■ En la realidad actual “no es viable abrir para muchos de estos establecimientos”
■ En Zacatecas hay más de 200 de estos negocios y en su mayoría decidió cerrar hasta que se normalice la situación
“Con las reducciones de horarios y de capacidad es difícil plantearse expectativas”, afirmó el propietario de un gimnasio local, quien decidió mantener su nombre y el de su negocio en el anonimato.
El consultado señaló que para los gimnasios, el 2021 es distinto y con números muy bajos, a comparación del inicio de años previos, cuando se registraban usuarios nuevos al por mayor.
Dependiendo del tamaño del gimnasio, podría haber alrededor de 300 nuevos usuarios en enero; sin embargo, en la realidad actual “no es viable abrir para muchos de estos establecimientos”, afirma.
Aunque en Zacatecas hay más de 200 gimnasios, en su mayoría decidieron cerrar hasta que se normalice la situación, mientras que alrededor de 20 trabajan con restricciones y aseguran que seguirán así “hasta que llegue la vacuna”. Estos son los “responsables” y quienes han tenido suerte.
En contraparte están los gimnasios que trabajan sin medidas sanitarias y que, en los momentos que el estado atravesó el semáforo rojo, trabajaron de manera clandestina; sin mencionar a los establecimientos que quebraron y cerraron sus puertas de manera definitiva.
Quienes están dispuestos a trabajar en tiempo y forma tienen distintas medidas de seguridad: quienes atiendan deben hacer cita para entrenar, en un periodo no mayor a una hora y media, y con cupo limitado de 25 personas por horario; “sin cita no pueden entrenar”, aseguró el entrevistado.
Agregó que para poder laborar de forma constante tuvieron que interponer un amparo, pues al tratarse de ejercicio aseguran que es una actividad esencial que a su vez puede combatir las consecuencias de Covid-19.
El propietario reafirmó que no es viable la apertura de gimnasios, en el caso de los que tienen sus puertas cerradas, aunque las personas “tengan toda la actitud de cumplir sus propósitos de año nuevo”, las limitaciones seguirán vigentes y es más fácil seguir cerrados que dar atención ya que “el semáforo nomás no baja”.
En este panorama, los dueños son quienes más se han visto afectados porque tuvieron que pagar sueldos a pesar de los periodos cierre, mientras que los instructores se vieron más tranquilos, debido a que atienden menos usuarios y perciben el mismo ingreso.
