La Gualdra 488 / In memoriam Juan Manuel de la Rosa [1945-2021]
Lo vi a la distancia en alguna ocasión. Supe que era artista por la cadencia con que medía sus palabras. Cuando vi su obra tuve la certeza de que había una línea luminosa y melancólica, amarilla y rojiza, que lo une a Felguérez, Goitia o Coronel. Nuestra vida es un camino circular en el desierto. Nos vamos -nos queremos ir- y, al final, regresamos siempre. Me despido de él con este poema dedicado a una de sus obras. Descanse en paz, Juan Manuel de la Rosa.
El sol de Zacatecas
Pues sí, el camino siempre es un círculo
y los trazos que hacemos por escapar
dibujan un laberinto mayor
igual al desierto donde vivo.
Y el sol, en su rabiosa andanza, quema
los colores de la tierra
y no resta más que perdurar
como plantas secas y espinosas,
con la carne recia
igual al desierto donde vivo.
Peregrinamos atados a una noria sin agua
y pensamos en los rincones
más viejos del mundo,
y viajamos solo con la imaginación,
una imaginación árida y caliente
igual al desierto donde vivo.
Somos este sol de sombra roja
marca de arena, paso de víbora,
potro encabritado en un cielo blanco
y lleno de heridas en el tiempo, un tiempo
igual al desierto donde vivo.
Un paso más lejano requiere dos de vuelta,
la diáspora de nuestro camino es un perpetuo regresar.
Regreso a ti entonces como el niño
escondido en un rincón de la casa, mi casa
hostil pero benéfica
igual al desierto donde vivo.