contienen a casi la mitad de la población mundial.
“A este gbierno no le gustan los pobres, no les gustan los negros y no sabe de comercio exterior”.
En ambas entrevistas, Lula acusó a la prensa brasileña de haber actuado como cómplice del golpe contra Rousseff “de manera unánime. Y ahora está unánime del lado del gobierno interino”.
Aseveró que el impeachment contra la presidenta fue rechazado por la prensa internacional,con todo y que criticó la difícil situación económica brasileña de los últimos dos años, pero que los medios locales hicieron campaña en favor de la remoción de la mandataria.
La prensa internacional fue más solidaria y ha demostrado que en Brasil hubo un golpe”, sostuvo el ex presidente.
Da Silva se dijo optimista en que la presidenta reanude sus labores y que el Senado la absolverá del cargo de maniobrar indebidamente con las finanzas públicas.
Recordó que los senadores sólo votaron en favor de que el juicio contra Rousseff transcurriera, pero no la han declarado culpable de ilícito alguno.
Agregó: “Temer da la impresión a la sociedad de que Dilma no podrá regresar, pero su vuelta al cargo depende del voto de seis senadores. Cambiar su opinión no es imposible para quien convenció a 54 millones de brasileños”.
Al mencionársele que estos senadores pueden actuar de acuerdo a su filiación conservadora, y podrían no querer ser convencidos, Lula respondió: “Su conciencia los convencerá. No pueden pasar a la historia como quienes condenaron a unamujer inocente”.