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miércoles, 24 abril, 2024
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Carta a Pedro Coronel

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Por: JORGE ORTEGA* •

La Gualdra 471 / Pedro Coronel 100 Años

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Querido y admirado Pedro Coronel: nací y crecí en Baja California. Pero mi madre en Zacatecas. Desde pequeño, en la frontera norte de México, ella me habló con entusiasmo y orgullo de usted. Me presentó su obra en libros, folletos y postales. No existía aún el internet y la única manera de asomarme a su trabajo pictórico y apreciarlo era a través de reproducciones impresas. Luego, al viajar a Jerez durante las vacaciones de verano, la abuela se unía en coro a mi madre y ambas proseguían afianzando mi iniciación en los grandes pintores zacatecanos, entre los que usted figuraba en primer plano. Mucho después comencé a escribir poemas y al paso del tiempo los fui aglutinando y publicando en libros. Ese ha sido mi destino, como el de usted el pincel, la brocha, el color, la materia moldeada con los dedos de la mano, planetas girando alrededor del sol de cada pieza de arte engendrada por la sensibilidad del tacto y la precisión del pulso. Hoy puedo decir que el descubrimiento de su obra fue decisivo para mí: no únicamente me permitió colonizar los abismos de la fabulación sino también aquilatar la pigmentación de las palabras, igual que las vocales cromáticas de Rimbaud. El carácter genésico, prístino, de su mundo plástico asistió la detonación de mi vocación para entrever los infinitos matices del lenguaje verbal y, al tantearlos y combinarlos, intentar nombrar nuestra naturaleza primordial. Como la pintura la poesía y viceversa. Su legado continúa vivo por sí mismo, sobra aclararlo, y se prolonga también en el arte de quienes ha inspirado. ¡Mire nada más, nunca lo traté y parece que lo hubiera! Al recordar aquellos días, caigo en cuenta de que usted es de algún modo un personaje familiar, y, por lo tanto, entrañable… y, como le confieso, piedra angular de los primeros estados de gracia que experimenté frente a la imagen zurcida de trazos enigmáticos o curvas esenciales, la tela iluminada por el hombre. En fin, le escribo para darle las gracias por todo esto. Algún día, en algún lugar, podremos quizá coincidir y será un honor darle un fuerte apretón de manos. Mientras tanto, ¡salud a la distancia con un mezcalito de Teúl y felices 100!

 

* Poeta y ensayista.

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_471_

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