16.7 C
Zacatecas
martes, 13 mayo, 2025
spot_img

El arte de la influencia

Más Leídas

- Publicidad -

Por: CITLALY AGUILAR SÁNCHEZ •

■ Inercia

- Publicidad -

En el ámbito político, como en otros, nuestra cultura tiene una honda raíz de nepotismo y compadrazgo. Se llega a los grandes puestos públicos por medio de influencias o incluso hay algunos que fungen como herencia vitalicia.

Esto genera una profunda codependencia, porque aquel que haya llegado a ocupar un lugar en el sistema por medio de “favores” o contactos, sentirá un fuerte compromiso con quien lo haya colocado, generando a su vez una larga cadena de subordinaciones nocivas.

Con esto, quien obtiene logros por méritos propios es visto no sólo con envidia sino como una amenaza que se tiene que amedrentar.

 

El terrible caso del lambiscón

Es común que en la academia haya siempre un personaje que se caracteriza por lamerle las botas a los profesores con tal de obtener, lo que siente incapaz de lograr con su propio coeficiente intelectual. Es el típico caso de aquél que carga el portafolios del profesor, que alaba cualidades incluso inexistentes en el director o que se jacta de tener una relación amistosa con sus superiores. En su cabeza, tiene la sensación de pertenecer al nivel de aquellos a los que persigue. Sin embargo, en la mayoría de los casos es un simple achichincle del que todos se aprovechan.

Pero también ocurre que esa lamebotería logra tener alcance, y que esa persona que tanto se esmera en ganar puntos por medio de la adulación, realmente logre su cometido: obtener una buena calificación o incluso, a posteriori, un puesto docente.

Desde luego esto no ocurre solo en las escuelas. En el día a día de la vida laboral de este país, el caso es evidente. Pero no concierne únicamente a ese personaje arrastrado sino también, y principalmente a aquellos que, ansiosos de poder, dan entrada a este tipo de comportamientos.

Nunca falta el profesor que califica con excelentes notas al alumno, que lejos de ser brillante, es su fanático número uno o bien, su “amigo”. Evidentemente, como ya dije, esto sucede en todas las esferas laborales.

Hay una relación simbiótica entre subordinado y subordinante implícita, aunque por lo general, el que lleva las de perder es el lambiscón, que cuando menos se lo espera, es remplazado por otro más arrastrado.

Este sistema es mucho más común dentro del famoso Partido Revolucionario Institucional, en el que, la lambisconería es incluso remunerada; nunca falta el típico personaje que anda atrás del dirigente alabando sus supuestos méritos, pero cambia de parecer con el político en turno a conveniencia.

Y peor aún, podemos observar esta conducta en el pueblo mexicano cada elección, en los mitines de campaña, cuando la población enardecida se inclina ante cualquier hijo de vecino con tal de recibir una torta de jamón y una playerita roja.

 

El inaudito asunto del aprovechado

De esta actitud nunca falta quien se aproveche, porque, como versa el popular dicho mexicano “a caballo regalado no se le busca colmillo”. Desde las escuelas, hasta las oficinas y desde luego en la política nacional, estas actitudes nos definen. Y por desgracia, hasta ahora, es casi imposible escapar de tal corrupción.

Un ejemplo muy característico de cómo se dificulta escapar de ello tiene que ver con el machismo, pues, en el caso de las mujeres, es prácticamente un defecto ser físicamente atractiva, porque nunca falta el que infiera que, debido a esta condición, es que se logró tal o cual mérito. Dentro de esta dinámica, las mujeres son un sector poco favorecido. Y de hecho, me atrevo a decir que, en muchas ocasiones los resultados sí tienen que ver con tal inferencia, pero no porque haya un contrato equitativo de por medio, sino por coacción, por necesidad o simplemente por un efecto tangencial.

Ante este panorama, cualquier horizonte pinta gris, desesperanzador. Y claro que lo es. Porque hay una parte de la población que está luchando, desde su trinchera, de ser un mejor profesionista, de aprender y de mejorar las técnicas para ofrecer al país mayor calidad en cuanto a la educación o a diversas áreas laborales. Y por ejemplo, en el caso de las universidades públicas, basifican a familiares y amigos, y cierran las puertas a los extraños con la excusa de que les falta un doctorado o experiencia laboral; irónicamente, sus dirigentes apenas si tienen el título de licenciatura y demuestran que son unos novatos en el día a día de la vida académica.

Así, cada vez parece más aterrador el paisaje para aquellos que buscan oportunidades en puestos públicos o privados. La corrupción se asoma por todas partes. Se trata de personas que representan un peligro para los intereses del nepotismo diario. Con esto se explica la cantidad, cada vez mayor, de jóvenes que se refugian en las becas para seguir estudiando, como una alternativa que aplaza la confrontación con la triste realidad.

Claro que hay casos excepcionales, de trabajadores que llegaron hasta cimas importantes trabajando honestamente, porque tampoco se trata de victimizarse ante esta situación, y se trata de gente exitosa. Desafortunadamente son los menos, y desafortunadamente la mayoría de esa minoría terminarán por acomodar a “los suyos” antes de soltar su lugar. ■

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -